Alguien habló de traición…
Paso a Paso… Dibujo. Pablo Temes
Si los ánimos no fueran casi
de ruptura, no hubiera sido necesario un mensaje presidencial jurando lealtad.
© Escrito el sábado 04/09/2021 por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Fue el presidente Alberto Fernández.
Lo dijo al encabezar un acto del Frente Contra Todos en Tecnópolis. “No voy a
traicionar a Cristina, no voy a traicionar a Máximo, no voy a traicionar a
Massa, ni a ninguno de ustedes, no voy a traicionar al pueblo que me votó”,
aseguró.
Es cierto que la
frase que soltó tuvo como puntapié un tuit del ministro de Desarrollo de la
Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés “Cuervo” Larroque, que
rezaba: “No nos confundamos, lo que el poder no le perdona a @alferdez es no haber traicionado a @CFKArgentina”. ¿Qué lo llevó al Presidente a decir
esto con tono gritón y voz destemplada? La respuesta es simple y unívoca: si
los ánimos no estuvieran tomando un tinte casi de ruptura, AF no hubiera
reparado en ese mensaje para reafirmar su “lealtad”. Donde hubo ya una traición
por parte del jefe de Estado es a los millones de ciudadanos y ciudadanas que
lo votaron creyendo que cumpliría con su promesa de acabar con la grieta. Es
una traición flagrante que representa una oportunidad perdida –otra más– para
la Argentina.
“Es una coalición
compleja sí, pero que sabe que tiene que trabajar para mantener la unidad”,
señala una voz del oficialismo. En esas aguas se hizo un gran esfuerzo para
leer de manera taxativa el tuit de Larroque, atribuyendo las interpretaciones
“a la subjetividad de quien opina”. Tras cumplir con ese momento de “sarasa”,
no hubo más remedio que reconocer que el Gobierno atravesó el peor momento de
su mandato. “Según nuestros sondeos hace seis días se frenó el drenaje que
veníamos teniendo y de a poco comenzamos a levantar otra vez”, detalló un
funcionario con despacho en la Rosada respecto a la intención de voto para las
PASO del próximo domingo.
El Presidente ha quedado vaciado de
liderazgo político dentro de su propio espacio político.
Sin embargo,
puertas adentro de la Casa de Gobierno la realidad es otra. En ese ámbito
tóxico hubo quienes no fueron tan generosos en la evaluación de lo que está
sucediendo al interior del Frente Contra Todos y revelaron que la sangría
anímica no para. Es que “el albertismo más laburante, ‘bancador’ y
representativo” dentro y fuera del gabinete está “dolido y desilusionado”
con su jefe. “Después de lo del Olivosgate hubo ministros que se chocaron
contra una pared a los que se les cortó su carrera política. Hubo otros que
salieron a poner la cara sin saber la verdad, a los que el Presidente envió a
mentir sin importarle las consecuencias, porque se sentía tan impune que nunca
creyó que esas imágenes se filtrarían”, dijo con la voz quebrada un miembro del
entorno cercano.
He aquí un punto
clave del cual, evidentemente, AF no ha tomado o no ha querido tomar
conciencia. El episodio de la Fiesta de Olivos y el Vacunatorio Vip han
impactado negativamente dentro mismo del oficialismo porque exhiben situaciones
de privilegio en desmedro del ciudadano común que no pudo celebrar cumpleaños,
no pudo despedir a sus familiares fallecidos ni pudo acceder a las vacunas en tiempo
y forma.
El Presidente ha
quedado vaciado de liderazgo político dentro de su propio espacio político. Los
comentarios acerca del disgusto de Cristina Fernández de Kirchner son diarios y
expresados en alta voz. De los cambios de ministros y de un nuevo gabinete se
habla con total naturalidad en más de un despacho oficial.
“La unidad se
mantiene porque no nos queda otra. El resultado de las elecciones determinará
todo. Sabemos que del otro lado de la coalición – el kirchnerismo– vienen por
nosotros y nos van a eyectar por cosas en las que no tuvimos nada que ver.
Nosotros creímos”, concluyó la fuente. El destinatario de estas palabras es el
Presidente.
En ese grupo de
desilusionados y quebrados militan, entre otros, el jefe de Gabinete, Santiago
Cafiero; el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; la vicejefa del
Gabinete de Ministros, Cecilia Todesca; el ministro de Educación, Nicolás
Trotta; el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis; y el ministro de
Turismo, Matías Lammens. Todos estos, más el ministro de Economía, Martín
Guzmán, gozan de la antipatía creciente de la ex presidenta en funciones. Por
eso, el Dr. Fernández debería estar más preocupado por contener el ánimo de los
propios que por jurarles lealtad a CFK, Máximo y Sergio Masa. Acaso, tal vez,
ya no le quede otra opción.
En el Instituto
Patria afinan la lapicera. “Se mandó todas las cagadas – el preciosismo en el
lenguaje es otra de las carencias del kirchnerismo– juntas. Está claro que hay
que hacer un cambio o varios. Falta casi medio mandato y ya perdió todas sus
fichas”, afirman con la certeza de que ya nada ni nadie puede señalarlos
de duros, halcones o desestabilizadores.
En el transcurrir
de esta campaña de la nada, todo lo que hay es estrépito.
En el Gobierno
había alegría por la alusión al goce sexual hecho por Victoria Tolosa Paz.
“Saca del foco el Olivosgate”, afirmaron varias voces del oficialismo envueltas
en una nube de irrealidad. A este devenir, la oposición también se ha esmerado
en hacer su aporte. María Eugenia Vidal exhibiendo un accionar desangelado que
no deja de sorprender. Sus frases sobre el porro fueron tan malas que la
obligaron a reconocer que había cometido un error. Horacio Rodríguez Larreta
hablando de Diego Santilli como “candidato de la Ciudad”. Diego Santilli que,
como propuesta de campaña, invita a “subirse a la Santileta” que el jueves tuvo
un desperfecto en el embrague y terminó en el taller mecánico. Facundo Manes,
que ha despertado el enojo de más de un dirigente radical de peso, y cuyo
principal aporte son sus frases vacías de contenido que le aportan material
diario a Ariel Tarico para sus geniales imitaciones.
Tampoco escapan a
esta regla Javier Milei –la polémica que mantuvo con Leandro Santoro los mostró
a los dos tan retumbantes como irrelevantes–, José Luis Espert y el grotesco
que protagoniza en su alusión al increíble Hulk, y Florencio Randazzo, cuyo
aporte más significativo de la semana –en verdad, el único– fue hacernos
conocer a su mamá, Gladys.
Es lo que hay. Es como si todos estos dirigentes hubieran conformado una Sociedad de las Ideas Muertas.
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