Todos contra todos - El carro delante del caballo…
Una y otra vez los políticos argentinos cometen el
mismo error y se dejan llevar por fantasmas, pujas internas y luchas estériles
por el poder.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 27/07/2024 y
publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República
Argentina.
“No hay plata”, dijo Javier Milei el 10 de diciembre de 2023 en su discurso
inaugural en las escalinatas del Congreso de la Nación frente a una multitud
que lo aclamaba.
El “No hay plata” se transformó –de inmediato– en un verdadero leitmotiv
de la actual administración. Desde entonces, el eslogan viene siendo esgrimido
como la causa por la cual algunos organismos del Estado han sido eliminados,
muchas obras públicas paralizadas y miles de empleados públicos cesanteados.
Por todo esto –y algo más– sorprendió la decisión de cerrar la Agencia Federal
de Información para recrear la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) pero con una
estructura recargada.
En efecto, de ahora en más el Sistema Nacional de Inteligencia constará
de cuatro organismos. A saber: Servicio de Inteligencia Argentino (SIA),
Agencia de Seguridad Nacional (ASN), Agencia Nacional de Ciberseguridad (ANC) y
División de Asuntos Internos (DAI). El aspecto más polémico de esta decisión es
el monto asignado para el funcionamiento de esta estructura y el que se haya
dispuesto que estos fondos sean reservados. Desde que inició su gestión, Javier Milei decidió incrementar sustancialmente los gastos
reservados de la estructura de inteligencia del Estado. Fueron incrementados en
3.194 millones de pesos, lo que representa un 391%.
La condición de gastos reservados va
en contra de los postulados de transparencia que pregona el
Gobierno.
El tema de los gastos reservados representa uno de los asuntos más
oscuros de estos cuarenta años de democracia. Con estos fondos reservados se ha
hecho literalmente cualquier cosa. Es curioso que, siendo el Presidente tan
adepto a utilizar la palabra “ensobrado” para intentar la descalificación de la
mayoría de los periodistas que lo critican, haya optado por asignar semejante
suma para una estructura que ha hecho de los “sobres” el dinero en negro
asignado a financiar a personas inescrupulosas que, como tales, fueron
verdaderos agentes del delito.
Se debe recordar que, según un informe pericial que ordenó el entonces
juez federal Rodolfo Canicoba Corral, durante los dos gobiernos del
expresidente Carlos Menem el dinero asignado a la SIDE en calidad de gastos
reservados alcanzó la suma de 3.400 millones de pesos. Por si hace falta
aclararlo, en ese tiempo del uno a uno ese monto equivalía a 3.400 millones de
dólares. Un verdadero dineral.
La condición de gastos reservados va en contra de los postulados de transparencia
que pregona el actual gobierno.
Más allá de lo señalado, la creación de esta nueva estructura es una
demostración del creciente poder de Santiago Caputo. Sergio Neiffert, el
flamante “Señor 5” –tal como se conoce en la jerga política al titular de los
organismos de Inteligencia– es un hombre sin ninguna experiencia en el área.
Fue tesorero del Consejo Escolar del municipio de Malvinas Argentinas, presidió
la empresa New Consud S.A., dedicada a una amplia gama de rubros, y es director
suplente de New Francos S.A., compañía consagrada a la construcción y a las
operaciones inmobiliarias. Un sinsentido por donde se lo mire.
En materia económica, en el Gobierno no quieren resignarse a que el piso
inflacionario quede en torno al 4% mensual. Quienes conocen el pensamiento del
ministro Luis Caputo aseguran que se sentiría mucho más cómodo
pisando el 2%. Es por eso que el Banco Central comenzó a restringir al máximo
la emisión de pesos para acercarse –de manera forzada– al ritmo de devaluación
del tipo de cambio oficial. Si se pudiera superar esa meta, confían en que el
FMI podría ayudar con nuevos desembolsos de dólares que el Gobierno necesita
para aspirar al levantamiento del cepo cambiario. El final de esa medida
distorsiva y retrógrada sigue siendo la condición no escrita para que, de una
vez por todas, ingresen las inversiones a nuestro país. Paso a paso.
No son pocos los libertarios que
miran con recelo la imagen positiva de la vicepresidenta.
La lucha contra la inflación no está terminada. Pese a la fuerte
desaceleración de los índices, aún queda mucho camino por recorrer y agosto no
será un mes fácil. Se esperan para los próximos días varios aumentos en
distintos rubros como el valor de algunas prepagas, de los alquileres –que
podría ser determinante–, de la telefonía celular, del servicio de internet y
de los combustibles, lo que podría influir en el costo de los alimentos, el
transporte y la mercadería trasladada en camión. El desmantelamiento de los
ferrocarriles se siente cada vez más y no hay políticas concretas para
restablecer las trazas y mejorar vías y velocidades.
Dos rubros son especialmente sensibles para el Gobierno por su impacto directo en la ya golpeada
clase media: las principales empresas de medicina prepaga les comunicaron a sus
clientes que aplicarán un nuevo incremento en torno al 4%. Por otra parte,
muchos inquilinos quedaron atados a la antigua ley de alquileres y, de acuerdo
a la evolución del Índice de Contratos de Locación (ICL), podrían enfrentar
aumentos mayores al 200%. El Gobierno necesita imperiosamente sostener su nivel
de imagen positiva, que se apoya en la baja del costo de vida y el equilibrio
fiscal. No es poco pero no hay hasta el momento mucho más para mostrar. “La
gente banca la sinceridad del Presidente y está dispuesta a hacer el sacrificio
que demanda la situación, pero sabemos que todo tiene un límite. No podemos
aventurarnos lanzando fechas concretas pero lo ideal sería llegar a fin de año
con índices de mejora en la actividad económica”, asegura una alta fuente
de La Libertad Avanza.
En este contexto, en el oficialismo no pueden darse el lujo de cometer
errores y mucho menos dejarse llevar por pujas internas que son estériles. La
escalada en el malestar existente entre Milei y Victoria Villarruel no ayuda.
La relación está rota y no son pocos los libertarios que miran con recelo la
imagen positiva de la vicepresidenta como posible disparador para una aventura
política independiente. Integrantes o no de la casta, los políticos argentinos
no dejan de cometer el mismo error: poner el carro por delante del caballo y
dejarse contaminar por fantasmas y luchas tempranas por el poder.
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