Homenaje a la
tripulación de la aeronave Neptune accidentada en la Antártida en 1976…
Avión Neptune 2-P-103 de la Armada Argentina
La
ceremonia tuvo lugar a bordo del buque de investigación de la Armada Búlgara
“Santos Cirilo y Metodio” y en las cercanías del sitio donde científicos de ese
país habrían descubierto restos de la aeronave.
© Publicado el
martes 06/02/2024 por el Periódico Digital Gaceta Marinera de la Ciudad de
Punta Alta, Provincia de Buenos Aires, República Argentina.
Islas
Shetland del Sur, Antártida – En proximidades de Punta Barnard en la Isla
Livingston, perteneciente al archipiélago de las Islas Shetland del Sur, se
llevó a cabo una ceremonia en memoria de la tripulación del
avión Neptune 2-P-103 de la Armada Argentina, que se accidentó en 1976, y del
helicóptero Bell 212 AE-451 del Ejército Argentino, que se precipitó durante
las operaciones de recuperación en 1977.
Este homenaje adquirió especial relevancia debido a que
actualmente el buque búlgaro transporta restos posiblemente pertenecientes a la
aeronave Neptune, que impactó en esa zona durante un vuelo glaciológico el 15
de septiembre de 1976.
La ceremonia fue presidida por el Director de la Academia Naval
Búlgara, Almirante Boyan Mednikarov; acompañado por el Director del Instituto
Búlgaro, Profesor Christo Pimpirev; el embajador de Bulgaria en Argentina,
Stoyan Mihaylov y el Director General de la agencia oficial de noticias búlgara
BTA, Kiril Valchev.
Durante
la rendición de honores, en la que participó la dotación del buque y
científicos de España y Bulgaria, diferentes autoridades búlgaras pronunciaron
palabras alusivas. En representación de la Armada Argentina, el Capitán de
Corbeta Lucas Acosta Salcedo, asesor náutico embarcado durante la expedición,
dirigió una alocución, la cual fue leída en español y traducida al búlgaro
frente a todos los presentes.
Luego de describir lo ocurrido con ambas aeronaves, el Capitán
Acosta Salcedo concluyó diciendo que “la tripulación del Neptune de la Armada
Argentina, junto con los camaradas del helicóptero Bell 212 del Ejército
Argentino, son eternos guardianes del territorio antártico, y un claro ejemplo
de camaradería y abnegación en el cumplimiento del deber hasta la ofrenda de lo
más sagrado, que es la vida misma”.
El
accidente aéreo
El 15 de septiembre de 1976, el avión Neptune 2-P-103,
perteneciente a la Escuadrilla Aeronaval de Exploración de la Armada Argentina,
despegó en horas de la mañana desde la Base Aeronaval Río Grande. La misión
encomendada consistía en realizar un vuelo de reconocimiento glaciológico sobre
el pasaje Drake e islas Shetlands del Sur, contribuyendo así a las actividades
del Rompehielos A.R.A. General San Martín (Q-4) durante la Campaña Antártica
1976-1977.
La dotación estaba conformada por el Comandante de la aeronave,
Capitán de Corbeta Arnaldo Mutto; los Tenientes de Navío Miguel Berraz y
Romualdo Migliardo; el Teniente de Corbeta Claudio Cabut; los Suboficiales
Segundos Nelson Villagra, Juan Noto y Remberto Brizuela; el Cabo Principal Omar
Campastri; el Cabo Primero Benjamín Scesa; y el corresponsal (camarógrafo) de
Canal 13 TV Ushuaia, Rodolfo Rivarola.
Ante la
falta de comunicación con el avión, se declaró la alerta y desplegaron
aeronaves de búsqueda y rescate. El 18 de septiembre de 1976, finalmente, se
localizó el lugar del impacto en una de las laderas del Monte Barnard de la
isla Livingston, confirmándose esto unos días después, el 24, por otra aeronave
con capacidad para realizar vuelos a baja altura.
En respuesta al accidente, se envió el rompehielos A.R.A. General
San Martin (Q-4) a la Antártida con la misión de rescatar a posibles sobrevivientes,
arribando el 4 de octubre del mismo año. Aunque el helicóptero Alouette
embarcado logró confirmar la presencia de algunos restos entre la montaña y el
glaciar, no se encontraron sobrevivientes. Se decidió entonces intentar el
rescate de cuerpos y restos de la aeronave durante el verano, aprovechando
condiciones meteorológicas más favorables.
En enero
de 1977, se coordinó una compleja operación de rescate en un área de difícil
acceso, a 1500 metros de altura y con una inclinación de 70°, con la
participación de medios de la Armada y del Ejército.
Lamentablemente, durante el apoyo a esta tarea, el helicóptero
Bell 212 AE-451 del Ejército Argentino experimentó un desmejoramiento repentino
de las condiciones meteorológicas, precipitándose a tierra y falleciendo en el
acto sus tres tripulantes: el Teniente Primero Mario García, el Teniente
Alejandro Merani y el Sargento mecánico Ricardo Segura.
Ante la tragedia, la mayor registrada desde el inicio de la
presencia argentina en la Antártida, se decidió no volver a intentar el rescate
de los cuerpos.
Potencial
hallazgo de los restos del Neptune 2-P-103
El 15 de enero actual, tras más de 47 años del siniestro de la
aeronave argentina, en el marco de las tareas de investigaciones realizadas por
los científicos búlgaros durante la 32° campaña antártica científica, se
encontraron restos de un vehículo de tipo militar coincidentes con los de una
aeronave. Geólogos, tomando muestras en el área de Punta Barnard, descubrieron
los mismos, los cuales fueron embarcados a bordo del buque de investigación de
la Armada búlgara.
El 19 de enero, con el objetivo de encontrar indicios que
ayudaran a identificar el origen de las partes previamente halladas, las
autoridades búlgaras enviaron un grupo de alpinistas e investigadores. Estos
lograron encontrar más elementos, que también fueron embarcados.
Ya a bordo de dicha unidad, se identificaron como parte de una
aeronave militar. Gracias a una inscripción en español encontrada en piezas
halladas y a la imagen del “sol de mayo” típico de los timones de dirección de
las aeronaves pertenecientes al componente de la Aviación Naval, se relacionó
con la aeronave argentina Neptune 2-P-103.
Luego de que las autoridades búlgaras se comunicaran con las
argentinas para informar sobre el hallazgo y ponerse a disposición, se coordinó
la entrega de los restos para el 21 de febrero en la Base Naval Mar del Plata,
durante la escala logística prevista por la embarcación de la Armada Búlgara.
Una vez entregados, serán trasladados al Arsenal Aeronaval
Comandante Espora. Este ente técnico cuenta con la autoridad necesaria para
certificar si los mismos pertenecen a la aeronave en cuestión; todo ello bajo
la supervisión de la Jefatura de Mantenimiento y Arsenales de la Armada.
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