Lucila Puyol es abogada. Y es hija de
desaparecidos. Cómo víctima del terrorismo de Estado es una mujer con derechos
nacidos del horror de la dictadura. Su militancia en la agrupación H.I.J.O.S y
en el FPV de la mano de Agustín Rossi, le permitieron acceder a su actual
cargo, Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe. Lo que nunca
puede, menos siendo víctima, es violar los derechos de otros. Lo hizo, y nadie
se lo reclamó.
© Escrito por Coni Cherep el martes
30/06/2020 y publicado en conicherep.com
de la ciudad de Rosario de santa Fe, Provincia de Santa de la Vera Cruz,
República de los Argentinos.
Hay un antecedente grave en la
historia profesional de la abogada: fue la denunciante de una infamia contra el
hermano de Hermes Binner, Dante. Un Médico anciano, al que se lo acusó
mediaticamente de haber formado parte de una «Banda que robaba bebés» para
venderlos. Binner nunca fue imputado por ese delito, pero todas las acciones
públicas fueron dirigidas a él.
La
acusación estuvo fundada en los medios y en la justicia por Puyol y la ex
Defensora del Pueblo Adjunta de la Provincia, Liliana Loyola, quienes además
contaron con el respaldo multiplicador de medios nacionales- especialmente
Canal 7 y Radio Nacional- que entonces manejaba el Kirchnerismo. Y sobre todo,
del «prestigio» de la Hermana Marta Pelloni y el siempre confuso dirigente
social de La Alameda, Gustavo Vera, quien llegó a publicar una carta del Papa
Francisco, emitida en solidaridad con la denunciante.
Puyol además, utilizó a la agrupación
HIJOS y la constituyó como querellante en la causa. Dijo que se trataba
claramente de un «Caso de desaparición de personas» y en sus declaraciones
públicas, hablaba de «Aurora» y Valentín», dando por cierto que los niños
habían nacido y que estaban escondidos en algún lugar del sur provincial.
LA HISTORIA QUE ENSUCIÓ A BINNER
Liliana Montenegro denunció que el 13
de julio de 2014 , dos matrimonios, con los que había pactado la entrega de sus
niños por nacer, fueron a buscarla a la localidad de Zavalla, donde ella vivía
y la llevaron a una clínica de la UOM, de Casilda, donde dijo haber dado a luz.
Luego, indicó que no vio a sus hijos, y que la trasladaron al hospital Eva Perón
por su delicado estado de salud.
Montenegro una militante del
peronismo, que había sido expulsada entonces del Movimiento Evita por menudeo
de drogas en el sur de la ciudad de Rosario, y que afirmó ante la justicia
haber parido dos mellizos en la clandestinidad, tras lo cual se manifestó
arrepentida de esa entrega pactada y formuló la denuncia por «Robo de bebes».
Las parejas involucradas eran
oriundas de Zavalla, y eran, en el caso de que se comprobara el delito, las
principales acusadas. Sin embargo el nombre que se utilizó mediaticamente fue
el de Dante Binner. El hermano del ex gobernador, un médico de trayectoria
intachable y al que se lo acusó de «formar parte del parto clandestino».
Binner
nunca resultó ni siquiera imputado, pero la afirmación de Montenegro
rápidamente fue difundida por Telam, y todos los medios porteños titularon
citando a la agencia pública: «El hermano de Hermes Binner involucrado en una
causa por robo de bebés». La denuncia no
se produjo en cualquier momento: Binner estaba en las preparativas para lanzar
su segunda campaña como candidato a Presidente. Un asunto que ni el
Kirchnerismo, ni el Macrismo estaban dispuestos a permitir. Y nada mejor que
una campaña sucia, con acusaciones graves, como para lastimar su imagen.
Lo cierto es que la justicia, un año
después de la denuncia y de las acusaciones mediáticas, archivó la causa al
considerar agotada la investigación y no reunir elementos suficientes para
probar el delito de sustracción, retención y ocultamiento de menores que le fue
achacado a los dos matrimonios casildenses que estaban imputados.
