Ríos revueltos…
VUELTA Y VUELTA... Roberto Lavagna. Dibujo: Pablo Temes.
Hay más desconcierto que definiciones en el camino a
las elecciones de octubre.
© Escrito por Nelson Castro el Domingo 26/05/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
O
tempora! O mores!” Seguramente cuando la historia revise y analice este tiempo
de la política vernácula podrá recurrir a esta locución del latín que refleja
la esencia de este momento tan particular en donde lo que abunda es la
confusión. Es la mejor definición para describir lo que ha desencadenado la
decisión de Cristina Fernández de Kirchner de anunciar la fórmula que competirá
en la elección presidencial. Con esta jugada de CFK demostró timing, porque
sorprendió a todos –propios y ajenos– y astucia, porque produjo un
zafarrancho fenomenal que afectó al peronismo federal y a Cambiemos.
Marcha atrás. Producto de su patológica personalidad, a la ex
presidenta le llevó años –y varias derrotas– darse cuenta de que por el camino
de la división no podía esperar otra cosa más que nuevas derrotas. Ante la
evidencia, no tuvo más remedio que volver al peronismo, al que se había
encargado de despreciar en la elección de 2017. Es que ese es el redil en el
cual entendió debe buscar los apoyos para conseguir los votos que le están
faltando para llegar al poder, su objetivo.
En
eso CFK en nada ha cambiado. Y aquí se impone hacer una precisión: ella
se corrió de la candidatura presidencial pero no se bajó de la campaña ni de la
contienda electoral. Sus votos le son propios y a nadie se van a ir. Son
intransferibles. Necesita ahora los de los otros. Obtenerlos es la tarea a la
que se ha comenzado a abocar Alberto Fernández, no porque le pueda aportar
votos propios –que claramente no los tiene– sino por su capacidad de tender
puentes con otros sectores del PJ a los que la ex presidenta supo ahuyentar.
Y,
a fuerza de apreciar la realidad, es evidente que en la primera semana de vida
de la fórmula Fernández–Fernández, el precandidato a la presidencia de la
Nación ha cumplido con esas expectativas. Lo más evidente es el corrimiento que
se observó de algunos gobernadores peronistas que estaban en Alternativa
Federal.
El
uso de la inflexión verbal –estaban– define perfectamente la situación. Hoy no
es claro que sigan en ese espacio.
El principal efecto de la movida fue generar un revulsivo y un estado de desorientación dentro del peronismo federal. Esa es la fuerza a donde la fórmula Fernández–Fernández va a ir a buscar los votos que le faltan. Curiosa situación porque también allí irá el Gobierno con el mismo objetivo Y hay que reconocer que lo que abunda en el peronismo no kirchnerista es la confusión.
Veamos:
Dicen las fuentes cercanas a Roberto Lavagna que sin dudas Sergio Massa está
encaminado a acordar con el kirchnerismo. Se habla ahí de que todo es cuestión
de tiempo; que Massa necesita llevar la negociación a la larga, que si arregla
ahora es un “precio” pero que si la puede estirar un poco más, su “precio” será
mayor. La idea de de Alberto F es que Massa se postule a la gobernación
de la provincia de Buenos Aires por el kirchnerismo. Esas conversaciones
habrían “podrido” el clima interno de Alternativa Federal. Se habla
entonces de que en el encuentro que mantuvieron Macri y Schiaretti en la Casa
Rosada, el Presidente le habría solicitado al gobernador de Córdoba que
contenga a Massa dentro de Alternativa Federal con la idea de su postulación
presidencial ante el temor que despierta la posibilidad de su candidatura a la
gobernación, una verdadera acechanza para las aspiraciones de reelección de
María Eugenia Vidal.
Por
todo esto es que Lavagna, cuya relación con Massa se deterioró, no quiere
perder ni un segundo más en los temas de una eventual interna que nunca
ocurrirá. Señala una fuente de Consenso 19: “Todo este clima está generando
confusión pero, cuando todo esto se aclare, Roberto Lavagna va a levantar en
las encuestas. Massa dice estar por la avenida del medio pero, en verdad, lo
que hace es saltar de una vereda a otra. Y la gente está cansada de
panquequismo”.
Dicen las fuentes de Massa: “A Sergio lo
están tentando de todos lados y eso incluye al Gobierno cuando habla de la
necesidad de ampliar la base de sustentación electoral hacia el peronismo. Se
deben buscar los acompañamientos adecuados para no ir solo, sino con algo bien
armado que representa una tercera fuerza sólida. La jugada de esta semana de
Lavagna, con sus idas y vueltas, fue muy mala y eso no solo le hizo perder
volumen político sino que también afectó a Alternativa Federal”.
Y siguen: “La decisión de Juan Schiaretti de ir a abrazarse con Macri no fue buena. Lo mismo se aplica para Juan Manuel Urtubey. En estos momentos, la foto con el Presidente solo trae consecuencias negativas. No suma un solo voto. Además, varios de los gobernadores peronistas que se habían expresado a favor de reconocer el liderazgo del gobernador de Córdoba para encauzar Alternativa Federal han cambiado de parecer como consecuencia de la fórmula Fernández–Fernández y las iniciativas inconsultas de Schiaretti. Todo esto se define el jueves 30 en el Congreso del Frente Renovador”.
Conviene aquí introducir un dato: en el kirchnerismo la candidatura de Axel Kicillof a la gobernación de Buenos Aires sigue activa. Tiene de sustento los buenos números de las encuestas.
Oficialismo. El Gobierno tampoco escapa a la confusión. La
convención de la UCR de mañana será compleja. “No habrá rompimiento”, señala la
mayoría de las voces del partido. Pero la fatiga de la pertenencia a una
estructura que los trató con ajenidad se percibe por doquier. Ahí está, por
ejemplo, Mario Negri, a quien fastidió la recepción que Macri le dio a
Schiaretti. Negri es muy crítico del gobernador, a quien considera lejos de ser
un ejemplo de republicanismo. “Algún día se investigará el caso Odebrecht y sus
ramificaciones en Córdoba”, afirma con vehemencia un conocedor de esa trama de
corrupción hasta ahora cajoneada por la Justicia provincial.
Por
otra parte, el llamado a ampliar la base de Cambiemos ha quedado reducido a la
retórica. No quedan referentes que le puedan sumar votos que hoy necesita para
ganar. Tampoco el plan V parece ya tener sentido. Tiempo atrás, pudo haber sido
una iniciativa tan impactante como lo fue la de CFK. Hoy en día, la candidatura
presidencial de María Eugenia Vidal sería un acto con más aire de desesperación
que de otra cosa.
Precisamente
ese es el estado –que Macri niega– por el que atraviesan muchos protagonistas
de Cambiemos que ven cómo hoy están perdiendo.
Producción
periodística: Lucía Di Carlo.
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