Las Malvinas y el
Plan Cóndor, en el centro de un escándalo mundial de espionaje…
Cómo Estados Unidos
le brindaba inteligencia militar a Gran Bretaña durante el conflicto militar. Documentos
secretos revelaron que 120 países contrataron las máquinas codificadoras de
mensajes de Crypto, que en secreto pertenecía a la CIA y a los servicios de
inteligencia alemanes.
© Escrito por Guido Vassallo el jueves 20/02/2020 7 publicado por el
Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los
Argentinos.
Una
aceitada trama de espionaje permaneció oculta durante más de 50 años sin
levantar sospechas. La CIA y los servicios de inteligencia de la entonces
Alemania Occidental controlaban a una compañía suiza, Crypto AG, que fabricó y
vendió dispositivos de encriptación de mensajes a más de 120 países. Dentro de
esa larga lista se encontraba Argentina. Una extensa investigación del
Washington Post , la cadena de televisión alemana ZDF y la suiza SRF reveló que
las máquinas "pinchadas" de Crypto le permitieron a la CIA, entre
otras cosas, seguir de cerca a las dictaduras en América Latina, y brindarle
inteligencia militar a Gran Bretaña durante la guerra de Malvinas. A casi 38
años del conflicto armado, las islas volvieron a ser noticia por distintos
motivos: primero, el secretario de Malvinas, Daniel Filmus, confirmó que
Argentina firmará un nuevo acuerdo para continuar con los trabajos de
identificación de las tumbas de soldados enterrados en el territorio, y este
martes, cuatro ex militares fueron procesados por imponer torturas y
estaqueamientos a soldados conscriptos, delitos calificados como de lesa
humanidad.
Pero,
¿cómo se llegó a los documentos desclasificados? "El Washington Post ha
obtenido un documento aún clasificado gracias a una filtración. Se trata de una
historia secreta: la llamada Operación Tesauro o Rubicón implicaba comprar y
operar secretamente por la CIA y el BND (Servicio Federal de Inteligencia
alemán) a Crypto AG como una empresa independiente, neutral y de alta calidad
de equipos de encriptado". Así explica el mecanismo de espionaje Carlos
Osorio, director del Proyecto Cono Sur del National Security Archive (NSA), que
desde Washington dialogó con Página/12.
Pero la
realidad estaba lejos de esa supuesta neutralidad. "Las máquinas de Crypto
AG estaban todas amañadas de manera muy sofisticada, permitiendo a las agencia
de inteligencia descifrar las comunicaciones de cerca de 120 países",
menciona el investigador nacido en Chile. En 1970, la CIA estadounidense junto
al BND alemán se convirtieron secretamente en propietarios de Crypto AG, dato
que ignoraban los estados contratantes del servicio. En esos años, la compañía
vendió miles de máquinas de encriptación, llegando a facturar millones de
dólares. Un negocio redondo.
La CIA
y el Plan Cóndor
El
National Security Archive con sede en Washington comparte la misma sigla con la
National Security Agency estadounidense (NSA), aunque muy distintos fines. Bajo
el mando de Osorio, la institución logró acceder a documentos clasificados que
mencionan especialmente al espionaje sufrido por los países miembros del Plan
Cóndor, con el que Argentina y otras dictaduras latinoamericanas de las décadas
de los 70 y 80 pretendían eliminar a sus adversarios políticos.
Las
nuevas filtraciones presentadas por el Washington Post le permitieron al NSA
retomar, y confirmar, algunas líneas de investigación previas. Los cables de la
CIA a los que tuvo acceso el archivo son categóricos.
Por
ejemplo, durante la reunión inaugural del Plan Cóndor, organizada por el
régimen de Augusto Pinochet en noviembre de 1975 en Santiago de Chile, los
militares al mando de cinco dictaduras del continente (Argentina, Uruguay,
Paraguay, Bolivia y Chile) firmaron un acuerdo para emplear un mismo sistema de
encriptado. Varios años después se supo que era el de Crypto AG.
Cable
de la CIA desclasificado por la NSA: “Sistema de Comunicaciones empleado por la
Operación Cóndor.
