De
baile en baile…
Mucha
“coreo”. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes
A Macri lo alcanza el fuego amigo. Cómo será,
que el dólar pasó a ser buena noticia.
© Escrito
por Nelson Castro el domingo 14/10/2018 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
“Me voy a
amigar con el Presidente cuando me lo saque a Garavano”, fue la brutal frase de Elisa Carrió que conmovió las estructuras de Cambiemos. Hubo
azoramiento en quienes la escuchaban el jueves en el CCK. Así, la
diputada quedó al borde de un Rubicón que trajo al presente el trauma de la
Alianza.
La historia nos recuerda que fue en otro
octubre –hace 18 años– cuando el entonces vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez renunció a la vicepresidencia de la Nación hiriendo
de muerte a aquel gobierno de Fernando De la Rúa. La memoria de aquella pesadilla perturbó a
algunos integrantes de la Coalición Cívica cercanos a Carrió, quienes,
presurosos, hablaron con ella y le advirtieron sobre el riesgoso límite
al que había llegado. Su respuesta, entonces, no se hizo esperar: fue tuit
pidiendo disculpas y hablando de que todo había sido una broma. Lo de la
disculpa se entendió; lo de la broma, no. Por eso hubo desconcierto en el
entorno de la líder de la CC.
Vieja data.
¿De dónde viene la inquina de Carrió hacia el
ministro de Justicia? Hay tres cuestionamientos hacia él: dos están
relacionados con los desplazamientos del ex juez federal Norberto Oyarbide y el del ex camarista Jorge Ballestero. A ambos se les aceptó la renuncia cuando Carrió
pretendía que se los echara de sus cargos a través de los correspondientes
juicios políticos.
El tercer cuestionamiento –que es al que se
le atribuye mayor gravedad– fue la contratación como asesora ad honorem
del ministro –circunstancia de la que se duda– de la ex procuradora general de
la provincia de Buenos Aires, María del Carmen Falbo.
Carrió ya tenía tres cuestionamientos hacia
Garavano: los desplazamientos de Oyarbide, de Ballestero y también la
contratación, ad honorem, de María del Carmen Falbo.
Responsabilidades.
A Falbo, que se había visto obligada a dejar su
cargo luego de haber sido fuertemente objetada no solo por la diputada Carrió
sino también por María
Eugenia Vidal, se
le atribuyen responsabiidades con todo lo que tiene que ver con el bochornoso
caso del ex juez César
Melazo. Se debe recordar que,
junto con el camarista Martín Ordoqui –acusado también de formar parte de la organización
delictiva encabezada por Melazo–, Falbo fue defensora de Aníbal Fernández en el caso en que fue declarado prófugo por el juez
en lo criminal y correccional Ariel González Elicabe.
Por eso lo que hay que decir es que, a esta
hora, lo de Garavano no está terminado, sino suspendido.
Atento Mauricio.
Carrió no es el único problema que enfrenta Macri. Las tribulaciones alrededor del reajuste de la tarifa
del gas han puesto en superficie –una vez más– las desavenencias, las
diferencias de enfoques y la falta de coordinación existentes en la gestión
gubernamental. El secretario de Energía, Javier Iguacel, no dejó error por cometer en el manejo de todo este
engorroso asunto. Y lo peor fue que, tal
como lo había hecho hace dos años con el tarifazo dispuesto por el ex
ministro Juan José
Aranguren, el
Presidente se subió a ese erróneo manejo. “Iguacel se cortó solo; es un
irresponsable”, exclamaba con indignación un integrante del equipo
económico a comienzo de semana.
No era el único en ese
universo. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, también estalló de enojo. El motivo: en esas horas de disputa política con la
oposición –que ya se aprestaba a organizar una sesión legislativa para derogar
la aplicación del reajuste– el ministro negociaba en Bali intensamente con el
FMI. Allí se estaban terminando de dar las últimas puntadas del acuerdo con el
organismo que aún no ha sido aprobado por su board. Dos de las
condiciones para lograr esa aprobación son el control de la inflación y el
Presupuesto 2019. El reajuste motorizado por Iguacel dinamitaba cualquier
posibilidad de alcanzar esos objetivos.
Lo sorprendente es lo que les cuesta a Macri
y a su entorno darse cuenta de estas cosas. La reunión que hubo el lunes del
así llamado G5 –integrado por Vidal, Rodríguez Larreta, Frigerio, Peña, y Monzó– fue reflejo de esos mundos diferentes que conviven en
la actual administración. La discusión fuerte la protagonizaron Peña y Monzó.
"Teníamos que hacerlo; es la ley", sostenía el primero. "Esto
rompe todos los acuerdos que tenemos por el Presupuesto", replicaba el
segundo.
“Iguacel se cortó solo; es un irresponsable”,
exclamaba con indignación un integrante del equipo económico a comienzo de
semana.
No fue este el único ámbito de controversia
dentro del oficialismo. En la UCR también hubo voces críticas hacia el
reajuste. De hecho, antes de que el Presidente decidiera dar marcha atrás
con la medida, hombres clave del radicalismo hablaron con Dujovne de algunas
ideas alternativas a la propuesta de Iguacel. La cumbre radical del
próximo jueves en la Capital Federal tendrá en su temario el asunto de las
tarifas, el presupuesto y el panorama político para el año electoral que se
avecina.
Respiro en la City.
La calma de la semana la trajo el dólar. El viernes
cerró al valor más bajo que tuvo desde finales de agosto. "Es de no
creer; consguimos parar el dólar y aparecen Iguacel y Carrió y nos complican
todo", se quejaba un funcionario con despacho en la Casa
Rosada que lucía en su rostro un cierto agobio.
El episodio del reajuste tarifario debería
servir de enseñanza para el Presidente. Macri planteó la organización
de su gobierno a la manera de una verdadera ceocracia, creyendo que iba a
procurarle la solución a diversos problemas. Algo así fue lo que implementó
en su primera gestión al frente de la Ciudad de Buenos Aires que, de las dos
que tuvo, fue la más problemática.
Llama la atención que, a la hora de ejercer
la presidencia, no hubiera aprendido esa lección. Fue un error sobre el que
incluso lo alertó Sebastián Piñera. “No lo hagas; no cometas el mismo error que
cometí yo”, le dijo el presidente de Chile. El campo minado que dejó el
kirchnerismo, junto con la minoría absoluta de Cambiemos en ambas cámaras del
Congreso y en la cantidad de gobernaciones, imponía la designación de personas
poseedoras de una visión política de envergadura.
Mario Quintana, Gustavo Lopetegui, Francisco Cabrera, Luis
Caputo, Nicolás Dujovne, Marcos
Peña están lejos de ese perfil. Las consecuencias de dicha carencia
están a la vista. "El primer método para estimar la inteligencia de un
gobernante es mirar los hombres que tiene a su
alrededor" (Maquiavelo).
Producción periodística: Lucía Di Carlo.
(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra
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