Ruta Nacional Nº 40... De punta a punta, la ruta más espectacular de la Argentina…
Ruta Nacional Nº 40... De punta a punta, la ruta más espectacular
de la Argentina…
La Ruta 40 recorre
más de 5.000 km junto a la Cordillera de los Andes, desde Cabo Vírgenes hasta
La Quiaca. (Getty Images).
Desde el sur de
Santa Cruz hasta el norte de Jujuy, los imperdibles de una ruta famosa en el
mundo, que atraviesa 11 provincias y los más diversos paisajes.
© Escrito por Pablo
Bizón el domingo 15/04/2018 y publicado por el la Sección
Viajes del Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Lo importante no es llegar, lo
importante es el camino”, dice una canción de Fito Páez. Y esta frase, que
bien podría ser una máxima de todo viajero, es especialmente cierta en este
viaje, en el que, justamente, lo importante es el camino. Porque no se trata de
un camino cualquiera, sino de la Ruta Nacional 40, o simplemente “la 40”, la ruta más famosa y
espectacular de la Argentina.
La 40 atravesando la
meseta santacruceña.
La 40 conecta con 27 pasos cordilleranos a
Chile, permite disfrutar de la más variada fauna salvaje, visitar sitios
arqueológicos y paleontológicos de miles de años o sorprenderse en parajes que
cuentan inesperadas historias a un lado del camino.
Es que, además de una ruta, la 40 es
sobre todo lo que conecta:los glaciares del sur con las salinas del norte, un
corderito santacruceño con una humita en chala de Jujuy, los bosques de coihue
de Neuquén o Chubut con los nogales catamarqueños o los olivos riojanos.
Su trazado original data de 1935, pero a
lo largo de su historia sufrió varias modificaciones, hasta tomar su forma
actual, un recorrido que comienza en Cabo Vírgenes, en el extremo sur de Santa
Cruz, y llega hasta La Quiaca, en el norte Jujuy, siempre a los pies de la
Cordillera de los Andes. Bienvenidos a la Ruta 40; bienvenidos a uno de los viajes más espectaculares del
mundo.
El Km 0, a los pies
del faro de Cabo Vírgenes, en Santa Cruz.
Despedida con
pingüinos
“Aquí comienza la Ruta Nacional 40. La
Quiaca, 5.080 km”, dice un cartel azotado por el viento a los pies del faro de Cabo
Vírgenes, en ese extremo sur de Santa Cruz en el que comienza el estrecho de Magallanes. Dice 5.080,
pero modificaciones posteriores llevaron el recorrido a 5.194 km. Pero es aquí,
en esta desolada playa de ripio bañada por el Atlántico sur, donde comienza la
aventura, junto a la primera zona protegida: la reserva provincial Cabo
Vírgenes, con la segunda colonia de Sudamérica de pingüinos de Magallanes.
Por la estepa patagónica.
A 126 km de allí, la 40 atraviesa la primera
ciudad, Río Gallegos, para luego virar al sudoeste y cruzar la meseta patagónica a
lo largo de 255 km hasta el primer pueblo: 28 de Noviembre, donde se ven ya las
elevaciones de la Cordillera
de los Andes, a la que la ruta no abandonará más en los
siguientes 4.700 km. Por algo su logo es el de un cóndor: pueden verse muchos a
lo largo de su recorrido. Cerca de 28 de Noviembre está el punto de
la ruta más cercano al Océano Pacífico: solo 21,7 km en línea
recta hasta un fiordo del sur chileno. Ninguna otra ruta argentina se
acerca tanto al Pacífico.
La escala siguiente es el pueblo minero de
Río Turbio -donde en invierno funciona
el centro de esquí Valdelén-, y 240 km al norte, la primera parada obligada: El
Calafate, a 80 km del Glaciar
Perito Moreno y con multitud de actividades en los
alrededores -caminatas, cabalgatas, 4x4, navegaciones, el museo Glaciarium- y
un buen corderito al asador para la cena.
