Una política patológica…
Un gobierno que no tiene
mayorías institucionales insulta a quienes deberían darle su voto de apoyo en
el Congreso.
© Escrito por Nelson Castro el sábado
24/08/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, República Argentina.
Lo que se está viviendo
dentro del ámbito del oficialismo y sus afines es definitivamente patológico y,
por ende, inentendible. La dinámica de los hechos que se vivieron esta semana
va contra la lógica de la política. Cuando un gobierno carece de mayorías
institucionales, lo que busca es acumular poder. Para lograrlo, debe
interactuar con otras fuerzas partidarias para que alumbren los acuerdos
necesarios que le permitan unir fuerzas en pos de alcanzar los números que le
posibiliten la aprobación de las leyes que necesita el oficialismo en el poder.
Nada de esto está ocurriendo en el actual gobierno.
Veamos
lo acontecido esta semana en la política vernácula. Los senadores decidieron
aumentarse su sueldo que, entonces, pasa de 7 a 9 millones de pesos. El
Presidente criticó fuertemente esta decisión bochornosa que, efectivamente,
carece de sensibilidad y sentido común. El número es obsceno. Sin embargo, la
vicepresidenta Victoria Villarruel en principio lo convalidó, recibiendo
por esto una crítica de Milei a través del vocero presidencial, Manuel Adorni.
Sigamos. La vicepresidenta –que siente disgusto por este término y pide que se
emplee el de vicepresidente– se tomó venganza y no hizo el menor esfuerzo para
evitar la sesión del Senado en la que se trató y se terminó aprobando por dos
tercios de los votos la modificación del cálculo de movilidad jubilatoria. No
solo eso sino que, además, Victoria Villarruel celebró un comentario despectivo
que el jefe del bloque de Unión por la Patria, José Mayans, realizó sobre su
compañero de fórmula, a quien, parafraseándola, trató de “jamoncito”.
El desorden
casi de conventillo en Diputados ante el rechazo del DNU de
la SIDE fue vergonzoso.
Antes
de esto, el desorden casi de conventillo, que se vivió en la Cámara de
Diputados luego del rechazo al DNU que transfería fondos a la SIDE, fue novelesco
y vergonzoso. En la reunión de bloque del oficialismo hubo acusaciones
cruzadas, gritos y hasta la presencia del padre de una diputada libertaria que
nada tenía que hacer allí. Aires de colegio secundario propios de una
estudiantina. Muchos legisladores libertarios no tienen conciencia de la
importancia institucional que su rol debería tener. Recuérdese que en tiempos
de campaña ya se advertía que La Libertad Avanza no tenía la gente suficiente
para ocupar todos los cargos que requería la conducción en el poder. Ahora
podemos agregar que hay ejemplos suficientes que muestran que algunos de los
que llegaron tampoco tienen la idoneidad para ocupar un cargo o una banca.
Simplemente no están a la altura.
Javier Milei y Mauricio Macri cenaron el jueves por la
noche en Olivos. Se reunieron en la residencia buscando acercar posiciones y
avanzar en la concreción de un frente común entre La Libertad Avanza y el PRO.
Todo bien pero –los peros son de gran importancia siempre– después ambos se
encargaron de hacer saber sus diferencias. Milei le reprochó al expresidente su
oposición al DNU que adjudica 100 mil millones de pesos a la nueva SIDE. “Me
dio las explicaciones, la verdad que no me resultaron satisfactorias, siendo
alguien que fue jefe de Estado y sabe las necesidades en términos de
inteligencia que tiene que enfrentar la Argentina”, dijo –lapidario– en la entrevista
que le concedió a Antonio Laje en LN +. No fue el único reproche que le hizo a
Macri: los hubo también por su incapacidad para evitar que los senadores de lo
que supo ser Juntos por el Cambio aportaran los votos que permitieron la
aprobación del proyecto de ley de modificación de la fórmula del cálculo de
haberes para los jubilados. Miei ya estaba convencido de que los sinsabores de
la semana legislativa no fueron solo un descuido.
Macri,
por su parte, no se quedó atrás. Volvió a despotricar contra el entorno de
Milei. Repite ante los propios que una cosa son las reuniones mano a mano con
el líder libertario –donde todo es cordialidad– y otra muy distinta son los
hechos de la realidad. En la mesa chica del PRO y en la cabeza de algunos
gobernadores, están convencidos de que el entorno presidencial mete la cola
para desairarlos. “Nos toman de boludos”, sentenciaron. Hablar de entorno
significa, en este caso, hablar de Santiago Caputo, a quien, para que no queden dudas, el
Presidente calificó de inamovible. En verdad, Santiago Caputo es a Milei lo que
Marcos Peña fue al expresidente. Además, el “triángulo de hierro” –Karina,
alias el jefe, Caputo y Milei– está más aceitado que nunca. Lo que pasa es muy
simple: el que manda es Milei, circunstancia que él quiere hacerle sentir a
Macri permanentemente. Por eso, más de una vez, el Presidente le dijo al
expresidente una cosa y después, en los hechos, sucedió otra.
A esta altura,
el expresidente Alberto Fernández está muerto políticamente y
perdido civilmente.
No
es el único del clan Macri que se queja por esto. El jefe de Gobierno de la
Ciudad lo acompaña. Después de las arduas negociaciones que tuvo con Luis Caputo por el reintegro de los fondos, Jorge Macri
se ha encontrado con que, hasta ahora, las promesas del ministro de comenzar a
restituir los fondos que durante el gobierno de Alberto Fernández le fueron
quitados a la Ciudad no se han cumplido.
Hablando
de Fernández, la semana volvió a dejar episodios e imágenes de video que
prueban el maltrato del expresidente a la ex primera dama. También son variados
los ejemplos de la cacería libidinosa que AF montaba desde sus redes sociales
para cooptar jóvenes y seducirlas ofreciéndoles cargos en el Estado a cambio de
vaya a saber qué. Ya no quedan dudas de la vida oscura que llevaba. Pero, por
si esto fuera poco, él la denunció en la Justicia. Le endilga violación de
secretos y su difusión. Recurso de último momento para alguien que está muerto
políticamente y perdido civilmente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, indicar Nombre Completo y Lugar de Origen. Muchas Gracias