Un
nuevo tablero político…
Nada será igual después de los comicios. Se viene un cambio brutal y despiadado de sistema.
Cuando en la tarde-noche del sábado 1º de octubre comenzaron a circular las fotos subidas a sus redes por Sofía Clerici, mostrando a Martín Insaurralde a bordo del yate Bandido en las aguas del mar Mediterráneo en las cercanías de Marbella, se abrió una caja de Pandora de contenido explosivo por el cual nadie de los que conocen bien, al que hasta hace una semana era el jefe de Gabinete de Axel Kicillof, se sorprendió. Como bien lo dijo Daniel Bilotta, un conocedor al dedillo de la geografía política del Gran Buenos Aires, “lo único sorprendente es que las conductas ‘desordenadas’ de Insaurralde se hayan mantenido en secreto durante tanto tiempo”. Evidentemente, alguien o algunos lo protegieron. Eso dejó de ocurrir en la fatídica tarde-noche del primer día de octubre.
Desde entonces, la situación dentro
de No Tanta Unión por la Patria, es crecientemente complicada. Insaurralde fue
elevado al rango de jefe de Gabinete por decisión directa de Cristina Fernández
de Kirchner. Fue ella quien lo hizo viajar a Axel Kicillof a El Calafate, para
imponérselo luego de la debacle en las urnas de noviembre de 2021.
Esta decisión terminó por disparar las peleas entre el gobernador y Máximo Kirchner quien, por su parte, tiene un manejo directo de la campaña electoral, junto con Sergio Massa y el ex intendente de Lomas de Zamora. Para quien puede no llegar a comprender lo que abarca las decisiones de la campaña electoral, hay que decir que eso incluye el manejo de la plata, nada menos.
El presente político del hijo de la
vicepresidenta es muy complicado y aún peor pinta su futuro. Máximo es el
presidente del PJ bonaerense. El único “mérito” que tuvo para alcanzar ese
sitial de conducción fue ser hijo de CFK. El affaire Insaurralde le ha puesto
fin a su gestión. Son muchos los que quieren liberarse de él, empezando por el
mismísimo Kicillof. CFK, su hijo y el exintendente de Lomas, formaban un tándem
cuya cercanía es indiscutible. La situación electoral en el Conurbano está
directamente afectada por este hecho. “Esto le pega a los intendentes nuestros,
justo en el momento en que habían decidido militar la candidatura de Sergio”,
cuenta con preocupación una voz del riñón del peronismo bonaerense. Nadie que
tenga dos dedos de frente puede creer que las fotos de la discordia fueron un
descuido.
Insaurralde no se percató del riesgo que implicaban esas imágenes, al momento
de ser tomadas por una sencilla razón: su manejo del poder y la seguridad que
le produce saberse impune. Todo vale. Todo es “manejable” y, en última
instancia, siempre se podrá hacer control de daños. El cimbronazo obligó,
además, a poner las barbas en remojo a la mayoría de los líderes territoriales
que han venido haciendo del despilfarro en sus gastos personales un modo de vida.
El dinero mal habido de la política y las cajas interminables son la contracara
de la pobreza que hoy llega al 40% y que roza el 10% de indigencia. Al dejar de
lado la frialdad de las mediciones la tragedia se comprende mejor: se trata de
18,6 millones de personas y 2,7 millones respectivamente.
Claro que no es sólo el “Yategate” el que complica las chances electorales del oficialismo: la irrefrenable disparada del dólar “blue” y sus efectos sobre los precios es un agregado letal para Massa y compañía. “En un contexto de crisis como el actual, las semanas previas a las elecciones siempre han sido traumáticas con correcciones permanentes del tipo de cambio libre. Lo mismo ocurrirá el día después de la votación dependiendo de quién se quede con el triunfo. En el pasado reciente los ejemplos sobran” –aseguró una voz de la city porteña. De forma sostenida en el último año, el problema sigue siendo la ausencia de billetes de la moneda estadounidense. El Banco Central no tiene poder de fuego para afrontar una eventual corrida de aquí hasta las elecciones. Quienes conocen sus números sostienen que tendría solo US$ 2 mil millones libres para salir a intervenir en el mercado. La nada misma.
El otro condimento letal para la población es la interminable remarcación de precios. “No nos queda otra opción; se vienen dos semanas clave y es muy difícil sostener los precios actuales ante tanta incertidumbre” –se defienden en sectores del retail. Para colmo de males Javier Milei, el candidato con mayores chances de llegar al ballottage y quedarse con el triunfo no para de echar leña al fuego. En su reunión con empresarios en Mar del Plata, una especie de contra-Coloquio de IDEA de poco vuelo, agitó las aguas y volvió a repetir ante quienes lo escuchaban que la actual “podría ser la crisis más profunda de la historia de la Argentina”.
Para variar, el radical de Evolución Emiliano Yacobitti, salió a criticar a Mauricio Macri alegando que traiciona a Juntos por el Cambio haciéndole guiños a Milei. Hay mucho de cola de paja en sus afirmaciones, luego de ser señalado por votar los proyectos del kirchnerismo en el Congreso a cambio de la creación de nuevas universidades. La caja siempre tira. Lo cierto es que, por estas horas, la unidad de JxC pende de un hilo. En sólo dos semanas el resultado electoral redefinirá el tablero político de forma brutal y sin retorno.
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