Sabor a poco…
Dibujo:
Pablo Temes ¿Tajaí? Sergio Massa.
Los anuncios de Massa suenan
a una hoja de ruta voluntariosa sin precisiones.
Escrito por
Nelson Castro el sábado 06/08/2022 y Publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de las/os Argentinas/os.
La incipiente tregua
entre los líderes del Frente de Todos contra Todos comenzó
sobre las premisas equivocadas. En la cumbre tripartita del poder –en verdad
debería decirse bifronte, porque el presidente Alberto Fernández carece ya de
toda gravitación– se cree que una mejora en los números de la economía podría
ordenar el descalabro político. Cualquier observador de la historia reciente
sabe que, en este caso, el orden de los factores altera el producto. El
alineamiento político es fundamental para luego poner en marcha un plan más o
menos coherente. Sergio Massa tuvo que
aclarar varias veces que no llegó al cargo de “superministro” –término que
acuñaron en su propio entorno– como un mago o salvador.
Es tarde y la realidad lo desmiente. Él mismo se compró ese mote que, a horas
de asumir, ya comenzó a pesarle. “Montaron una sesión multitudinaria en la
Cámara de Diputados para una renuncia. Nunca he visto algo así, siendo que tuve
que renunciar a cargos de mayor jerarquía. Cuando uno se va entorna la puerta y
punto”, dijo por lo bajo un ex ministro nacional.
La jura y asunción del
flamante ministro en el Salón Bicentenario, con más de 500 invitados,
resultó otro despropósito que dejó mal parado al propio presidente de la
Nación, en lo que fue lisa y llanamente una inversión de jerarquías. Sergio Massa y los
suyos hicieron una puesta en escena digna de un acto de asunción presidencial.
“Probarse el traje antes de tiempo siempre tiene consecuencias”, acotó una
fuente parlamentaria. En este contexto, tampoco llamó la atención un sondeo de
opinión del que dieron cuenta varias personas que recibieron el llamado en sus
teléfonos particulares. La encuesta realizada por algún tipo de software que
registraba las respuestas en base a un múltiple choice comenzó indagando sobre
la imagen de una tanda de políticos y posibles candidatos, más o menos
razonables, hasta que se detuvo puntualmente sobre la calidad del trabajo del
presidente de la Cámara de Diputados –algo que la mayoría desconoce–, la imagen
de su esposa, Malena Galmarini, y una
pregunta curiosa que rozó lo ridículo: “¿Cómo evaluaría la calidad del servicio
de AYSA?”, quiso saber quién la diseñó.
Al menos el líder del Frente Renovador
nunca ocultó sus deseos de llegar al sillón de Rivadavia. Este es un punto
clave de toda esta movida causada por la desesperación ante el fracaso rotundo
del Gobierno. Para Massa, esta oportunidad es vital para comenzar a dar forma a
su candidatura presidencial. Quemó las naves. Es a todo o nada. Todos dentro
del Gobierno lo saben. Y fuera, también.
Las medidas anunciadas por el ministro
fueron formuladas con enunciados razonables que, al mismo tiempo, dejaron sabor
a poco. Nada se dijo acerca de cómo se realizaría el ajuste fiscal, el recupero
de reservas del BCRA y
el control específico del dólar blue y los dólares financieros, el fin para el
descontrol de las letras de liquidez (Leliq), ni cómo harían para seducir al
campo a la hora de liquidar los dólares de la cosecha. Una cosa más, la palabra
inflación llegó sobre el final a raíz de la pertinente pregunta de la colega de
C5N Estefanía Pozzo, que molestó a Massa. No hubo respuesta para esa demanda
como tampoco anuncios de medidas concretas.
De lo que quedó de la semana hay que
subrayar que la baja del dólar (producto de las ventas que realizaron
empresarios cercanos al nuevo ministro) que siguió a su designación se frenó,
lo que obligó al Banco Central a perder reservas para evitar un repunte del
valor de la divisa estadounidense.
Sin embargo, lo que quedó muy claro
es el brutal ajuste al que será sometida la población. Varios miembros del
macrismo se han sentado a esperar con un balde de pochoclo en la mano para ver
pasar a los jóvenes de La Cámpora aplaudiendo las medidas que terminarán de
hundir en la pobreza la clase media y la clase media baja. “Dejen trabajar a
Sergio”, ahora repiten desde el Instituto Patria, donde también habían recalado
algunos massistas de la primera hora en busca de un horizonte mejor pensando
que a su líder se le había acabado la pólvora. La segmentación de tarifas de
luz y gas podría ser virtualmente inaplicable. No está en discusión que los
valores de los servicios deben actualizarse –sobre todo en el área
metropolitana de Buenos Aires– pero la forma en que se hará promete un
descalabro económico cuando lleguen las facturas y un golpe seguro sobre el
índice de inflación.
“Les tocó el turno a ellos. Nosotros cometimos errores en
la implementación, pero si nos hubieran dejado hacer lo que teníamos que hacer
no estaríamos en la tremenda emergencia que hoy estamos viviendo”, aseguró un
ex funcionario de Cambiemos, sintiéndose reivindicado ante la necesidad de
recortar subsidios que implementará el gobierno kirchnerista.
“Esto es lo mismo que quería hacer
(Martín) Guzmán y nunca lo
dejaron”, señala con amargura y bronca una voz cercana al ex ministro. Massa
representa el intento de revivir el peronismo de los 90, es decir, una especie
de neomenemismo, para lo cual enfrenta varios problemas. El primero y principal
tiene nombre y apellido: Cristina Fernández de Kirchner. Fue ella la que aprobó
la llegada del tigrense al gabinete. La causa fue muy simple: el pánico frente
al iceberg. El pánico es un elemento ordenador ante una emergencia que no
reemplaza las ideologías. Las convicciones de CFK son siempre las mismas. Y
esas convicciones son contrarias a muchas de las medidas que intentará
implementar la nueva gestión económica. Las dificultades para los
nombramientos, tanto del viceministro de Economía así como también del
secretario de Energía, son un botón de muestra. A este respecto, la posible
designación de Gabriel Rubinstein, que el massismo dio por hecha en el mediodía
del viernes, sigue haciendo mucho ruido dentro del
kirchnerismo.
Este plan de ajuste es –en verdad–
un plan de aguante. En las mentes afiebradas del poder se ilusionan con lograr
una cierta estabilidad que les permita
llegar al Mundial. Se esperanzan con que, de la mano de Lionel
Messi, la Argentina gane la Copa del Mundo y esto le dé al peronismo aire a fin
de llegar, luego del relax del verano, a marzo para comenzar con la campaña
electoral. Maquiavelismo puro.
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