Borghi, con tanto amague de salida, de a poco logra consolidarse en un banco que quema y en el que hay que tener la cabeza fría a la hora de tomar decisiones. Desde que llegó lo único que no negoció fue el sistema y de a poco va encontrando los resultados. Hoy le ganó con autoridad a Huracán, que pocas veces inquietó a Lucchetti, por primera vez con el arco invicto desde que empezó el torneo. Fueron 13 partidos, 172 días, una eternidad... También dejó a Palermo y a Viatri firmes en su puesto, con un gol cada uno, en otra muestra más de que el Bichi cree en el doble 9 y no va a claudicar hasta que la realidad le demuestre lo contrario.
Con una tranquilidad y un andar cansino, Boca jugó al ritmo que siempre quiso imponer. Sin presiones ni apresuramientos estériles, apostó a que la pelota pasara por Escudero y el Pochi Chávez que en varias oportunidades dejaron mano a mano a Palermo, aunque en tres de las cuatro que quedaba cara a cara con Monzón el juez de línea, Alejo Castani, levantara la bandera aunque el Loco arrancaba en zona lícita.
Como venía pasando desde el inicio del torneo, Boca sufrió más de la cuenta con los centros cruzados de Huracán, porque Lucchetti no termina de dar la sensación de confianza que una defensa con tres necesita, pero tampoco hubo jugadas del Globo que realmente pusieran en riesgo su inédito invicto.
Y llegó la jugada polémica, la que casi le puso fin a un partido en el que Huracán dejó de buscar por miedo a generar espacios para que Boca lo liquidara de contra. Palermo recibió cerca de la media luna y en la media vuelta la pelota rebotó en su mano izquierda. Cuando volvió a elevarse, sacó un zurdazo cruzado que se metió en el ángulo. Hubo protestas de todo Huracán, pero dio la sensación de que no había intención de sacar ventaja cuando la pelota le dio en la mano. Bien el árbitro que dejó seguir y el línea, que tampoco levantó la bandera.
Y Boca va acomodándose para darle la bienvenida a Riquelme, que de a poco se pone a punto para sumarle fútbol a un equipo que al menos hoy demostró orden y personalidad. Y llegó el gol de Viatri, después de una dormilona de toda la defensa de Huracán que tuvo muchos méritos para que la pelota le quedara servida a Viatri.
El torneo está lejos y el superclásico está cerca. Aunque para Borghi no sirva para salvar el año, deberá entender que para el hincha sí. Que no va a alargar ni un poco su permanencia en ese banco, pero que sería un regalo preciado para un hincha que estaba acostumbrado a ganar todo y hace tiempo no puede ganar nada. El Boca de Borghi parace estar asomando de una buena vez por todas.
© Escrito por Rodrigo Calegari y publicado por el Diario Deportivo Olé el domingo 17 de Octubre de 2010.
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“Roly me pidió morir en la cancha y se lo respeté”...
La cara de Brindisi lo dice todo.
Brindisi explicó por qué no sacó a Zárate en el último cambio y fue autocrítico con el rendimiento de su Huracán: "De una situación así, se sale trabajando. No hay otra".
A Huracán le quedaba un último cambio. Miguel Angel Brindisi le preguntó a un exhausto Rolando Zárate cómo se sentía. El Roly dijo que quería seguir y, por eso, fue que el que salió para el ingreso de Mariano Martínez fue Diego Rodríguez.
"Roly dijo que quería morir en la cancha y se lo respeté", dijo, ya con la derrota consumada, Brindisi. El delantero venía de salir por lesión en el partido con All Boys, pero éste, en la Bombonera, no quiso perdérselo.
Por otra parte, el técnico aseguró que hay que hacer una autocrítica. "La realidad es así. La única expresión que tiene un equipo de fútbol es la que refleja en el campo de juego. Y la nuestra marca que estamos en una situación compleja", tiró.
En cuanto al análisis del partido, Miguelito fue claro: "Estábamos jugando con orden. No fue un partido bueno, hubo un primer tiempo regular y cuando nos estábamos acomodando, llegó el segundo gol. Ahí, no pudimos reaccionar".
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