La 40 pasa a poco más de 100 km del glaciar Perito Moreno. (Francisco
Muñoz)
La 40 sigue hacia el norte, y no se recomienda pasar sin
detenerse en el parador La Leona, un paraje-hotel que
cuenta grandes historias. Construido en 1894 por una familia de inmigrantes
daneses, alojó, entre otros, a los legendarios bandidos Butch Cassidy, Sundance
Kid y Etta Place. Cercahay un bosque petrificado.
Un tramo de la ruta cerca de Cueva de las Manos, en Santa Cruz
(PB/Viajes).
A unos 20 km de allí, es imposible no
desviarse por la ruta 23, en la orilla norte del inmenso Lago Viedma:
encara directo hacia la Cordillera, y enseguida aparece la inconfundible
silueta del Cerro Fitz Roy, una mole de piedra
de 3.405 metros que es uno de los grandes desafíos del mundo para los
escaladores.
A sus pies, y entre vuelta y vuelta del río
Las Vueltas está El Chaltén,
“capital nacional del trekking”. Hay decenas de senderos para disfrutar a pie
de este majestuoso paisaje de piedra, lagos y bosques de lenga.
Desde la 40 sale la ruta 23, que lleva directo a El Chaltén.
De La Leona hacia el norte, comienza uno de
los tramos más desolados de la ruta, con muchos kilómetros de ripio. No lo
lamente y aproveche para ir despacio y contemplar los detalles del paisaje, los
cielos infinitos de la Patagonia, los picos nevados.
Siempre con la Cordillera hacia la izquierda,
la 40 se desvía para entrar a Gobernador
Gregores y luego regresa al oeste, para seguir trepando.
Aviso: en Las Horquetas, vale la pena desviarse hacia el oeste unos 70 km por
la ruta 37 para llegar a uno de los parques menos visitados del país: el Parque
Nacional Perito Moreno, con el lago Belgrano como epicentro y los cercanos
lagos Burmeister, Azara y Nanzen entre montañas. Viento,
soledad y belleza.
El paisaje cerca de Bajo Caracoles, en Santa Cruz (Pinterest)
Poco más al norte, pasando Bajo Caracoles,
otro desvío obligatorio: la ruta 97, que tras 42 km de ripio lleva a la Cueva de
las Manos, un testimonio de miles de años, en el impresionante
cañadón del río Pinturas. Una verdadera sorpresa en medio de la estepa
patagónica.
Otro desvío: hacia el oeste, la ruta 39 hasta
el pueblo de Lago Posadas. Y también al lago,
separado por un angosto istmo de su vecino Lago
Pueyrredón. Vale la pena el paisaje. Puede tomar también la
ruta 41 para cruzar a Chile, ir al norte por la Carretera Austral y regresar a
la Argentina por la margen sur del lago binacional General Carrera-Buenos Aires
-el más grande del país-, pasando por el hermoso pueblo de Los Antiguos. Si es
verano, de paso podrá saborear las cerezas más ricas.
Cueva de las Manos, un imperdible a un costado de la ruta.
Pero si no tomó este desvío y siguió por la
40, poco antes de llegar a la ciudad de Perito Moreno pasará muy cerca del Parque
Nacional Patagonia -es bastante nuevo y aún no cuenta con
servicios-, que protege el sitio al que llegan a reproducirse unas pequeñas y
simpáticas aves llamadas macá tobianos. Está en lo alto de la meseta del lago
Buenos Aires.
De lago en lago
Luego de atravesar el pueblo de Río Mayo, el
río de mismo nombre y también el río Senguer, en la provincia de Chubut, la 40 se dirige al norte hacia Esquel, otra
parada imperdible de su recorrido. Y aquí, otro permitido: desviar por la ruta
259 hacia el oeste y visitar Trevelin, para conocer historias de la
colonización galesa y las cascadas Nant y Fall, y luego tomar la ruta 71 para
atravesar el Parque Nacional Los Alerces,
declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Puede que se pierda un
tramito de la 40, pero la reencontrará poco más adelante, después de pasar por
los lagos Futalaufquen, Menéndez, Verde, Rivadavia, Cholila, Lezama y Carlos
Pellegrini, y sorprenderse con el Alerzal Milenario, un bosque de alerces con
ejemplares de más de 2.600 años.
