domingo, 30 de octubre de 2022

País angustiado. Tiros por elevación... @dealgunamaneraok...

 País angustiado. Tiros por elevación...

ARGENTINA, 1983. Raúl Alfonsín. Dibujo: Pablo Temes

La trampa de la antinomia, que permite ganar las elecciones, pero no gobernar. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 29/10/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Un domingo como hoy, de hace 39 años, la fórmula integrada por Raúl Alfonsín y Víctor Martínez, ganaba las elecciones que marcaban el fin de la dictadura más cruel de la historia de la Argentina. 

 

La victoria de la Unión Cívica Radical fue impactante y expresó el deseo mayoritario de una sociedad que quería vivir bajo los valores de la democracia, es decir, el pluralismo, la tolerancia y el respeto al pensamiento diferente. Desde aquel 30 de octubre de 1983 hasta hoy, la democracia argentina ha venido experimentando un nivel de degradación que parece ser imparable, producto de la crisis de representación que hoy padece nuestro país. El concepto del otro se ha trastrocado significativamente. Ese trastrocamiento ha representado una mutación del concepto de pluralismo hacia el de antinomia. El pluralismo es la esencia de la democracia.

 

La antinomia, por el contrario, no. La antinomia, cuya utilización o exacerbación permite ganar elecciones, impide gobernar. Es lo que le está pasando a esta administración. Es lo que le pasó a Mauricio Macri. Y es lo que le va a pasar al próximo que gobierne si decide insistir con esta táctica. 

 

La sesión de la Cámara de Diputados en la que se dio media sanción al proyecto del Presupuesto de la Nación, fue un ejemplo más de la caída libre en la que se encuentra la dirigencia política vernácula. 

 

La conducta funcional al kirchnerismo de Javier Milei y sus secuaces, que se ausentaron del recinto y permitieron que se aprobara el nuevo impuesto a los billetes de avión, fue escandalosa. De igual calibre es el calificativo que le cabe a la diputada Margarita Stolbizer, quien, ante la eventualidad de caer en las manos de Morfeo –el rey del sueño– optó por irse a dormir, importándole tan poco como la nada lo que pasase en la votación en particular del proyecto. 

 

Lo que pasó con el Presupuesto bien puede repetirse con el proyecto para la derogación de la PASO. 


Por si alguien lo olvidó, las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), fueron impulsadas por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, cuyos partidarios quieren hoy derogarla. Como decía el gran poeta sevillano Antonio Machado, “no es triste la verdad, lo que no tiene es remedio, y no es bueno ir por la vida permanentemente camuflado”.

 

¿De qué gobierno habla Cristina Kirchner cuando lanza sus críticas por Twitter? De su gobierno.

 

Las negociaciones que fluyeron en el detrás de escena de la votación del miércoles también se convirtieron en un toma y daca que debería avergonzar a la dirigencia toda. Una parte significativa del radicalismo terminó votando el Presupuesto por conveniencia que, de la boca para afuera, disfrazaron de convicción. “Los radicales necesitaban fondos para las universidades que manejan, no olvidemos que Emiliano Yacobitti es el vicerrector de la Universidad de Buenos Aires.

 

Parece que los de Evolución que prometieron ser diferentes al resto, echaron mano bastante rápido de las costumbres de la vieja política. 

 

“Eso sin contar que, varios de ellos sin ninguna pericia técnica, no tenían la más mínima idea de lo que estaban votando” –dijo furioso un diputado de su propia coalición. 

 

Algo similar le ocurrió al propio Carlos Heller, del FdT, que tuvo que retirar dos artículos que perjudicaban el financiamiento de las Pymes –utilizando facturas de crédito electrónicas– en la votación en particular.

¿Qué es lo curioso de esta actitud? Que él mismo reconoció que había sido quien introdujo esos artículos dañinos para muchos pequeños empresarios, que con gran esfuerzo luchan por abrir la persiana todos los días. Quizás deba poner más atención en las reuniones de comisión en lugar de apurar la firma de los dictámenes, para poder irse a la cancha a ver a Boca Juniors, cosa que también se tomó livianamente y lo advirtió públicamente. 
 

El que avisa no traiciona. 

 

Dentro de la fallida coalición gobernante las cosas se complican en el día a día. La obsesión de CFK y de La Cámpora por eliminar las PASO es, a esta altura, una cuestión de Estado sobre todo por la férrea, pero solitaria resistencia del Presidente. Alberto Fernández, en su mundo de fantasía, insiste en que quiere competir. 

 

El tuit de la vice es otra muestra de la falta de respeto a su propia investidura y a la ciudadanía: “Resulta francamente inaceptable el aumento, esta vez de dos dígitos (13,8%) que el Gobierno autorizó a las empresas de medicina prepaga y que, de esta forma, suman el 114% anual”.  

 

La pregunta que cae de maduro es la misma que surge cada vez que CFK intenta despegarse de los problemas: ¿De qué gobierno habla? Su gobierno. Por más que lo intente, ella es tan responsable de todo lo que ocurre dentro de la coalición como su elegido a quien hoy detesta. 

 

Uno de los apuntados con ese tuit es Claudio Belocopitt, el cerebro de la Unión Argentina de Salud (UAS). Pero hay allí un tiro por elevación a Sergio Massa por el supuesto manejo “permisivo” de la economía. El tigrense ya había avisado que si no lo dejaban hacer su trabajo, se iría. Todo es humo y escombros en el oficialismo, pero la vida tampoco es color de rosa en la oposición. 

 

Mauricio Macri hace el juego que más le gusta. 

 

Se coloca por encima de todos los dirigentes del espacio con la vara para bendecir candidatos. En JXC todo es nerviosismo. La duda en torno a la decisión de la candidatura del ex presidente sigue latente como una espada de Damocles. 

 

La Argentina sin rumbo, vuelve a condenar a sus ciudadanos a la angustia, la desesperanza y a la nada misma.




   

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