Francos cayó en la interna Milei-Karina-Caputo…
© Escrito por Nelson Castro el sábado 01/11/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
Recuérdese que el ahora exjefe de Gabinete se había quejado por las
desautorizaciones verbales y fácticas a las que lo venía sometiendo Santiago
Caputo y hasta había reclamado públicamente –aunque sin nombrarlo– por la falta
de responsabilidad que implica no estampar la firma en los actos de gobierno.
Seguramente, al hacerlo, debió haber tenido la esperanza de que Javier Milei lo
respaldara y acabara con esa situación. Pero nada de eso ocurrió. Fue una
esperanza vana. Desde el lunes mismo las versiones alrededor de su salida del
gabinete rodaron sin cesar en una especie de continuado. Esas versiones
incluían los nombres posibles de sus sucesores. El nombre que más sonaba era el
de Santiago Caputo. Sin embargo, algunas de esas murmuraciones de pasillo daban
el nombre de Manuel Adorni como el del posible sucesor. A quienes sostuvieron
esa posibilidad les cabe el reconocimiento de un acierto.
Es el mismo acierto que tuvieron los que, hace muchos meses, anticiparon
que Adorni no asumiría su banca en la Legislatura porteña. Finalmente,
entonces, la candidatura del ahora ex vocero fue testimonial.
La interna del Gobierno le fue mostrando a Francos que sus días en el
gabinete estaban contados. En su última entrevista con Eduardo Feinmann dijo
con toda claridad que no se veía en ningún otro cargo que no fuese el de jefe
de Gabinete. Jugó su pleno en un mensaje claro para el Presidente, para su
hermana Karina y para el propio asesor estrella. Durante esas horas, también,
buscó tener un diálogo directo con Milei, intento que no prosperó. Mientras
tanto seguía estando en el centro de las especulaciones y, ante cada micrófono
se veía obligado a tener que responder –una y otra vez– que nada sabía de su
futuro. Ese hartazgo hizo eclosión el viernes por la tarde, cuando, finalmente,
tuvo lugar la conversación final con el jefe de Estado. A los que conocían las
internas en el entorno del Poder Ejecutivo, la noticia de la renuncia de
Francos no los sorprendió. Tal vez sí los sorprendió el momento, al igual que
su texto de renuncia. “Ante los persistentes trascendidos sobre modificaciones
en el Gabinete Nacional, me dirijo a Usted con el objeto de presentarle mi
renuncia al cargo de jefe de Gabinete de Ministros, para que pueda afrontar sin
condicionamientos la etapa de gobierno que se inicia luego de las elecciones
nacionales del pasado 26 de octubre”. Hay una entrelínea de reproche
indisimulable al Presidente que, ante esos “persistentes trascendidos” no hubo
por su parte –ni de su entorno– ningún movimiento para desmentirlos. Tampoco
hubo ninguna acción para frenar la salida de Francos.
En el medio de todas estas tribulaciones, el desafío del Gobierno es
uno: llevar adelante las transformaciones que la Argentina necesita para
modernizar su legislación laboral y modificar su estructura impositiva en pos
de crear las condiciones que permitan generar crecimiento y desarrollo para que
haya más y mejores fuentes de trabajo genuino, bien remunerado y en blanco.
Junto con ello está la necesidad de un Estado moderno que cumpla con su rol de
brindar educación, salud, seguridad, justicia y defensa. Esto exige consensos.
Es lo que desde todos los sectores de una sociedad que está harta de
enfrentamientos estériles le reclaman a Javier Milei. ¿Lo comprenderá? ¿Lo
comprenderá su hermana Karina? ¿Lo entenderá Santiago Caputo? En este contexto
la salida de Francos está muy cerca de ser un gol en contra. Su cintura
política y su capacidad para tender puentes en medio de los ataques de furia de
Milei contra sus aliados y sus rivales han sido únicas dentro del equipo
violeta. ¿Acaso Milei tuvo que sacrificar una de sus piezas más valiosas para
zanjar las terribles internas en el seno del poder entre su hermana y el joven
Caputo? Es probable. Lo seguro es que los tiempos se aceleraron y lo que
parecía que tendría lugar luego del recambio legislativo estalló de repente.
Varios ministros dejaron trascender que el aire en la cima del poder era irrespirable. Rápido de reflejos, el Presidente optó por intentar equilibrar el poder puertas adentro del triángulo de hierro. Al dejar ir a Francos, le allanó el camino a Caputo. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que Adorni es, junto a los Menem, uno de los mimados de la hermana Karina; con su nombramiento, se aseguró el control de la Jefatura de Gabinete para que no caiga en manos de su rival político interno. Volviendo al futuro del joven maravilla, aún no se conoce cuál será su nuevo rol pero ha trascendido que quedaría al frente de una supercartera que podría absorber interior, con amplias funciones de interlocutor político con los gobernadores, algo para lo que Manuel Adorni no parece tan habituado. “Ganó Karina” –aseguró una voz al tanto de esas luchas de poder–. Nadie puede asegurar que en la convivencia interna vuelva a reinar la concordia; lo único cierto es que el triunfo arrasador del Gobierno en las urnas le dio el poder suficiente para hundir aún más al peronismo en su crisis y le dio la oportunidad de poder avanzar con las reformas antes mencionadas para que el país arranque de una vez y para siempre. La contracara es que se acabaron las excusas, el momento de despegar es ahora o no lo será por un largo tiempo más.







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