Inflación
olímpica…
“Es transitorio” Nicolás Dujovne. Dibujo:
Pablor Temes
Las
medallas deportivas no eclipsaron datos del Indec. De María Eugenia Vidal a
Moyano.
Menos mal que tuvimos los Juegos
Olímpicos de la Juventud para que la gente y nosotros
festejáramos algo", afirmaba con una sonrisa mustia un funcionario del
Gobierno con despacho cercano al del Presidente. Decía
la verdad. Nada hubo por fuera de las medallas olímpicas que ganaron los
deportistas argentinos que trajera algo de alegría para el ciudadano de a pie.
El 6,5% de
inflación de septiembre fue
un golpe fuerte para los esmirriados bolsillos de la inmensa mayoría de la
población. Peor fue la inflación mayorista: 16%, en lo que es
un augurio de otra cifra elevada a la hora de proyectar la inflación de
octubre. Como se dijo en el Coloquio de IDEA, es la peor crisis de la economía
argentina desde la salida de la convertibilidad.
Tiempos.
“Es un fenómeno transitorio”,
dijo el ministro de Economía, Nicolás Dujovne,
al referirse al tema. ¿Cuánto
es transitorio?, es la pregunta que debería responder el
funcionario. ¿Dos meses, seis, diez, un año?
Habría que recordarle al ministro que otros predecesores suyos supieron decir
las mismas cosas que, al final, no se cumplieron.
El debate por
la Ley de Presupuesto ha
representado un claro retroceso del oficialismo en cuanto a la observancia de
sus promesas de campaña que, en lo económico, han venido cayendo una tras una.
La referencia concreta es al tema impositivo. En esos días de 2015, Macri fatigaba las tribunas de campaña
y los medios criticando la alta presión impositiva de la Argentina.
Su compromiso iba a ser trabajar para reducirla significativamente. A tres años
de aquel tiempo de campaña se asiste a la reinstalación de las retenciones a las exportaciones
agrícolas, a un aumento del impuesto a los bienes personales y a la mantención
del impuesto a las ganancias, con un mínimo no imponible que afecta fuertemente
a los salarios. Esto, en un contexto paradojal en el que,
por una parte, se habla de la necesidad de reducir el déficit fiscal mientras
que, por otra, el gasto del Estado aumenta por una mayor demanda de asistencia.
Cuenta la anécdota que, hace unos días, durante una reunión de trabajo del
Presidente con su equipo, Dujovne
le estaba dando un informe acerca de la situación económica de las provincias y
en un momento, el ministro dijo: "Señor Presidente, están todas las provincias con
superávit fiscal en verdad, todas menos una". "Sí, ya
sé: la provincia de
Buenos Aires", respondió Macri, que siempre piensa
que es esa la provincia que le causa los mayores dolores de cabeza. Pero, para
su sorpresa, Dujovne le respondió: "No
es Buenos Aires, sino la Nación la que tiene problemas fiscales".
En silencio,
quien está dando una batalla muy dura es María Eugenia Vidal. La gobernadora de Buenos Aires
necesita que se le otorguen las compensaciones que está reclamando. Busca
así evitar caer en un déficit primario de las cuentas públicas, lo que la
llevaría a tener que endeudarse otra vez no solo para poder financiar ese
déficit, sino también para hacer frente al pago de los servicios de la deuda
pública.
Vidal está enojada con el Gobierno. Necesita que se le otorguen
las compensaciones que reclama.
Batallas.
Vidal está enojada con el gobierno nacional.
Por eso sus críticas en lo interno van creciendo a medida que sus problemas
presupuestarios se van ahondando. Para ella las cosas cambiaron significativamente
–para mal– a partir de la crisis. Hasta entonces, todas eran
buenas. Con el Fondo
del Conurbano, con la obra pública, con una economía que se
iba despertando en forma paulatina pero sostenida, se armó un combo que
catapultó su figura a índices de valoración positiva muy altos. En una de las
últimas mediciones de ese tiempo llegó a tener un 70% de imagen favorable. Hoy
las cosas son distintas. Si bien su imagen sigue manteniendo índices positivos,
viene experimentando una caída progresiva. Y eso se verifica en sus contactos
con la gente que continúan siendo frecuentes y diversos, pero más difíciles. El
repudiable escrache por parte de un grupo compuesto por militantes de la CTA,
del kirchnerismo y de partidos de izquierda que sufrió en la Escuela de Música
de Chascomús no fue el único.
Hay mucho hermetismo en el grupo económico
de Vidal. Todavía no se sabe cuáles serán los números finales
del presupuesto que está demorado, debido a que se está a la espera de algún
tipo de aporte del gobierno nacional. Si se encuentra la manera de transferirle
esos fondos a Vidal sin generar la protesta de las otras provincias, se va a
hacer no cobrándole una deuda o atrasando su pago o financiando alguna obra que
tiene que pagar la Provincia. No va a ser fácil “regalarle” algo. Pero Macri sabe que algo tiene que hacer
porque si no logra una buena performance electoral en territorio bonaerense,
sus chances de ser reelecto habrán de esfumarse. De
ninguna manera, pues, puede soltarle la mano a la gobernadora, quien, por su
parte, mantiene una muy buena relación con Sergio Massa.
El principal
adversario del Gobierno es la realidad y no el peronismo de por sí que, esta
semana, exhibió la dimensión profunda de su división. La foto del palco, en el
acto de Tucumán –un acto organizado por y para el beneficio político del
gobernador Juan
Luis Manzur en su afán de marcarle la cancha a su
predecesor, José
Alperovich–, fue la de un rejuntado lanzado a ver cómo
sacar partido de ese mar revuelto que es hoy en día el justicialismo. Massa y
Scioli no tienen ya nada que los una.
A propósito del
ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, su situación judicial asoma
complicada. Muchos de los que nada lo quieren dentro del PJ le auguran –sin
ningún pesar– la cárcel.
Al que le preocupa la cárcel es a Hugo Moyano. En verdad, también a su hijo, Pablo.
Los salvó –por ahora– el juez Luis Carzoglio, un abogado que pasó de ser director
del cementerio de Avellaneda a juez. La pantomima que
protagonizó el miércoles por la tarde en la puerta de su juzgado para explicar
su decisión de no convalidar el pedido de detención de Pablo Moyano solicitado
por el fiscal Sebastián
Scalera, hizo acordar a las del ex juez Norberto Oyarbide.
"Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los
ciudadanos" (Aristóteles).
Producción
periodística: Lucía Di Carlo.
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