Perro que ladra no muerde…
Can militante Dylan. Dibujo: Pablo Temes.
Una incógnita que
se va extendiendo cada vez más. ¿Qué presidente nos gobierna? ¿El buscapleitos
o el dialoguista?
© Escrito por Nelson Castro el domingo 14/02/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República e los Argentinos.
En el Gobierno hay preocupación –y mucha– por la suba de
precios en el mercado interno. La inflación en enero fue del 4% con una
particularidad que encendió las alarmas: el incremento en alimentos fue del
4,8% traccionado por la carne, entre otros productos de consumo regular.
El pasado se hizo presente una vez más. El
recuerdo de la 125, que es un puñal clavado que aún hoy atiza las mentes
atribuladas de gran parte del kirchnerismo, fue inevitable. Primero fue la
vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, quien aseguró que no se descarta una
suba en las retenciones al campo como mecanismo para poner freno a los
aumentos. Enseguida el presidente Alberto Fernández volvió sobre esa
posibilidad o la de “establecer cupos” a la exportación. “Si no lo entienden,
me obligan a resolver el problema”, dijo en tono amenazante. A solo cuatro días
de aquella sentencia se reunió en Casa de Gobierno con los dirigentes de las
entidades del campo que conforman la Mesa de Enlace. Resultado: el gobierno
nacional se comprometió a no aumentar las retenciones ni intervenir los
mercados, mediante los cupos de exportación. En esa reunión tuvieron un
importante rol el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Solá, y el
secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz. Sus aportes ayudaron a crear
un clima de conciliación. Si algo conoce Solá, es la problemática del campo.
Nadie sabe por qué no fue ministro de Agricultura y recaló en la Cancillería,
donde su papel es una lágrima.
Ante la marcha atrás del Gobierno, cabe
preguntarse: ¿qué presidente nos gobierna? ¿El buscapleitos o el dialoguista?
El Ministro de Economía, Martín Guzmán, también mostró una inusual beligerancia cuando el jueves disertó en la Casa Rosada ante una decena de hombres de negocios para exponer sus argumentos y convencerlos de aceptar los números del presupuesto, entre ellos las metas inflacionarias. Criticó a sus colegas y consultores en duros términos por pronosticar una inflación mayor al 30% que defiende.
El lote de los aludidos
por el ministro está encabezado por Miguel Ángel Broda, Carlos Melconian y
Javier Milei. “Lo de Guzmán no se entiende. Dice cosas que no le gustan y
muestra un enojo impostado que no es acorde a su estilo. No sabe para dónde ir.
Es un hombre que comprende la economía pero está en medio de dos grupos que se
disputan el poder y no sabe para dónde correr. No es claro, no define”,
señaló uno de los economistas que fueron blanco de las diatribas del ministro.
A este ritmo todos los especialistas consultados insisten en que el costo de
vida estará más cerca del 45 que del 30.
Los empresarios que asistieron a la reunión
aplaudieron a Guzmán. Según ellos, esto fue producto de la sorpresa que se
llevaron cuando escucharon hablar al ministro y al jefe de Gabinete, Santiago
Cafiero, acerca de la compleja situación socioeconómica del país y
excluyéndolos del centro de sus críticas. “Junto con la sorpresa, el aplauso
fue para apoyar a Guzmán ante los embates internos de Cristina”, agregó uno de
los empresarios que participaron del encuentro. En efecto, ese discurso no cayó
para nada bien al interior del kirchnerismo, donde persiste la concepción
estatista de la economía. He ahí, como muestra, las brigadas de controladores
de precios pertenecientes a los movimientos sociales que se esparcirán por los
negocios del país y que, como ocurrió siempre, fracasarán.
La interna dentro del Gobierno es
persistente y creciente a medida que se acercan las elecciones y que la
Justicia produce fallos adversos a Cristina Fernández de Kirchner y sus
secuaces. En ese marco, la confirmación por parte de la Corte Suprema de uno de
los fallos condenatorios a Milagro Sala fue un cachetazo para la
vicepresidenta.
“La interna política está a la vista. Pero
por ahora este es el mejor equilibrio al que podemos aspirar. Nos tildan de
blandos. El problema es cuando nosotros nos queremos disfrazar de lobos. No hay
que perder la identidad porque así nos van a rechazar los duros y los
moderados. La gente está cansada”, dijo una mujer de la línea albertista con
llegada a la Casa Rosada.
Todo esto tiene una consecuencia negativa
inevitable sobre la economía.
La diputada Fernanda Vallejos, férrea
defensora de la concepción intervencionista y estatista de CFK, dijo que la
inflación era importada. El ministro Guzmán, por su parte, afirmó que era un
problema de emisión monetaria. “Ante dos versiones del problema en un mismo
gobierno el resultado es la falta de inversiones. ¿Quién va a venir a poner
plata acá si tratás con un gobierno bipolar?”, se preguntó un hombre de
negocios.
No es casual que el gremio bancario haya
sido puesto de ejemplo por cerrar una paritaria del 29%. Ese es el número con
el que se siente cómodo el Gobierno.
Un hombre vinculado al sector del retail
señaló un dato que no es menor: “Los precios suben porque no utilizan las
herramientas que tienen o lo hacen a medias para no perjudicar a los amigos.
Hay falta de profesionalismo. Un ejemplo es la ley de góndolas, que es un
instrumento importante para equilibrar los precios del mercado de alimentos y
artículos de primera necesidad promoviendo la competencia al permitir el
ingreso de nuevos jugadores a las tiendas. Su reglamentación se viene haciendo
con cuentagotas y en lugar de utilizarla en su totalidad mandan un grupo de
inspectores sin experiencia a controlar precios y hacer multas sin una visión
global del tema”, sentenció.
¿Ahora la educación? Hubo un tiempo en que,
desde el oficialismo, se lo trató a Horacio Rodríguez Larreta de asesino a
causa de su insistencia en la reanudación de las clases presenciales. Fue un
tiempo en que, desde el gobierno nacional, se buscó obstaculizar la
presencialidad en las aulas en la Capital Federal para no dejar desairado a
Axel Kicillof, que no tenía ninguna intención de romper con los gremios
docentes que sistemáticamente se oponían a la presencialidad.
El viernes pasado, en un artículo de amplia
circulación internacional publicado en The New York Times, el Centro para el
Control de las Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) volvió a insistir
acerca de la necesidad de implementar la presencialidad en las escuelas de
manera urgente. La Sociedad Argentina de Pediatría también lo dijo con toda
claridad: es fundamental que los chicos retornen a las aulas cuanto antes.
El regreso a las clases presenciales es un
imperativo que exige protocolos de estricto cumplimiento. La discusión no debió
haber sido la presencialidad, sino cómo lograrla. La política lo impidió.
Alberto Fenández intenta ahora apoderarse
de la vuelta a las clases presenciales para lo que tan poco hizo durante los
largos meses de la cuarentena. Kirchnerismo puro.
Producción
periodística: Santiago Serra.
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