Cómo Argentina pasó de vender bonos a 100 años a un
rescate del FMI…
Mauricio Macri.
El crédito del FMI a Argentina demuestra
que a veces, en los mercados financieros, los recuerdos pueden ser
fugaces. El año pasado, Argentina vendió bonos a 100 años, uniéndose a un
selecto club de países con la confianza para pedir prestado por un período tan
prolongado. Pero este jueves, el Fondo Monetario Internacional acordó con el Gobierno de Mauricio Macri darle
una ayuda crediticia ‘stand by’ de 50.000
millones de dólares a un plazo de tres años.
Principalmente, para ayudarlo a combatir una crisis cambiaria y limitar el
daño adicional a la economía argentina. En primer lugar detonado por un
peligroso estallido de confusión en el mercado.
© Escrito por Andrés Tovar el viernes
08/06/2018 y publicado por la Revista
Cambio16 de la Ciudad de Madrid, España.
Se espera que los fondos del crédito del FMI
a Argentina estén disponibles desde el 20 de junio. Asimismo, se espera
que, en forma inmediata, se concrete el primer desembolso por unos 15.000
millones de dólares. Éstos van a reforzar, según la Hacienda argentina, las
partidas presupuestarias y las reservas del Banco Central de la
República Argentina (BCRA).
También incluye metas de inflación, con las
cuales se guiará el Banco Central dentro de un régimen de tipo de cambio
flotante. 17 % para 2019, 13 % para 2020 y 9 % para 2021. Un punto clave.: En
el período 2018-2021, Argentina deberá reducir su déficit en 19.300 millones de
dólares.
Argentina deberá devolver cada uno de los
desembolsos de este préstamo en ocho cuotas trimestrales. Con tres años de gracia
y con tasas de interés variables -que van del 1,96% al 4,96%-.
¿Pero qué salió mal?
Cuando Macri llegó al poder a fines de 2015, juró deshacer las políticas económicas populistas de su predecesora Cristina Fernández de Kirchner. Principalmente de los controles de divisas, las restricciones comerciales y el fuerte gasto gubernamental. En ese momento, el país enfrentaba una inflación de dos dígitos, grandes déficits y acceso limitado a los mercados internacionales de capital. Los inversionistas le dieron a Macri cierto margen de maniobra porque una devaluación del peso argentino, tasas de interés más altas y recortes incómodos a los subsidios del gobierno estaban entre los cambios difíciles pero necesarios que el presidente prometió.
¿Pero qué salió mal?
Cuando Macri llegó al poder a fines de 2015, juró deshacer las políticas económicas populistas de su predecesora Cristina Fernández de Kirchner. Principalmente de los controles de divisas, las restricciones comerciales y el fuerte gasto gubernamental. En ese momento, el país enfrentaba una inflación de dos dígitos, grandes déficits y acceso limitado a los mercados internacionales de capital. Los inversionistas le dieron a Macri cierto margen de maniobra porque una devaluación del peso argentino, tasas de interés más altas y recortes incómodos a los subsidios del gobierno estaban entre los cambios difíciles pero necesarios que el presidente prometió.
Pero luego el gobierno y el banco central
cometieron un error, a los ojos de los inversores. En Argentina, la alta inflación es
un problema crónico. La tasa de inflación anual superó el 20% el año pasado.
Por ende, la segunda más alta en la región, solo detrás de Venezuela. Sin
embargo, a fines del año pasado, el gobierno redujo sus metas de inflación.
Principalmente apuntó a una tasa de 15% este año, en lugar de entre 8% y 12%.
En consecuencia, empujó hacia fuera el objetivo para bajar el precio al 5%
desde 2019. Hasta 2020. Esto fue seguido en enero por el banco central, que
redujo las tasas de interés hasta el 28%, un movimiento curioso para los
legisladores que buscan dominar la inflación.
Lo que siguió fue una venta masiva en el
peso, que se ha acelerado en los últimos días. La moneda ha perdido más del 20%
de su valor frente al dólar en lo que va de año, estableciendo mínimos récords
sucesivos frente a la moneda estadounidense.
Y llegó el crédito del FMI a Argentina
Todo esto está pasando en la misma Argentina que
ha incumplido su deuda ocho veces en los últimos 200 años, incluido el mayor
incumplimiento soberano de la historia en 2001. También en la misma donde, hace
meses atrás, los inversores decidieron que era una buena idea prestarle a la
nación sudamericana durante 100 años.
En la previa, el Gobierno de Macri ha
evitado hablar de “crisis”. Por el contrario, afirman que el plan es
“consistente y sostenible económica, social y políticamente”. Asimismo, que
buscará una “convergencia más rápida” al equilibrio fiscal y reducir la inflación.
No obstante, es un camino políticamente
complicado para Macri. Muchos en Argentina todavía
culpan al FMI por la severa crisis económica del país a
comienzos de siglo, que dejó a enormes sectores de la población desempleados y
en la pobreza. En consecuencia, el regreso al FMI esta semana se ha encontrado
con algunas protestas callejeras. Existe una preocupación entre algunos inversionistas.
Principalmente, que las consecuencias políticas de ir al FMI podrían hacer más
difícil para Macri continuar con sus reformas económicas. Un temor que está
ayudando a bajar el peso, a pesar del potencial salvavidas del FMI.
Frente a ello, el ministro de Hacienda,
Nicolás Dujovne, dijo que Argentina debe “entender” que la solución a los
problemas del país “depende de los argentinos y que no hay magia. El crédito
del FMI a Argentina ayuda. Pero que resolvamos nuestros problemas depende de
nosotros”.
Mientras tanto, el tema seguirá en la agenda.
Ya la oposición argentina expresó su “preocupación”. En consecuencia, pidió que sea tratado en el Parlamento.
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