Está difícil…
Hoja de afeitar Gillette y dólar… Dibujo: Pablo Temes.
Está difícil. Cada vez
más difícil. O se volvió a poner difícil para quienes pensaban que el primer
trimestre de 2012 fue el peor y en el segundo semestre mejoraría la economía.
Presunción que se apoyaba en el mejoramiento del precio de la soja, en que
parecía que Europa no entraría en recesión y en que las trabas a las
importaciones que frenaron la actividad industrial durarían hasta julio, cuando
el Gobierno tuviera los dólares que precisa para el pago de su deuda, que vence
en agosto.
Pero no. Comenzando porque Europa empeora con nuevo impulso.
No sólo la mayor cantidad de pronósticos se orienta hoy hacia la salida de
Grecia del euro, sino que ya se augura que tras la salida de Grecia podrían
seguir ese camino España o Italia y desquebrajarse la unión monetaria de
Europa.
El dólar no aumenta únicamente frente al peso. El dólar
aumenta frente al euro por los temores sobre el futuro que genera la moneda
europea. Y también aumentó sobre el real, que se devaluó 30% en las últimas
semanas.
Y cada vez que Brasil devaluó, presagió infaliblemente la
llegada de alguna tormenta a la Argentina. En 2009 también el dólar pasó a
costar más de 2 reales en Brasil (al año siguiente fue recuperando su valor,
hasta volver a costar 1,60 por dólar y mantenerse así hasta hace pocos meses),
y ese 2009 Argentina soportó la única recesión kirchnerista, con una caía del
producto bruto del 3%, controlada dentro de todo porque el Gobierno tenía
todavía más caja que hoy para aplicar medidas contracíclicas. Y si nos vamos
más atrás, encontraremos que la megadevaluación brasileña de fines de los 90
fue la sentencia de muerte de nuestra convertibilidad.
Si Brasil devalúa su moneda el 30%, y si el euro también se
devalúa frente al dólar el 15% respecto de su techo de hace unos años, el
aumento del dólar en Argentina no sólo deberá reparar el efecto de la inflación
interna para restablecer el equilibrio comercial y la competitividad.
Muy simplemente: el 30% de devaluación acumulada en Brasil
en los últimos tiempos hace que muchos productores argentinos no puedan
competir más dentro del Mercosur, nuestro principal mercado, si Argentina no
acompaña el mismo ritmo devaluatorio, que incluye el 30% que se devaluó el real
más el porcentaje de mayor inflación en Argentina que en Brasil.
Y ése no es el mayor problema: en esta misma columna el
sábado pasado se enumeraron las ventajas que tendría para el Gobierno argentino
acelerar los aumentos del dólar oficial y sus controlables consecuencias inflacionarias
si termina de cerrar las paritarias con incrementos salariales en porcentajes
iguales o menores a la inflación del año anterior.
Otro problema es el recrudecimiento de la crisis europea,
que –aunque no sea el principal mercado para las exportaciones argentinas–
afecta el nivel de crecimiento de la economía mundial, donde las nuevas
previsiones empeoraron los pronósticos anteriores de una leve salida de la
crisis.
La caída de la actividad industrial en Argentina no fue una
excepción. EE.UU., China, Brasil, India y obviamente Europa están registrando
reducciones preocupantes. En España, sede de las casas matrices de varias de
las principales empresas extranjeras en Argentina, la situación es calamitosa:
se pronostican dos años completos más de recesión, con caídas del producto
bruto en 2012 y 2013.
Otros indicadores del enfriamiento global de la economía son
que en los últimos cuarenta días el valor promedio de todas las empresas que
operan en las Bolsas del mundo cayó 10%. Y que ni las commodities energéticas
se salvan, porque el precio del petróleo bajó 15% el último mes (esto puede ser
bueno para la situación actual de Argentina, que importa energía).
Cuando a fines del año pasado los pronósticos económicos
mundiales eran iguales o peores que los actuales y la soja amenazaba con costar
menos de 400 dólares, el Gobierno anunció la eliminación progresiva de los
subsidios. Luego, con la soja a 500 dólares, desactivó el fin de los subsidios.
No habría que descartar que las nuevas luces amarillas de la economía mundial
refloten la ortodoxia y una reducción del gasto público por el camino de la
reducción de subsidios.
El Gobierno es mucho más pragmático de lo que parece;
también retrocede, aunque lo disimule muy bien con la teatralidad de personajes
como Moreno.
Otra dificultad creciente es el déficit de las provincias.
El Gobierno nacional le avaló a Córdoba una emisión de deuda por 200 millones
de dólares. Córdoba, como prácticamente todas las provincias, viene emitiendo
deuda en pesos a plazos exiguos de pocos meses, lo que requiere continua
renovación, como si las provincias fueran pymes que no califican para un
crédito de largo plazo. La provincia de Buenos Aires sólo pudo emitir 50
millones de dólares de deuda de los aproximadamente 2 mil millones que
precisaría, y el resto sale a buscarlo también como una pyme en default, con
renovaciones continuas a plazos brevísimos y tasas caras.
Así como las devaluaciones de Brasil preanuncian crisis en
Argentina, cada vez que la provincia de Buenos Aires entra en insolvencia la
Nación sufre las consecuencias.
Todos miran a La Plata.
© Escrito por Jorge
Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires el viernes 25 de Mayo de 2012.
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