La 40 rumbo a Esquel, en Chubut.
Poco antes del pueblo de Epuyén, la 71 lo
devolverá a la 40 para seguir rumbo norte a El Hoyo -capital nacional de la
fruta fina- y Lago Puelo, un hermoso pueblo a orillas de un lago tan verde como
hipnótico.
Unos pasitos más y estará en Río Negro, y otros más y recalará en la famosa plaza Pagano de El
Bolsón, con su también famosa feria de artesanías, sus cervezas artesanales,
sus frambuesas y boisenberries y sus múltiples atractivos: el cerro
Piltriquitrón, el Bosque Tallado, el valle del río Azul o
la cascada Escondida.
La cascada Escondida, a 10 km de El Bolsón, es parte del circuito Mallín
Ahogado.
Cuando regrese a la ruta, el trazado sinuoso
lo irá guiando hacia Bariloche, pasando por las orillas de los lagos Guillelmo,
Mascardi y Gutiérrez. Luego de divisar a lo lejos las pistas de Cerro Catedral,
el mayor centro de esquí de Sudamérica, se topará con el principal centro
turístico de la Patagonia, a orillas del Lago Nahuel
Huapi. Hay tanto para hacer en Bariloche, tantos desvíos
imperdibles, que son tema para otras notas.
Uno de los tramos más famosos: la Ruta delos 7 Lagos es parte de la
Ruta 40 (Neuquentur)
Pero la 40 sigue hasta el extremo este del
lago Nahuel Huapi; cruza el río Limay, entra a Neuquén y gira a la izquierda para encarar rumbo a Villa La
Angostura e iniciar uno de sus tramos más pintorescos: entre bosques de coihues
y ñires y junto al Parque Nacional Arrayanes se inicia la
famosa Ruta de los 7 Lagos, ese tramo incomparable de la 40 que
atraviesa el Parque Nacional Lanín y va serpenteando entre los
lagos Correntoso, Espejo Grande, Escondido, Villarino, Falkner, Machónico y
Lácar, que llegan a ocho si sumamos el Nahuel Huapi, y a varios más con unos
desvíos breves hacia el Totoral, el Traful, el Hermoso, el Meliquina, y cerca
de San Martín de los Andes por la ruta 62, el Lolog. Una panzada de paisajes.
Al norte, luego de pasar Junín de los Andes,
la ruta se abre hacia el este para llegar a Zapala, así que habrá que desviarse
por la 23 para visitar el circuito Ruta del Pehuén que
conforman por Aluminé, Villa Pehuenia y Moquehue, uno de los paisajes más
bellos del país, con los únicos bosques nativos del mundo de araucarias
araucanas.
El lago aluminé y las araucarias en Villa Pehuenia (PB/Viajes).
Si tomó este desvío, puede volver a la ruta
en Las Lajas, para seguir trepando por el norte de Neuquén. Y si es a fines de
la primavera o del verano, puede que un enorme rebaño de ovejas le corte la
ruta unos minutos. Disfrútelo: es la única zona del país en que se conserva la trashumancia,
esa antigua forma de pastoreo que traslada el ganado a tierras altas y bajas,
según la época del año.
Ruta 40 en Mendoza.
Casi lo primero que lo recibirá en la
provincia de Mendoza es la extraordinaria reserva
provincial La Payunia, tan espectacular como poco conocida. Con
más de 800 conos volcánicos, es una de las zonas del planeta con mayor densidad
de volcanes, un paisaje lunar coronado por el Payún Liso, de 3.715 metros.
Reserva La Payunia, en el sur de Mendoza.
Poco más al norte, la ruta pasa muy cerca de
San Rafael y sus paisajes: laguna y
salinas del Diamante, embalses Nihuil y Agua de Toro, y el extraordinario Cañón del
Atuel, con sus sorprendentes figuras talladas en piedra. Pero
en San Rafael empieza, además, la ruta del
vino de Mendoza, que continúa 100 km más al norte, en el Valle
de Uco: un paraíso de viñedos y modernas bodegas al pie del Cordón del Plata,
coronado por los casi 6.800 metros del volcán Tupungato.
