Argentina magmática…
El aumento del dólar, la inflación y la temperatura política general
convirtió en líquido cualquier fundamento electoral para 2019.
© Escrito por Jorge
Fontevecchia el martes 26/05/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Al igual que el aumento de
temperatura fusiona las rocas que se transforman en magma, el aumento del
dólar, la inflación y la temperatura política general convirtió en líquido
cualquier fundamento electoral para 2019. Ahora todos son presidenciables,
además de Macri y Vidal, los esperables Urtubey y Massa, los outsiders Tinelli
y Manes, los clásicos De la Sota (dicen que oficializa la semana próxima) y
Lavagna (“se precisa un economista”), en diferentes combinaciones con Pichetto
como candidato a vicepresidente y hasta De Narváez como gobernador bonaerense.
En el kirchnerismo, Rossi, Capitanich y hasta Felipe Solá son los mencionados
mientras se sospecha que Cristina Kirchner les dice a todos que ella no será
candidata pero cuando se acerque la fecha terminará siéndolo. No es seguro que
ese sea el deseo de la ex presidenta pero seguro lo es de Cambiemos, que ante
un eventual ballottage sabe que polarizando contra Cristina le irá mejor que
contra un peronismo razonable.
Sobre Tinelli se opina que el ciclod e famosos se agotó con Reutemann,
Scioli y el propio Macri.
La posibilidad de que el
kirchnerismo pueda volver (el club del helicóptero), enterrada en octubre de
2017 y de difícil resucitación salvo que la economía explote, volvió como
amenaza. La usan los delegados gremiales de las empresas y reparticiones
públicas para amedrentar a aquellos que no quieren plegarse a las huelgas o al
trabajo a desgano: “Ojo que cuando nosotros volvamos te podemos acusar de
traidor”. El miedo al regreso del pasado con que psicopatizan a los empleados
públicos que quieren trabajar funciona como amenaza tácita en los inversores y
empresarios: “¿Qué pasa si invierto y regresa el populismo?”. El derretimiento
de las esperanzas económicas genera una política magmática que produce una
economía magmática que retroalimenta la política magmática. El círculo vicioso
que al igual que su inverso virtuoso se suceden en forma de espiral:
descendente o ascendente, cuando la solidez política produce solidez económica
y viceversa.
Desde el Gobierno piensan así. Creen
que, al igual que se dio vuelta negativamente el humor social de diciembre a
mayo, podría volver a darse vuelta hacia principios del año próximo y llegar a
la campaña de las PASO nuevamente ganadores. Aunque la economía no sea una
panacea, esperan que, por el hecho de que no se hayan cumplido los vaticinios
de desastre, se cumpla que “lo débil que perdura se hace fuerte”.
Desde el Gobierno también se insiste
en que Macri y no Vidal será el candidato presidencial en 2019. Porque por más
que la gobernadora tenga mayor aprobación, cuando el Presidente cae en las
encuestas también cae Vidal, y para que Cambiemos gane a nivel nacional en 2019
es esencial que gane en la provincia de Buenos Aires, y Vidal es la única que
podría lograrlo.
En el electoralismo también
magmático hasta se especula con que Macri reforzará su candidatura a presidente
2019 anunciando que Rodríguez Larreta será su próximo jefe de Gabinete, como si
fuera parte de la fórmula presidencial, aunque en un cargo no electivo. Algo
parecido a cuando Néstor Kirchner, para aumentar sus posibilidades en las
elecciones de 2003, anunció que Lavagna sería su ministro de Economía si
resultaba electo presidente. En el caso de Rodríguez Larreta, su aporte al gobierno
nacional serían sus credenciales como un gran gestor, recreando el exitoso
sistema de Macri jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, donde, en lugar
de dos vicejefes de Gabinete como Quintana y Lopetegui, había directamente dos
jefes de Gabinete, con Larreta y Marcos Peña, uno de gestión y otro de
política.
Hoy hasta el último disparate
resulta plausible porque, al desvanecerse las certezas, toda posibilidad
resulta probable. Pero la existencia de tantos candidatos a presidente del
panperonismo también puede resultar una fortaleza para Macri: que haya muchos
también puede significar que ninguno tenga la suficiente fuerza como para hacer
inverosímiles a los demás, mientras que desde Cambiemos solo el Presidente
tiene el poder.
Argumentos hay a favor y en contra.
“Tinelli sí” porque es el más conocido, “Tinelli no” porque ya se agotó el
ciclo de los famosos con Reutemann, Scioli y Macri, mientras que ahora haría
falta un economista como Lavagna, respetado tanto por los peronistas como por
los radicales. También hay quienes creen que Cristina estaría dispuesta a
competir en las PASO del PJ y que Unión Ciudadana no llevaría candidatos
propios si viera la posibilidad de que una oposición unida pudiera ganarle a
Macri en primera vuelta, y hasta se vuelve con la especulación de que aceptaría
ser candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires porque aunque no
tuviera los fueros de senadora, la Justicia no se animaría a tocarla con el
peronismo de vuelta en el poder.
El futuro es impredecible, tanto
como que hace seis meses nadie imaginaba este escenario político-económico.
Pero que tantos crean que pueden ser presidentes es un hecho objetivo del
presente que indica la debilidad en la que cayó Cambiemos, lo que también se
percibe en las críticas que recibe de periodistas que fueron afines al
oficialismo durante los primeros dos años y medio. Tiene razón Quintana cuando
dice que en enero era “el presidente sustituto” mientras Macri y Peña estaban de
vacaciones y se lo imaginaba a él al mando de la Casa Rosada, y hoy es el
culpable de todos los males. O Marcos Peña, que hasta hace poco se lo comparaba
justamente con el marqués de Pombal, el célebre primer ministro de la Corona
portuguesa en el siglo XVIII, y junto con Quintana recibe hoy críticas desde
todos los sectores.
Si Cambiemos fracasara con la economía, se preferiría como candidato a
alguien como Lavagna.
El magma es líquido mientras se
mantiene a altas temperaturas pero en su recorrido se va enfriando y se
solidifica. Todo dependerá de cómo se mantenga la temperatura política y
económica argentina. Es extraño imaginar una Argentina en llamas el 1º de
diciembre con los jefes de Gobierno del 80% del producto bruto del mundo en
Buenos Aires por el G20. Y es difícil imaginar también que la reapertura de
paritarias por la cláusula de revisión ante una inflación bien superior al 15%
no generará hacia fin de año conflictos sociales que influyan sobre el humor
general. Pero las cartas aún no están echadas. Nunca lo están.
(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra
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