Mezquindades…
“Decir astutos es decir mediocres”. Víctor Hugo. Dibujo: Pablo Temes.
En la política argentina solo hay una disputa despiadada por el poder, nada más.
© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Si quiere
protegerse de la inflación, invierta en un plazo fijo UVA”. Ese fue el consejo del presidente del Banco
Central, Miguel Ángel Pesce. Una pintura de la desconexión de la
realidad que viven algunos funcionarios y padecen los argentinos.
“¿A quién le hizo esa recomendación? Sonó
un poquito intempestiva para todos los que no tienen capacidad de ahorro y ven
cómo su salario –si tienen la suerte de tenerlo– se deprecia día a día y el
changuito del supermercado le queda cada vez más grande”, señaló un economista
crítico del Gobierno que no podía salir de su asombro. “En este país el que no
corre vuela y el que no vuela es porque está apalancado en inversiones con
retornos aceptables en moneda extranjera. Hablamos del 2% de la población, con
suerte”.
Estamos en un país donde el que gana más de
130 mil pesos está en el 20% más rico de la Argentina. La cifra surge de una
encuesta del Indec y corresponde al último trimestre de 2021. Asimismo, el
salario promedio de un individuo con empleo fue de $ 55.823, según los datos
oficiales. En este contexto se entiende la puja que explotó el jueves por la
tarde para adelantar el anuncio de la actualización del tope a partir del cual
los trabajadores tributarán el impuesto a las ganancias y que, según el anuncio
que se hizo el viernes, pasó de los $ 225.937 mensuales últimos a $ 280.792.
Rápido de reflejos, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa,
confirmó que quedará excluido del tributo el pago del medio aguinaldo que los
trabajadores recibirán junto al sueldo de junio. “Massa hace su juego y logró
que algunos medios lo pongan como el impulsor de la medida. ¿Presión? Lo que
genera presión es estar gobernando y no poder pararte porque te sacan la silla.
Lo de Massa es lo de siempre; su objetivo es quedar parado lo mejor posible
para reciclarse de cara a 2023. No importa el color de la camiseta”, se quejó
un aliado de la Rosada.
Las mañas de Massa son incorregibles. “A cada paso hace
honor al apodo de ‘ventajita’ que le puso Macri”, señalaba un funcionario
gubernamental de trato frecuente con el ministro de Economía, Martín Guzmán, a
quien el kirchnerismo colocó ya en la categoría de enemigo.
La semana abrió con la renuncia a su cargo del secretario
de Comercio Interior Roberto Feletti. No hizo falta ningún
ejercicio de imaginación para saber que la causa de esa renuncia había sido la
decisión de Cristina Fernández de Kirchner de dejar solo a Guzmán y, por ende,
al Gobierno ante el ajuste que se viene. Su intención es la de alejarse
totalmente de Alberto Fernández con el objetivo de no quedar pegada a su
fracaso para pagar el menor costo político posible. “La doctora está en otra
cosa”, señalan en sus cercanías.
El texto de la breve carta de renuncia de
Feletti –que no quería dejar su cargo– es una muestra típica de lo que es el
relato K. En esas pocas líneas se presentan los fracasos como éxitos y se
adjudican las culpas de todos los males a circunstancias ajenas. En este caso,
es la guerra por la invasión de Rusia a Ucrania. Por si alguien no lo recuerda,
el flamante ex funcionario llegó al Gobierno tras la derrota en las Primarias
Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), cuando la inflación era del 3%
mensual, y deja el cargo con un índice del 6%. Es decir, en siete meses se
duplicó. Por lo tanto, Feletti ha sido otro de los muchos “vende humo”
que forman parte y son la esencia del elenco con el cual se nutre el
oficialismo.
¿Cuál es la “otra cosa” en la que está “la doctora”? La respuesta es simple: la elección presidencial del año
que viene. Lo que hoy ve es un horizonte de derrota. Por lo tanto, trabaja para
ver cómo dar vuelta esa circunstancia adversa. Una de sus prioridades es buscar
un candidato que le haga renacer la esperanza de una posible victoria. Sabe que
con ella sola no alcanza. Los nombres no sobran. Massa es uno de ellos. Para
alimentar su ilusión, la vicepresidenta le pone fichas tanto a la división de
No Tan Juntos por el Cambio como al crecimiento de Javier Milei.
Apuesta a que el grueso del electorado se divida en tercios y ella y su
candidato entren a la segunda vuelta.
La convención de la Unión Cívica Radical en
La Plata no aportó serenidad a las turbulentas aguas de JxC. Más bien fue un
blanqueo de las intenciones y las diferencias. Tanto desde la UCR como desde el
PRO repiten que hay que trabajar todos los días por la unidad. En los dos
equipos saben que no hay lugar para la ruptura. La unidad viene dada por
default: si quieren sostener las chances de llegar al sillón de Rivadavia deben
seguir juntos, sea con la fórmula que fuere. “La interna va a recrudecer antes
de aclarar. Hay más de un problema de fondo. A pesar de que la visión de país
es similar, hay muchos caminos para llegar a un objetivo que es perseguido por
demasiados jugadores”, se sinceró un miembro del radicalismo.
Hay silencios que son indicadores de lo
profundo de la tormenta. El presidente del partido, Gerardo Morales, parece
vivir un presente de cierta tranquilidad desde que Martín Lousteau recorre la
Capital Federal apuntando a convertirse en el sucesor de Horacio Rodríguez
Larreta. Sin embargo, habrá que ver qué pasa cuando Facundo Manes suba su
perfil en la búsqueda de su objetivo: la banda presidencial. En las encuestas
que circulan por los ámbitos de la política, Manes supera a Morales con
comodidad.
En el PRO llama la atención el bajo perfil
que, desde hace algunas semanas, adoptaron Diego Santilli y María Eugenia Vidal.
Ni hablar de la provincia de Buenos Aires, donde las alianzas duran menos
de lo que canta un gallo. Cristian Ritondo dice correr con el caballo del
comisario y las pujas de poder crecen de la mano de las actitudes del ex
presidente Mauricio Macri quien, en la intimidad, deja en claro su intención de
tener un “segundo tiempo” en el poder.
La política argentina navega por un mar de mezquindades.
“Donde no hay más que una mañosa
astucia, necesariamente hay mezquindad. Y decir astutos es decir mediocres”
(Víctor Hugo).
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