Viñedos en el Valle de Uco, Mendoza (Bodega O. Fournier)
Ugarteche, Agrelo, Luján de Cuyo, Godoy Cruz,
Maipú son las principales zonas viñateras de la provincia, repletas de bodegas
que reciben a turistas. Y si antes de llegar a Agrelo toma la ruta 7 a mano
izquierda, disfrutará de la ruta de Alta Montaña hasta el
Cristo Redentor, en la frontera con Chile, pasando por Puente del Inca y
divisando el cerro Aconcagua, el techo de América.
Es probable que en la ciudad de Mendoza algún
desprevenido lo mande al km 0. Es que aquí, en la céntrica esquina de San
Martín y Garibaldi, estaba el km 0 de la antigua Ruta 40, que allí se dividía
en 40 Norte y 40 Sur. Ahora es el km 2.900.
Laguna de Los Horcones y el cerro Aconcagua (Coco Yáñez)
De Mendoza a San Juan son 170 km al pie de la Cordillera, con más bodegas y
desvíos como el Parque Nacional El Leoncito, con su obervatorio
astronómico, o el dique Ullum, un oasis donde refrescarse y practicar kayak o
windsurf. Luego de visitar el museo de la bodega Graffigna y la casa natal de
Sarmiento, siga hacia el norte por un tramo desértico que lleva hasta Huaco.
Justo antes, la ruta 150 lo llevará al parque provincial Ischigualasto o Valle
de la Luna, otro imperdible del recorrido junto con el Parque
Nacional Talampaya, justo enfrente y ya en La Rioja.
Luego afrontará un tramo que en otros tiempos
supo ser todo un desafío: los arenales de Guandacol, esos en los que hace años
más de uno quedaba encajado, contaba el periodista Federico Kirbus, autor del
primer libro sobre la 40, todo un clásico que tuvo varias reediciones.
La colorida Cuesta de Miranda en La Rioja (Vialidad Nacional)
Y pasando Villa Unión, otro tramo que es una
delicia: la Cuesta de Miranda, que sube 1.500
metros -desde los 500 hasta los 2.040 msnm- en apenas 12 km, con cientos de
curvas y contracurvas en un paisaje que abarca todos los colores imaginables.
Al bajar, en Nonogasta, la 40 se está convirtiendo en autopista hasta
Chilecito, una ciudad con historia minera y un cable carril que vale la pena.
De los valles a la Puna
Unos 120 km más y, después de pasar por el
para muchos inesperado oasis de San Blas de los Sauces, la 40 entra a Catamarca. Justo antes del límite, se puede continuar
por la ruta 60 hacia Tinogasta, Fiambalá y, más arriba, a la fantástica Ruta de los
Seismiles, en la Puna catamarqueña y a los pies de casi 20 majestuosos
volcanes coronados por el Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo y la
segunda cumbre de América.
Desde Belén, en
Catamarca, se pueden hay imperdibles excursiones en 4x4 por la Puna.
Pero la 40 va más hacia el este y pasa
por Londres, con las cercanas ruinas de Shincal y su camino del Inca, y Belén, “capital
nacional del poncho” y base desde la que parten excursiones 4x4 hacia la Puna.
Una imperdible es al Campo de Piedra Pómez, uno de los paisajes más increíbles
que se puedan imaginar.
Ruinas de Quilmes,
Tucumán.
Y al llegar a Santa María, ya estará en
los hermosos Valles Calchaquíes, con sus tradiciones, su folclore y sus
colores. A pocos km la ruta ingresa a Tucumán por pocos kms. Son sólo 42,
pero intensos: están las ruinas de
Quilmes, los restos del mayor asentamiento precolombino del
país, y muy cerca, por la ruta 307, Amaicha del Valle, con el museo Pachamama y
un observatorio astronómico.
Campo de Piedra
Pómez , en los alrededores de Antofagasta de la Sierra, Catamarca.
