Los ajustados de siempre…
Javier Milei. Diujo: Pablo Temes.
© Escrito por Carlos Burgueño el sábado 09/03/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
Cuando dos osos pelean, el que pierde es el piso. Esto dice un viejo dicho ruso, muy utilizado durante la Guerra Fría en ambos lados del conflicto. Y que aplica al debate sobre el ajuste fiscal argentino versión 2024. En general, los conflictos por dinero entre la Nación y alguna provincia que nacen por la disminución del envío de fondos desde el Ejecutivo a algún gobernador no terminan con un ajuste en la región perjudicada, sino en un aumento en la presión impositiva en ese territorio.
Aunque el debate entre el gobernante que quita el dinero y el perjudicado se vea embanderado por el recorte de gastos públicos, por lo mucho que gasta “la casta” y el hecho de que “no hay plata”, y que en el bando contrario se afirme que en realidad los poderosos quieren ejecutar su venganza y multiplicar sus panes, quitándole fondos al pueblo, siempre estos conflictos por dinero que van de un lado a otro terminan de la misma manera.
El damnificado descubre la manera de cobrar el faltante en los ciudadanos a los que se quiere defender. Sea desde la cúpula gubernamental o desde el responsable de una provincia o municipio. En la historia reciente de la Argentina, nunca un responsable de manejar un territorio (sea de la ideología que sea) cubrió el faltante con un ajuste interno, con una disminución de gastos superfluos, con la suspensión de algún recital o la eliminación de algún privilegio. Siempre, la solución del conflicto fiscal se resolvió aumentando la presión de fondos sobre el contribuyente local. El debate es en realidad por el impuesto o tributo a incrementar. Nunca en su disminución.
Es lo que se vive hoy en día. Y lo que, por ejemplo, están experimentando los residentes de provincias como Buenos Aires, La Rioja, Misiones, Córdoba y otras, donde las facturas y boletas de rentas, impuestos locales e ingresos brutos se están multiplicando; mientras sus gobernadores están en plena pelea con Javier Milei por los fondos quitados de la coparticipación o las líneas discrecionales varias.
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Y es lo que determina el último
informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) publicado esta
semana, y donde se estudia detenidamente el conflicto surgido durante el
gobierno de Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta, ante la quita de fondos
de la Nación para reenviárselos a la provincia de Buenos Aires. Menciona la
entidad que maneja Nadin Argañaraz que “los conflictos entre Nación y
provincias por recursos fiscales terminan con subas de impuestos: el ejemplo
reciente de CABA.
En 2023, el aumento de la presión tributaria de Ingresos
Brutos originada en gravar intereses de pasivos monetarios del BCRA habría sido
del 0,28% del PIB”. Afirma la entidad que “en 2023 CABA aumentó su presión
tributaria efectiva de IIBB de manera significativa entre 2019 y 2023 respecto
al grupo de provincias formado por Buenos Aires, Córdoba y Mendoza”. Menciona
además que la presión tributaria efectiva de CABA aumentó 0,38 puntos
porcentuales del PIB, mientras que la del grupo lo hizo solamente en 0,1 p.p.
del PIB. El motivo principal que explica la diferencia, de 0,28 p.p. del PIB,
habría sido el gravamen a las Leliq, que tuvieron un gran aumento en el año
2023.
Aquel conflicto aún no resuelto marcó
que como resultado neto final del descenso de envíos nacionales y la suba de
presión tributaria de ingresos brutos, CABA en 2023 habría recuperado los
ingresos perdidos y obtenido ingresos extras por $ 77 mil millones constantes
de diciembre de 2023, pero terminó con un incremento de la presión tributaria
efectiva del segundo impuesto más distorsivo que tiene la estructura tributaria
argentina, más allá de estar oculto en el precio de bienes y servicios.
El FMI y el Papa advierten:
sin clase media fracasará el ajuste
La metáfora del conflicto entre Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof es
que la provincia de Buenos Aires mantuvo los fondos gracias a la licuación de
gastos, la Ciudad los recuperó y la Nación no perdió. Pero la presión
tributaria general se incrementó.
La semana pasada, Axel Kicillof anunció que en la provincia de Buenos Aires se
aplicará próximamente un pago extraordinario del impuesto a los ingresos
brutos, el más distorsivo de todo el sistema tributario argentino y aquel que
todos los analistas afirman que debe ser el primero en ser desmantelado con el
objetivo de cubrir parte de los fondos quitados desde la Nación en medio del
ajuste libertario. Se afirma que solo lo pagarán los sectores de mayores
ingresos y que por ahora quedarán fuera las pymes.
Sin embargo, el análisis del
mosaico tributario afirma que quienes liquidan ingresos brutos en Buenos Aires
(aun los mayores aportantes) son grandes empresas industriales. Muchas de las
cuales están hoy al borde de ingresar en terapia intensiva. Y que están en
condiciones paupérrimas de calcular “ingresos”, aunque sean brutos. Mientras
tanto, también en Buenos Aires, se está aplicando un ajuste en las tarifas
locales de rentas superiores al 200%; mientras que en los automóviles la suba es del 180%. Se replica la foto en el resto de las provincias.
Hasta marzo de 2024, ninguna repartición, ni cercana ni lejana a los
libertarios, aceptó la propuesta del Presidente de reducir el gasto público. La
elección del ajuste fue trasladar el costo a los ciudadanos. Que curiosamente
coinciden con los votantes. A los que se les prometió otra cosa para este 2024.
Tanto desde la Nación como desde las provincias.
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