Lo que dejó la marcha. Ante un nuevo escenario...
El Gobierno le sirvió a la oposición una plataforma
ideal para la defensa de la universidad pública. Un rejunte que podría derivar
en algo orgánico.
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Escrito por Nelson Castro el sábado 05/10/2024 y publicado por el Diario Perfil
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
El Gobierno le regaló a la oposición un escenario
perfecto al cual subirse. La masiva defensa de la universidad pública no
necesita demasiadas explicaciones. La educación superior es un aspiracional que
atraviesa todos los estratos sociales e ideologías. Esto representa un valor
profundamente arraigado en la gente. Es un valor que viene de la historia.
El tema universitario es de una enorme complejidad, de la cual la mayor
parte de la clase política vernácula no tiene la más mínima idea. La
universidad no se limita solo a transmitir conocimientos, sino también a
generarlos a través de sus institutos de investigación. A ellos hay que agregar
que, en muchos casos, brinda también servicios como ocurre con los hospitales
que de ellas dependen.
En 2001, antes del estallido de la crisis que acabó con el gobierno de
Fernando de la Rúa, una de las medidas que propuso el entonces ministro de
Economía Ricardo López Murphy consistía en recortar el presupuesto
universitario en 2 mil millones de pesos-dólares con el objetivo de equilibrar
las cuentas públicas. La reacción adversa que provocó esta medida que no se
llegó a implementar fue de tal envergadura que hizo insostenible la permanencia
en el cargo del hoy diputado nacional. Aún en la actualidad hay gente que se lo recuerda.
El tema es de una enorme complejidad, de
la cual la mayor parte de la clase política no tiene idea
El principal error que comete Javier Milei es no tener una cabal comprensión de lo que
sucede en la base, es decir, con los estudiantes, los docentes y los
investigadores. Ellos son ajenos a los tejes y manejes políticos que ocurren en
los ámbitos de poder de las altas casas de estudios en las que también existen
nichos de corrupción que deben ser combatidos. También una situación inédita
que se da con la creciente cantidad de estudiantes extranjeros que cursan sin
ningún arancelamiento. Son estudiantes que vienen aquí, se forman y gradúan
para luego regresar mayoritariamente a sus países. Pero cualquier esquema
superador debe alcanzarse con las aulas universitarias abiertas y sin poner en
riesgo cada una de las actividades antes descritas.
El Presidente y sus funcionarios creen que las universidades son
bastiones de la oposición. Es verdad que en esta marcha de alcance nacional
hubo más aparato político partidario. Pero si piensan que los dirigentes
políticos y sindicales –varios de ellos verdaderamente impresentables– que se
subieron a la marcha son su esencia es un grosero error. Entre los que
estuvieron cantando “vamos a volver” estuvo Sergio Massa adecuadamente rodeado
– y protegido – por un grupo de militantes del Frente Renovador. Es increíble
la amnesia que a veces nubla las mentes de una parte de la sociedad. Solo así
se explican los gritos de apoyo que recibió el exministro inflacionario de
algunos de los concurrentes. Parece que nadie recordó que, no bien asumió Massa
dispuso un recorte de 50 mil millones de pesos al sistema educativo. Qué
importante es hacer memoria, aunque –a veces– la realidad regala postales que
ayudan a recordar. Un ejemplo fue el efusivo abrazo del tigrense con el
exsecretario de comercio Guillermo Moreno, que también participó de la marcha.
“No hay plata”, esgrimen desde el oficialismo para fundamentar su
cerrazón a cualquier acuerdo con los rectores que signifique una concesión a
sus reclamos. Sin embargo, sí había plata para dar vuelo al armado de los
servicios de inteligencia, asignándoseles la friolera de cien mil millones de pesos
en calidad de gastos reservados. ¿Cómo se explica eso?
Al día de hoy, el oficialismo no
tiene los votos para evitar que el Congreso revierta el veto
presidencial
Al día de hoy, el Gobierno no tiene los votos para evitar que el
Congreso revierta el veto presidencial. Más allá de esto, hay una concepción
del ejercicio del poder inquietante. La creencia de que se puede gobernar a
base de los DNU y de los vetos es producto de la falta de diálogo y de la
búsqueda de acuerdos. En esto, el oficialismo también es errático y
contradictorio. ¿Cómo se entiende, si no, el acuerdo con el kirchnerismo para
dejar de lado el proyecto para limitar las reelecciones indefinidas de los
caciques sindicales?
La necesidad tiene cara de hereje. La falta de peso legislativo terminó
por disparar la reunión secreta entre Santiago Caputo y el expresidente Mauricio Macri.
La tensión entre el PRO y la Libertad Avanza volvió a elevarse luego de que el
propio Macri durante una reunión que había mantenido el jueves con el bloque de
senadores de su partido dejó claro sus diferencias con el veto que había
firmado Milei contra la Ley de Financiamiento Universitario. El encuentro en
las oficinas de Caputo fue tenso. “Se sinceraron y limaron algunas asperezas,
pero no hubo grandes avances en construir un bloque más homogéneo”, dijo una
fuente libertaria al tanto del resultado de la reunión. “No se detestan, pero
pega en el palo. Ambos saben que deben convivir”, aseguró sin anestesia un
hombre del partido amarillo. El expresidente sigue convencido de que sus
interlocutores en el Gobierno no tienen palabra. “Son educados, te dicen lo que
querés escuchar, pero después hacen lo que se les canta”, recordaron. El
problema de fondo no es de fácil resolución: Caputo cree que el PRO ya agotó su
momento político y no tiene mucho para aportar. Mauricio Macri lo sabe
perfectamente y cree que el asesor estrella actúa como una especie de filtro
que no puede doblegar.
Mientras unos y otros se sacan chispas, en el Gobierno no parecen haber
advertido algunas de las postales que la marcha universitaria les dejó. Más
allá de la presencia esperable de Massa, Lousteau, Rodríguez Larreta y
distintos miembros de La Cámpora, la sorpresa la dio Cristina Fernández de
Kirchner. Todo ese rejunte opositor podría transformarse en algo orgánico más
pronto que tarde si los números de la economía y el mal momento que atraviesa
la mayoría de la gente no se revierten en el corto plazo. El Presidente debería
tomar nota de este nuevo escenario.
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