A quién le habla Cristina...
Tecnopolis 2. Durante su inauguración, la Presidenta bailó con una comparsa de Gualeguaychú.
Viene sorprendiendo el tono coloquial con el que la Presidenta habla por cadena nacional. “El pelado ése...”, por el ministro de Economía español, esta semana. “Hay Cristinitas y también hay uno de El, con alitas; es algo soñado...”, sobre los muñecos de ella y su marido, la semana anterior. O “me daba cosita”, con los cerdos que le recordaron a Babe, la semana previa a la pasada.
También la kinestesia de la Presidenta se percibe desatada.
Llamó la atención cuando bailó ritmos tropicales en Angola, lo que repitió este
jueves en la inauguración de Tecnópolis 2 con bailarines del Carnaval de
Gualeguaychú. Y fue la propia Presidenta quien llamó a la comparsa para que se acercara
y se sumara a ella mostrando una seguridad escénica típica de quienes cruzaron
umbrales de autoestima a los que pocos acceden.
Ese desparpajo oral y gestual puede ser otra forma de
expresar la misma sensación de fortaleza que la lleva a enfrentar sin miedo y
simultáneamente la estatización de YPF, el cepo cambiario y el enfrentamiento
con Moyano, o mandar a Scioli al infierno aunque tenga que enviar a la
provincia de Buenos Aires al purgatorio.
Probablemente esta forma de hablar sea la que Cristina
Kirchner tuvo siempre con sus íntimos y hoy se la permita en la esfera pública
al sentir que ya no precisa más impostar una autoridad presidencial que le
sobra. Con la misma lógica, quizá también siempre quiso que YFP fuera estatal,
sacarse de encima a Moyano y a Scioli, o mandar al ostracismo a los Eskenazi y
otros amigos del marido, pero recién ahora puede darse el gusto.
La intensidad expresiva no sólo se destaca cualitativamente
por el tono coloquial de sus dichos y movimientos. También por lo cuantitativo:
acaba de batir el récord de uso de la cadena nacional, con tres días en una
semana.
Todo tendría que ser el producto de una sensación de
infalibilidad que emane de tener de su lado las dos armas más poderosas: la de
la razón y la del bien. La de la razón, por su convencimiento de que las
medidas que toma vienen siendo las más acertadas. Y la del bien, por la
seguridad de estar favoreciendo a los más pobres confiriendo a sus acciones
atributos morales. Quizá la ayude releer lo que Wittgenstein escribió sobre la
certeza y la diferencia entre saber y creencia.
¡Crisis ya! La verborragia expansiva sorprende más a quienes
no aprueban la gestión de la Presidenta, no la votaron en el pasado ni piensan
votarla nunca en el futuro, por el contraste entre la alegría gubernamental y
la sensación de caos terminal que les producen las malas noticias que reciben
de la economía y la inseguridad.
Para ellos, Cristina Kirchner perdió el sentido de la
realidad, retroalimentando así su propia idea de que es inminente una hecatombe
económica y social.
Con humor, la revista Barcelona tituló su tapa: “¡Crisis ya!
Los argentinos reclaman que el país, si va a explotar, explote cuanto antes.
Prefieren ‘que se pudra todo de una vez’ en lugar de ‘seguir esperando que en
algún momento se vaya todo a la mierda’”.
En el discurso del miércoles, donde repartió palos para “el
pelado ése” y para Scioli por “no trabajar ni gestionar y hacer operaciones”,
la Presidenta cargó contra uno de los dueños de la inmobiliaria Toselli. El
hombre se había quejado en el diario Clarín porque, debido a la pesificación de
las operaciones con propiedades, a su inmobiliaria “ni siquiera los curiosos
entran a preguntar”. Y la Presidenta lo castigó divulgando que esa inmobiliaria
no presentaba las declaraciones juradas de impuestos en la AFIP.
Mucho ya se escribió sobre la utilización de la AFIP para
perseguir a críticos y opositores y que la Presidenta cargó contra Toselli para
amedrentar a futuros “quejosos”. Pero hay una crítica que faltó: ¿cómo una
inmobiliaria de renombre, que publica avisos todos los días en los principales
diarios, puede no presentar su declaración jurada de impuestos durante cinco
años seguidos (desde 2007) sin que la AFIP la haya obligado a ponerse en regla
y recién reaccione cuando la Presidenta investigó? Con sistemas tan frágiles
resulta inimaginable que el Estado pueda hacer “sintonía fina” interviniendo en
la economía de manera eficaz.
En los críticos al Gobierno hay tanta pasión que a veces se
pierde de vista lo esencial. La misma pasión que hizo ver a Moyano bueno hace
unas semanas y ahora a Scioli como un estratega genial.
Filosofía punk. ¿A quién le habla Cristina cuando habla? Por
momentos parece que tanto como a Moyano, a Scioli o al presente, le habla a la
gloria, a ella misma y a la historia.
En Tesis sobre la filosofía de la historia, Walter Benjamin
se refiere a la falta de envidia general de todo lo presente respecto de su
futuro: “La imagen de felicidad que cultivamos se encuentra teñida por completo
por el tiempo al que el curso de nuestra propia existencia nos ha confinado”. Y
recomendaba a todo aquel que quisiera revivir una época quitarse de la cabeza
todo lo que supiese del curso posterior de la historia.
Es probable que Cristina Kirchner le hable al futuro y se
sienta más allá de todo. Pero le será difícil alcanzar una reforma
constitucional. El fracaso en la búsqueda de obtener los dos tercios necesarios
para nombrar a Reposo como procurador fue una señal de esas dificultades.
Benjamin cuenta que “a los judíos les estaba prohibido
investigar el futuro, la Torá y la plegaria los instruyen, en cambio, en la
rememoración. Esto los liberaba del encantamiento del futuro al que sucumben
aquellos que buscan información en adivinos”.
Cristina Kirchner no precisa esos consejos. Ella es devota
de la filosofía punk: sólo existe el presente.
© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario
Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 14 de Julio de 2012.
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