La pesca marítima en el atlántico sur ha estado siempre presente en las
negociaciones de Malvinas. Pareciera un tema menor que los gobiernos de turno
ofrecen como moneda de cambio; ya sea, para buscar su reinserción en Europa
(Cavallo, 1989) o para dar muestras de voluntad de diálogo con el Reino Unido
(Malcorra, 2016). Ambos, anteponen supuestas urgencias económicas y
diplomáticas -aunque los escenarios sean distintos- a los sólidos fundamentos
históricos, jurídicos, territoriales, económicos y sociales, qué con el apoyo
mayoritario de las naciones, respaldan los derechos argentinos sobre Malvinas.
© Escrito por el Doctor César Augusto Lerena el 12/11/2019 y publicado por
el Portal de Noticias NetNews de la Ciudad de Florida, Provincia de Buenos Aires.
Refieren muchos expertos que un potencial acuerdo
relativo al Petróleo sería consolidar definitivamente la posición inglesa en
Malvinas. Y ello es absolutamente así; pero la explotación de los recursos
pesqueros en el mar argentino es lo que les ha permitido a los ocupantes de
Malvinas sobrevivir durante estos últimos 35 años. El martes 13 tomamos
conocimiento de la Declaración conjunta de la Cancillería Argentina y
británica, que respecto a esta materia indica: “…adoptar las medidas
apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento
económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo
comercio, pesca, navegación e hidrocarburos“, manteniendo la “fórmula del
paraguas” de los llamados Acuerdos de Madrid. Quedamos verdaderamente
azorados: ni las “relaciones carnales” de Di Tella, se habían
atrevido a remover todos los obstáculos para asegurar el desarrollo sustentable
de Malvinas y los británicos ocupantes de las Islas.
Supondrán
los firmantes de esta Declaración que la Argentina modificará la
Constitución Nacional para eliminar "la legítima e imprescriptible
soberanía argentina sobre Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los
espacios marítimos e insulares correspondientes…”; también la Constitución
de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur; la
Ley 24.922/98 que refiere a que “…son de dominio y jurisdicción exclusivos de
la Nación, los recursos vivos marinos existentes en las aguas de la Z.E.E.
Argentina..”; las Leyes 26.386/8, 26.659/11 y 26.915/13 que establecen
prohibiciones y sanciones a las empresas que radicadas en el continente
nacional realicen actividades en el atlántico sur sin autorización del gobierno
nacional; y otras normas. Supondrán, finalmente, que el pueblo argentino y su
representación en el Congreso, admitirá semejante enajenación, ignorando un
sentimiento incorporado al ser nacional, por el que combatieron y murieron
nuestros compatriotas.
El Presidente Macri respecto a este comunicado manifestó
2 "es una declaración, donde cada uno plantea lo que quiere discutir.
Nosotros planteamos el tema de soberanía y de pesca, y ellos la exploración de
petróleo y la conexión aérea con la isla". Y notablemente, el gobierno en
forma espontánea (¿?) pone nuevamente a la pesca en el centro del debate. Ya en
1821 se dictó una ley de pesca para controlar los buques extranjeros que
amenazaban los recursos del mar austral. Ello dio lugar en 1829 a que se
apresaran tres buques pesqueros norteamericanos y en 1833 los ingleses se
apropiaron en forma violenta de las Islas. El 16 y 17 de agosto de 1989 en
Nueva York se reunieron los embajadores Crispín Tickell por Reino Unido y Lucio
García del Solar por la Argentina. Le dijo el Embajador inglés al
argentino: “…No le pedimos al gobierno argentino que diga nada en público
respecto a la Zona de Exclusión Pesquera (FICZ) existente. Simplemente, que
deje que sigan las cosas”. A lo que éste respondió: “…El levantamiento de la
zona de militar es esencial. La Argentina no está pidiendo el
levantamiento de la FICZ”.
A consecuencia de esta graciosa (¿?) cesión se
fortalecieron económicamente las Islas; y el Reino Unido, se cobró en 30 años
por la derrota en Malvinas, a través de la captura de moluscos y peces, la suma
de 20.880 millones de dólares; lo que supone un valor comercial final, del
orden de los 147.830 millones de dólares. Miles de empleos, cientos de
industrias, el fortalecimiento de los pueblos del litoral marítimo y la
soberanía nacional se dejaron de lado. El Director Británico de Recursos
Pesqueros en Malvinas John Barton manifestaría el 14 de marzo de 2012 “Sin las
Licencias de Pesca no hubiéramos sobrevivido en Malvinas”.
