La 'épica de la vacuna'
Ginestroika, Ginés González García. Dibujo: Pablo Temes
El gobierno pierde oportunidades todos los días de poder evacuar con inteligencia las dudas que aún genera la Sputnik V.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 26/12/2020 y
publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República
de los Argentinos.
Si alguien se
ilusionó con la idea de que el gobierno no haría uso político de la vacuna contra el coronavirus y el complejo
proceso de vacunación que nos espera, sepa ya que se equivocó. El único
consuelo -si así se lo puede llamar- que le quedará a los defraudados en su
buena fe es que no es sólo aquí que se ven esas conductas deplorables. En
Chile, el presidente Sebastián Piñera no dudó en aparecer al lado de los
envoltorios que albergan y protegen a la vacuna BNT162b2, nombre técnico de la
vacuna de Pfizer/BioNtech.
Una de las
circunstancias más insólitas acaecidas esta semana fue que esa vacuna -la de
Pfizer/BioNtech- terminó siendo la primera en ser aprobada por la
Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
Es decir, se aprobó una vacuna que el gobierno no adquirió. Esto, que es algo
absolutamente incoherente, tuvo una lógica: “hubiese sido insólito haber
aprobado la Sputnik V en 2 días y tener congelada la de Pfizer que había
presentado toda la documentación hacía 20 días- , señaló en estricto off un
profesional de carrera de la ANMAT, en donde el miedo a hablar por parte de quienes
son críticos del operativo Sputnik V es fenomenal.
“Hay que comenzar
a vacunar antes de fin de año”, fue la orden que bajó desde lo alto del poder.
Semejante apuro nada tiene que ver con el aumento sostenido de casos que se
viene dando en el AMBA sino con una razón mucho más vana: el Presidente no
quería verse desmentido otra vez por la realidad.
Sus promesas incumplidas
sobre fechas, cantidades y procedencias de las vacunas son uno de los tantos
hechos que devaluaron el valor de su palabra y su investidura. Alberto
Fernández había dicho que se comenzaría a vacunar en diciembre. Habló de
millones de dosis. Finalmente serán 300.000.
Según refirió el
ministro de Salud, Ginés González García, la vacuna de Pfizer no está
disponible porque la compañía pone como condición que sus contratos sean
rubricados por el presidente de cada país. Los funcionarios argentinos -a
diferencia de lo que ocurrió en Chile y en México- creyeron que eso no era
necesario. El hecho es absolutamente contradictorio con el discurso del
oficialismo cuando afirma que lo primero es el bien común. Privilegiar la firma
de AF por sobre el bienestar de millones de personas que podrían beneficiarse
de los efectos protectores es, al menos, egoísta.
Es también
curioso observar cómo el gobierno pierde oportunidades todos los días de actuar
en forma inteligente en pos de evacuar las dudas que aún genera la Sputnik
V. Habría sido una actitud criteriosa y útil haber convocado a
personalidades destacadas en el campo de la inmunología y la infectología para
compartirles los documentos científicos acerca de la vacuna proveniente del
Instituto Nikolai Gamaleya. Hubiese servido, también, para aunar criterios con
la oposición e investir al proceso de vacunación de un verdadero sentimiento de
mancomunión. ¿Por qué no se hizo? ¿Hay algo que no se pueda o no se quiera
mostrar?
Las
vacunas y el caso Kreckler. Un hombre que conoce los detalles
del funcionamiento de la cancillería y mantiene vínculos intensos con China
describió con lujo de detalles lo sucedido con el embajador Juan Carlos
Kreckler. “Una negociación de este tipo no es responsabilidad de un embajador.”
Efectivamente, el representante diplomático no participa de manera directa en
la diligencia sino que la acompaña buscando facilitar los encuentros y
trabajando en los puntos de concordia entre las partes. Por lo tanto, es un sin
sentido endilgarle la responsabilidad de cerrar el acuerdo o de intentar
boicotearlo.
El corrimiento de
Kreckler no ha tenido nada que ver con la negociación por la vacuna china. Ese
argumento fue la excusa perfecta para desplazarlo.
Era un secreto a
voces que Kreckler tenía la embajada partida en dos. Tanto es así que casi no
cruzaba palabra con Sabino Vaca Narvaja, representante especial para la
Promoción Comercial e Inversiones. Por si eso fuera poco, tenía una muy mala
relación con el canciller Felipe Solá. Evidentemente, el embajador había
abierto demasiados frentes juntos. “Pero una cosa es segura: él no era el
elegido para ocupar ese cargo.
La ex presidenta
en funciones, Cristina Fernández de Kirchner, quería a Sabino Vaca Narvaja
desde el comienzo” señala la voz que conoce la vida interna del Ministerio de
relaciones Exteriores. Sabino Vaca Narvaja, cuyo hermano, camilo, es el padre
de Helena, producto de su relación sentimental con Florencia Kirchner, es un
conocedor por estudios del país asiático al que le falta la experiencia y el
aplomo necesarios para estar al frente de una embajada de semejante
envergadura.
Por eso, y a los
fines de que se fuera fogueando y adquiriendo práctica, le crearon el cargo de
pomposo nombre que se mencionó renglones arriba. “El asunto de la vacuna china
resultó ser la excusa perfecta para terminar con Kreckler y coronar a Vaca
Narvaja aunque en los papeles podría figurar otro nombre”, concluyó la fuente.
Argentina tiene
una excelente relación con China. De hecho entre junio y julio se aprovisionó
allí de insumos médicos de primera necesidad para la lucha contra el Covid.
Pero no estaba entre sus candidatos para adquirir la vacuna.
Desde el
principio se negoció con Pfizer y Astra Zeneca. Ni con China ni con Rusia. Se
sabía que la cantidad de dosis que aportaría Pfizer sería insuficiente. La gran
apuesta era Astra Zeneca cuyo incidente metodológico en la investigación la
retrasó. Esto complicó los planes del gobierno.
Inquieta y
disgustada ante la falta de resultados con ambos proveedores, la ex presidenta
en funciones pateó el tablero e inició la aventura rusa. Su foto con el
embajador ruso, Dmitry Feokstistov, graficó ese momento. CFK estaba furiosa con
los funcionarios del gabinete y con el mismísimo Alberto Fernández.
Pero, como había
poca información sobre la Sputnik V, paralelamente se trabajó en un pre acuerdo
con el gobierno de Xi Jingpin Ping que fue mucho más prudente en el manejo de
anuncios respecto a una posible vacuna.
Pero China nunca
fue la prioridad y Kreckler terminó siendo víctima del desorden de la política
doméstica que ha demostrado, una vez más, que CFK manda y AF obedece.
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