Apenas 23 km luego de entrar a Salta, la belleza de Cafayate y
su valle, con sus bodegas y viñedos y la Plaza 20 de Febrero, donde sentarse a
comer un buen cabrito o las mejores empanadas del mundo. Luego sale, a mano
derecha, la ruta 68, con un colorido circuito por la Quebrada de las Conchas,
pero la 40, más al oeste -y ya de ripio nuevamente-, le compite con la
impresionante Quebrada de las Flechas, uno de
esos tramos que lo harán bajar más de una vez a tomar una foto, y otra, y otra.
Vista aérea de la
ruta atravesando la Quebrada de las Flechas, en Salta.
Luego de Angastaco y Molinos, con su
antigua iglesia, la ruta zigzaguea a orillas del valle y tras pasar Seclantás
-visite su ruta de tejedores y llévese un buen poncho de recuerdo- trepa hasta
el mágico Cachi, con sus casas de adobe, sus edificios coloniales blancos, su
iglesia de madera de cardón y un museo arqueológico con objetos de más de
10.000 años. Todo vigilado de cerca por las nieves eternas del Nevado de Cachi.
Parque Nacional Los
Cardones, cerca de Cachi.
Poco más adelante, en Payogasta, podrá
desviar a la derecha para visitar el Parque Nacional Los Cardones,
y más allá, la Cuesta del Obispo, que desciende a pura curva y contracurva
hasta el Valle de Lerma. Pero de Payogasta hacia el norte, la 40 sube y sube
zigzagueando en la montaña hasta su punto más alto: Abra del Acay,
a 4.895 msnm. Para los que gustan de los récords: es el paso más alto
del mundo para una ruta nacional, y el más elevado fuera de Asia.
A 43 km, San Antonio de los Cobres, un pueblo
de altura -casi 3.800 msnm- que cada 1° de agosto celebra la Fiesta Nacional de
la Pachamama. Y 60 km al noroeste, siempre por la 40, puede que tenga suerte y
vea cruzar el famoso Tren a las Nubes por el Viaducto La Polvorilla,
una legendaria obra de ingeniería.
El Tren a las Nubes sobre el Viaducto La Polvorilla, en Salta. Por
debajo para la 40.
Enseguida la ruta ingresa a la provincia de Jujuy, y luego de rodear el imponente cerro Tucli, encara
derechito hacia Susques, donde estará más que bien pasar una noche y no dejar
de visitar, a 65 km por la ruta 52, el desierto blanco de las Salinas
Grandes, ese que National Geographic distinguió entre los “17
lugares más salvajes y hermosos del mundo”.
La 40 en la puna jujeña.
Desde Susques, la 40 sigue su curso sinuoso
hacia el norte por la Puna jujeña.
Son los últimos 325 km que pasan por pueblos como Coranzulí, Orosmayo o Cusi
Cusi. ¡Pare aquí! No se le ocurra pasar de largo porque muy cerca de Cusi Cusi
está el valle de la luna jujeño, un paisaje
tan impresionante como poco conocido. Luego de Misa Rumi, el punto más
septentrional de toda la 40: Santa Catalina, la segunda localidad poblada más
norteña de la Argentina. Si se anima a hacer 30 escabrosos km hacia el
noroeste, podrá llegar a la primera: El Angosto, en un rincón de la provincia.
Desde Santa Catalina, disfrute los últimos 60 km hasta La Quiaca,
pasando por Cieneguillas.
Entonces sí, habrá completado el recorrido
por la ruta más espectacular de la Argentina. Pero sólo en parte, porque como
decía Federico Kirbus, la 40 es “una senda
interminable, que nunca se termina de recorrer”.
La Quiaca, fin del recorrido de 5.140 km por 11
provincias.
Hojas
de Ruta del Automóvil Club Argentino
Provincia de
Santa Cruz
Tramo Cabo Vírgenes - Río Gallegos
Provincia de Santa Cruz
Tramo El Calafate - Perito Moreno
Provincias de Santa Cruz y Chubut
Tramo Perito Moreno - Esquel
Provincias de La Rioja, Catamarca y Salta
Provincias de Salta y Jujuy
Tramo Cafayate - La Quiaca
Tramo Chilecito - Cafayate
Provincias de Salta y Jujuy
Tramo Cafayate - La Quiaca
Proyecto Persiguiendo al Sol...
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