La posibilidad de vuelos a terceros países desde y hacia
Islas, y la carga de insumos y recambio de tripulaciones para los más de 500
buques extranjeros que operan en el Atlántico Sur, transformaría a Malvinas en
el centro logístico pesquero más importante del cono sur, lo que junto a los
anuncios de la construcción de una zona franca en Uruguay por parte de China,
no solo llevaría a la quiebra de la actividad pesquera argentina, sino
acrecentaría aún más la ocupación extranjera del Atlántico sudoccidental; y por
cierto, consolidaría la posición británica en Malvinas
A pesar de que “los Acuerdos de Madrid” fueron diseñados
a la medida del Reino Unido, éste lo ha violentado en forma sostenida,
ampliando su ocupación marítima y explotando los recursos naturales argentinos,
desacatando todas las normas y recomendaciones internacionales. Desatendiendo
la conocida resolución de las Naciones Unidas 2065/65; pero en materia de
apropiación de los recursos naturales la Nº 31/49 que “Insta a las partes a
abstenerse de ejecutar medidas unilaterales en el área en disputa” y las
Nros. 3171/73; 3175/73 Y 3336/74 que “Afirman el derecho de los Estados
cuyos territorios están bajo ocupación extranjera a la soberanía permanente
sobre sus recursos naturales; declarando que la explotación de los recursos
naturales en esos territorios son ilegales e instando a poner fin inmediato; a
restituir los recursos naturales y a la plena indemnización por la explotación
y daños causados…”.
Si el gobierno argentino no resguarda su soberanía con lo
dispuesto en estas Resoluciones de las Naciones Unidas y cede sus recursos
pesqueros es poco -nada- lo que podemos esperar respecto a la restitución de
nuestro territorio. Pero el Reino Unido no solo se apropia de nuestros
recursos, también lo depreda y contamina, violando la Convención de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Respecto a esta Convención El Reino
Unido en Malvinas otorga licencias de pesca con el “sistema olímpico”, no
investiga, no preserva ni industrializa; es decir, no realiza una explotación
equitativa, eficiente y sin contaminar.
Los británicos depredan en Malvinas y contaminan el medio
marino en forma incompatible con la explotación pesquera cuando efectúan
una captura ilegal y sin control y la exploración unilateral de hidrocarburos. Del mismo modo, los ingleses no tienen las
necesidades de los países en desarrollo a las que refiere la Convención ya que
los habitantes implantados en Malvinas son británicos que no consumen ni hacen
un aprovechamiento acabado del recurso limitándose a otorgar licencias
pesqueras a países desarrollados (España, Rusia, etc.).
Finalmente -a través de las licencias-
capturan recursos pesqueros migratorios originados en la Zona Económica
Argentina o los asociados que forman parte de la cadena alimentaria, es decir
que no actúan en forma pacífica cuando se apropian de recursos argentinos. La
Argentina ha dicho al sancionar5 la Ley 24.543 “…teniendo presente el interés
prioritario de conservar sus recursos de la Z.E.E. y el área adyacente…el
gobierno está facultado para adoptar todas las medidas necesarias…el gobierno
argentino manifiesta que no reconoce ni reconocerá la titularidad ni el
ejercicio por cualquier otro Estado…el gobierno considera de mayor
importancia…”. Debiera entonces obrar en consecuencia y no acordar la
explotación de sus recursos. El desaparecido dibujante Caloi, comprometido con
Malvinas en ocasión del Acuerdo de Madrid (1989/90) nos ilustró
claramente la política que llevó adelante el gobierno de Menem y que se
profundiza con las recientes declaraciones de la Canciller Malcorra.
El camino no es facilitar el crecimiento y
desarrollo actual de las Islas, es denunciar los Acuerdos de Madrid y comenzar
a formular una Política de Estado con el concurso de embajadores
especializados, ministros, legisladores y expertos en materia de defensa,
recursos, navegación, etc. y la aprobación pertinente del Congreso de la
Nación. Desde la Pesca hay disponible un conjunto de herramientas que pueden
ayudar a revertir el statu quo de Malvinas; muchas de las cuales no podemos
ventilar por razones obvias; pero, sí podemos mencionar el proyecto
S-2548/16 de Ley Nacional de Pesca Marítima presentado por los Senadores
Nacionales Solanas (PS); Abal Medina (FPV); Durango (FPV); Linares (FAP);
Martinez A (UCR); Odarda (AFP); Pereyra (FPV); Pichetto (FPV); Rodriguez Saa
(ACF), que demuestra la voluntad de distintos partidos políticos, no
solo de avanzar sobre cuestiones de administración y desarrollo pesquero, sino
de proveer las herramientas necesarias para ocupar el Atlántico Sur y tener
bajo control los territorios marítimos e insulares nacionales. Malvinas no son
solo una parte de nuestro territorio son un símbolo nacional que nos une y nos
obliga como nación soberana.
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