Sin intocables…
La voz de su amo. Horacio Rodríguez Larreta. Dibujo: Pablo Temes.
En Casa Rosada circulan quejas contra la Jefatura de
Gabinete. Esperando a Lagarde.
© Escrito por Nelson Castro
el domingo 15 de Junio de 2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Los ojos y los brazos de
Macri están en el ojo de la tormenta”. Así grafica una voz que conoce las
tribulaciones del poder la situación que se vive en el interior del Gobierno.
La frase, que nada tiene que ver con el cuerpo del Presidente, cuyos ojos
y brazos gozan de buena salud, alude a cómo se denomina en la jerga de
Cambiemos al triunvirato a cargo de la Jefatura de Gabinete. Ni Marcos Peña, ni
Mario Quintana ni Gustavo Lopetegui –los triunviros en cuestión– pasan por su
mejor momento.
Durante los dos años y
medio que lleva de gestión el actual gobierno, las inquinas hacia ellos
vinieron desde las entrañas del gabinete. Todos sufrieron las formas y las
acciones de ese triunvirato de poder. Algunos, como Alfonso Prat-Gay, lo
pagaron con sus cargos. Otros sobrevivieron, pero de todos partieron y parten
quejas que cada vez se callan menos.
Ruidos.
A ese universo se sumaron
en estos días dos protagonistas de peso pesado: Horacio Rodríguez Larreta y
María Eugenia Vidal. El que tomó la delantera fue el jefe de Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires. El Presidente aún sostiene a Peña. Es consciente del
alto costo político y de administración que le representaría desprenderse de
él. Los ministros discuten con Peña y compañía los aspectos concretos de la gestión.
Lo de las planillas de Excell, usado como alusión a la mentalidad reinante en
la Jefatura de Gabinete, no es algo figurativo sino muy concreto: es una
metodología que denota una carencia absoluta de visión política de lo que es
gobernar. Y las consecuencias de esa carencia se ahondan en momentos de crisis
como los que se viven en el presente. El gran interrogante que se plantean
todos los analistas es si el Gobierno tendrá la capacidad de maniobra para
trabajar y lograr los acuerdos políticos que requiere la complejidad del
presente.
Todo lo que está
aconteciendo en el ámbito político tiene un objetivo: la elección presidencial
de 2019. La crisis no solo ha precipitado los tiempos sino que ha incorporado
un factor que estaba ausente hasta marzo: la incertidumbre. Lo que era
una reelección casi segura de Macri hoy ya no lo es.
¿Puede entonces aparecer
dentro del oficialismo la candidatura de María Eugenia Vidal como alternativa?
La respuesta es terminante: no. Para 2019, el objetivo es la reelección
del actual presidente. El desafío es enorme. Macri sabe –todos en Cambiemos
lo saben– que si no se gana en primera vuelta, lograr la reelección se parecerá
a una quimera. Por eso crece el peso de voces como las de Emilio Monzó. El
presidente de la Cámara de Diputados a quien, fruto de la soberbia imperante en
el núcleo duro del PRO, estuvieron a punto de arrojar a la hoguera de la
indiferencia y darle una embajada secundaria a modo de premio consuelo de poca
monta, ha vuelto a ganar protagonismo en el armado político con vistas a la
elección del año que viene. Su manejo de la provincia de Buenos Aires fue clave
en la remontada electoral que tuvo Cambiemos en 2017.
En el
peronismo las cosas están más complicadas. Cristina Fernández de Kirchner –que quiere volver a ser
presidenta– está muy activa. Se mueve en silencio. Ya aprendió que cuando calla
y no aparece en escena sube en las encuestas. También sabe que son muchos los
que en el peronismo no la quieren. Y entre esos muchos está la mayoría de los
intendentes justicialistas del conurbano bonaerense.
Visita.
La llegada al país de
Christine Lagarde está llena de connotaciones políticas. La circunstancia ha
querido que, por una razón fortuita, la directora del Fondo Monetario
Internacional viajara a la Argentina para supervisar algunos aspectos
preparatorios de la reunión del G20 que se realizará en nuestro país en
noviembre. Lagarde, que está preocupada e involucrada en que el acuerdo
entre el Gobierno y el FMI funcione, quiere reunirse no solo con el
Presidente sino también con referentes de la oposición. Sabe que sin la
aquiescencia de los opositores, el Gobierno no tiene ninguna chance de lograr
que este acuerdo se haga realidad. Cuenta con un elemento a favor nada
desdeñable: los gobernadores del peronismo entienden que si los números de la
economía no mejoran, a ellos también les va a ir mal.
Por su parte, los técnicos
del Fondo son duros con el análisis de las medidas adoptadas por el Gobierno.
En un informe que se conoció en estas horas se supo que estos técnicos –Roberto
Caldarelli y Alejandro Wagner– pidieron, entre otras cosas, no solo que no se
continúe con las rebajas de las retenciones a las exportaciones de soja sino
que se reimplanten algunas de las que se les quitaron a otros cereales en
diciembre de 2015. La respuesta del Gobierno a este requerimiento fue un no
rotundo.
Los economistas coinciden
en que se está en el comienzo de una etapa recesiva que no se sabe muy bien
cuánto va a durar. Lo que ha habido es una maxidevaluación con inflación, y
esto lleva a una caída significativa del consumo. A pesar de una reactivación
incipiente en algunas industrias exportadoras –por ejemplo, las carnes–, es muy
temprano para que esto produzca un empuje importante en la actividad económica.
El panorama debería empezar a mejorar con la cosecha fina –si todo anda bien– a
partir de enero del año próximo.
En el día a día, hay que
tener en cuenta un factor de incertidumbre importante: La caída en la
demanda de dinero. La gente que puede ahorrar no quiere pesos, lo que acentúa
el bimonetarismo argentino a favor del dólar. Esto, que increíblemente el
Gobierno no advirtió en el momento en que comenzó la corrida cambiaria,
dificulta hacer política económica.
El índice de inflación de
junio viene muy alto. Cierre de locales comerciales, suspensiones, pérdida de
puestos de trabajo, caída del trabajo informal, se conjugan para dar como
resultado un aumento de la pobreza. Macri pidió ser evaluado por el éxito o el
fracaso en el cumplimiento de una promesa de campaña que repitió hasta el
hartazgo: pobreza cero. Si la evaluación la hiciéramos en los términos de un
examen académico, la calificación que le correspondería sería contundente y
lapidaria: reprobado.
Producción periodística:
Lucía Di Carlo.
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