Dicho
sistema "estaría disponible para los países miembros en los siguientes 30
días, con el entendimiento de que podría ser vulnerable. Será reemplazado en el
futuro por máquinas criptográficas que serán elegidas de común acuerdo",
dice el documento compartido por el NSA en relación a dicha reunión. Es decir,
los mismos que ofrecían las máquinas reconocían posibles fallas.
La CIA
describía a la máquina de cifrado como "similar en apariencia a una vieja
caja registradora que tiene números, manijas deslizantes y un dial operado
manualmente que gira después de cada entrada". Sin embargo, a fines de
1977, la bautizada Red Condortel, que permitía un contacto más fluido entre las
dictaduras latinoamericanas, se actualizó con dispositivos de cifrado más
modernos. Aunque los problemas lejos de disiparse se multiplicaron.
Un
capítulo aparte dentro de esa historia de engaños y traiciones lo merece
Argentina. Según los cables a los que accedió el Washington Post, en 1982 la
administración de Ronald Reagan aprovechó la absoluta dependencia argentina del
equipo de Crypto AG para escuchar comunicaciones privadas primero, y colaborar
con los ingleses durante la trágica guerra de Malvinas después.
"Incluso
los dictadores fueron espiados en aquellos años. No me sorprende que la CIA
espiara a Argentina durante la guerra de Malvinas, porque ya sabemos cómo han
terminado aliados con cada régimen dictatorial en América Latina",
sostiene la periodista y escritora Stella Calloni. "La información
revelada por el Post dice que fue a través de Crypto AG que la CIA se enteró de
todos los movimientos de Argentina durante el conflicto de Malvinas y que
compartió esa información con Inglaterra. Nosotros sólo conocíamos el rumor.
Hoy eso se pudo probar", agrega por su parte Osorio desde el NSA.
La
revelación hecha a casi 38 años de la guerra de Malvinas fue confirmada por la
filtración de otro documento desclasificado por la NSA que incluye el
agradecimiento de la por entonces primera ministra británica, Margaret
Thatcher, "por la cooperación de los Estados Unidos en asuntos de
Inteligencia y el uso de la isla de Ascensión", enclave fundamental para
coordinar los ataques ingleses por la vía aérea. En general, los nuevos cables
presentados por el Post hablan sobre la inteligencia obtenida de la operación,
pero proporcionan pocos detalles sobre su contenido y cómo esa información fue
utilizada.
"El
engaño funcionó"
Sorpresivamente,
hubo un momento en que el gobierno de facto argentino sospechó que algo raro
pasaba con sus comunicaciones. Luego del conflicto armado, Argentina descubrió
una falla de seguridad en el antiguo aparato utilizado para codificar mensajes.
Crypto AG envió enseguida un representante a Buenos Aires para que lograra
convencer a los militares de las bondades del sistema. El elegido fue Henry
Widman, un matemático de origen suizo especializado en criptología.
"El
asunto no era sencillo", destaca uno de los documentos desclasificados de
la CIA. Widman sabía que los algoritmos habían sido manipulados, pero la
maniobra había sido ejecutada "con una prominencia técnica" tal que
garantizaba que el hackeo fuera "imposible de detectar mediante las pruebas
estadísticas habituales". Los espías de la CIA celebraban las
"virtudes" técnicas del sistema desarrollado por Crypto AG: "El
engaño funcionó. Los argentinos tragaron con dificultad, pero continuaron
comprando los equipos".
Con
la sabiduría propia de quien invirtió décadas investigando estos temas, Calloni
cree que las revelaciones del Post representan la génesis de procesos que hoy
se replican en Latinoamérica, por ejemplo, bajo la figura del lawfare.
"Hay nuevas tecnologías de espionaje, pero el asunto de base es el plan
maestro que establece sobre nosotros el mismo esquema de guerra contrainsurgente
de décadas pasadas", agrega la autora de "Evo en la mira",
reeditado recientemente por Página/12. "Ellos saben conspirar muy bien y
nosotros solo podemos arreglar lo que ellos rompen", observa la escritora,
a medio camino entre la risa nerviosa y la resignación.
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