Todas las pericias sobre el cuerpo de
Montenegro determinaron no solamente que no había parido a los niños, sino que
su embarazo había sido imposible. Montenegro, cinco días después del supuesto
parto, no tenía rastros químicos de haberlo hecho.
Y dos cosas más graves: a la hora que
dijo haber sido secuestrada y llevada a un lugar que nunca pudo determinar, los
libros del Hospital de Granadero Baigorria revelaban una dato incontrastable:
Liliana Montenegro había llegado por sus propios medios a la Sala de Guardias
del Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria para ser atendida por un presunto
pico de presión.
Los mismos libros revelaron que en
los seis meses anteriores a la fecha del presunto parto, Montenegro había
realizado otras siete visitas a la guardia: y en ninguna de las visitas
manifestó haber estado embarazada.
Su historia clínica reveló con
contundencia que en todos los exámenes químicos que se realizó durante esos
meses por su hipertensión y su diabetes grave, nunca apareció el dato del
embarazo. Y algo más, por si hacía falta: Montenegro tenía las trompas
atadas desde el nacimiento de su último hijo, que entonces ya tenía siete años.
LAS VERDADERAS RAZONES DE AQUELLA
INFAMIA
¿Cómo era posible entonces que
Montenegro haya denunciado un delito de tanta gravedad y que tanto Puyol, como
Pelloni y Vera, se hicieran eco de la misma, sin al menos certificar la
existencia del mismo?
La declaración de Montenegro, una
mujer de origen humilde y con una realidad desesperante, se comprendió: una
pericia psiquiátrica demostró su tendencia a la mitomanía. Sus antecedentes
penales daban cuenta de comportamientos propios de una persona con desfases
mentales. Lo que nunca se explicó, a cinco años de aquella denuncia, es porque
Puyol puso de manera tan enfática en el ojo de una historia que no existió, al
hermano de Hermes Binner.
En sendas entrevistas le pregunté a
Pelloni y a Vera por aquella causa: Pelloni eligió cortarme la comunicación
telefónica que hicimos a través de un móvil de radio, en Cadena EME. El
movilero me contó minutos después que tras mi consulta, Pelloni se enojó y
decidió suspender su charla en Vera, que estaba pautada unos minutos después de
esa comunicación. Pelloni nunca le pidió disculpas a Binner, y mucho menos a su
hermano.
Con Gustavo Vera hablé cara a cara en
AIRE DE SANTA FE. Cuando lo consulté por el tema, dijo no recordar mucho del
asunto, y justificó su acompañamiento porque confiaba en los valores de la
Hermana Pelloni.
Liliana Loyola, la socia de Lucila
Puyol en la denuncia, nunca más hizo declaraciones públicas sobre el asunto.
Lucila Puyol había sido asesora del
entonces Ministro de Defensa y ex Diputado Nacional, Agustín Rossi. Y la fecha
de la denuncia, coincidia con el comienzo de la campaña electoral para las
presidenciales de 2015.
Puyol, en tanto abogada de Montenegro
y actriz principal en la puesta mediatica de aquella falsedad- tal como lo
demostró la justicia- nunca volvió a hablar del tema públicamente y jamás se
manifestó sobre la resolución judicial que cerró la causa. Entonces ya era
agosto de 2015, y el objetivo estaba cumplido: dañar la imagen y el honor de la
familia Binner. La de Dante, claro, pero también la de Hermes.
Nunca les pidió disculpas ni públicas
ni privadas a los Binner.
Hoy, es Secretaria de Derechos
Humanos de la Provincia de Santa Fe. Con todos los argumentos válidos para
serlo, pero con una mancha muy grande: Violó los derechos humanos de Dante
Binner, sólo para perjudicar políticamente a su hermano y beneficiar a su jefe
político: Agustín Rossi.
El uso de su condición de víctima la
convirtió en victimaria. No tiene derecho alguno a hacerlo. Nada la justifica.
Ni siquiera el horror de su propia historia.
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