La sombrilla de al lado…
Están
tendidas en las reposeras, debajo de una sombrilla en el balneario Hemingway de
Cariló. Son dos amigas y una habla sin parar…
© Escrito por Hugo Soriani el
sábado 10/02/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Era un rollo de Juan, yo no
quería, pero él tenía la idea fija, ¿viste?, la idea fija: “Mi hijo tiene que
ir al Buenos Aires, tiene que ir al Buenos Aires”, era su cantinela. ¿Viste
como son los ex del Colegio, no? Se creen elegidos, superiores, de otro
planeta. En las reuniones con amistades nuevas siempre se las arreglaba para
decir que él “era del Buenos Aires”, aunque nadie se lo preguntara él lo
contaba igual. Y si encontraba a otro que había ido al “Nacional”, empezaban un
diálogo al margen de todos los demás. “Ahh, vos también sos del Buenos Aires,
¿pero de que promoción?, ¿y a que turno fuiste? ¿No me jodas que en francés
tuviste a la Foncu? ¿Y a la Roggio en Latín? Yo también, yo también”, se
excitaba. Que boludo Juan, por Dios, que boludo. Creo que en los últimos años
de nuestra pareja lo único que lo excitaba era hablar “del Colegio”.
–Bueno che,
tampoco te quejes, peor hubiera sido que se excitara con otras minas, le
interrumpe el monólogo su compañera de sombrilla.
–Sí que se
excitaba. Cuando en alguna reunión conocía una mina que había ido “al Colegio”
se re excitaba el hijo de puta. Es del Buenos Aires, me decía apenas me
acercaba yo para controlar su entusiasmo. Y la minita enseguida me preguntaba:
¿Y vos a que colegio fuiste? Y yo que fui al María Auxiliadora me sentía una
boluda total. Yo estoy orgullosa de mi cole, ¿viste?, pero me sentía una burra
completa porque no había ido “al Nacional”.
Una vez se me
ocurrió contestarle a una que yo tenía sólo el primario aprobado, para joder
nomás. No sabés la cara de Juan, esa noche dormimos en las dos orillas del
colchón, y eso que en vacaciones era cuando más cogíamos.
Ahora tenemos que pagar su obsesión. Él quería que su hijo siguiera la tradición. Poder decir: “Mi hijo va al
Buenos Aires”, pero yo no tengo nada que ver y me tengo que fumar que el
pendejo se lleve siete materias y
pelearme con Juan para que ponga la guita y pague el Instituto, que te cortan
la cabeza, además de clavarme todo febrero en Buenos Aires porqué si lo dejo
solo Camilo no toca un libro. Mientras el padre pasea con su nueva novia de la
manito por Pinamar. Hijo de puta, yo matándome con Camilo para que estudie y el
matándose con “su chica”, como dicen ahora. Seguro que le debe decir orgulloso:
“Camilo, mi hijo, va al Buenos Aires.”, la puta que lo parió-.
–No te pongas loca, Camilo va a aprobar y ya pasa a cuarto,
te queda poco, consuela la amiga.
–Mirá, a
veces hasta deseo que lo caguen, que repita y que tenga que cambiar de colegio.
Me da lástima por Cami, pero cuando pienso la bronca que le daría a Juan no
poder decir que su hijo “es del Buenos Aires”, me divierte, sería mi venganza.
Berreta si querés, pero no te puedo negar que lo pienso y me dan ganas, porque
además ese colegio a Cami le quemó la
cabeza. Desde primer año que se lo empezaron a chamuyar los del Centro de
Estudiantes y ahora le agarró la fiebre de la militancia. Justo ahora que la
policía te caga a palos en las manifestaciones. Tiemblo cada vez que va a una.
Tiemblo. El pendejo no estudia una mierda pero te da cátedra de lo que sea con
esa soberbia adolescente que los hace
creer que se la saben todas, más
los del Buenos Aires. Y yo que no entiendo una chota de política no le puedo
seguir el ritmo. No, no es kirchnerista, por suerte no, lo único que me faltaba
además es que fuese Kirchnerista. Ahí sí que me tenían que internar. Ya con mi
ex me basta, porque Juan es súper K.
Hasta me cuenta Camilo que a “su chica” la conoció en la plaza cuando se fue
Cristina. Que romántico. El boludo de
mierda lo primero que le debe haber
preguntado es si era “del Colegio”.
No, no,
yo te digo que ese tema es mi
karma. Desde que me separé se me acercó un solo tipo que me gustó. Yo me siento
en carrera, pero los tipos quieren el touch and go. Salen una, dos veces, tres
a los sumo y rajan. Y eso que yo no les hago el típico rollo de la separada. No
les hablo de mi ex, ni de los quilombos con Cami, ni que la guita no me
alcanza, ni que se fue la mucama. No, nada de eso. Hablo de cine, de música, de
literatura poco porque vos sabés que nunca fui de leer mucho, quizás por qué no
fui al Buenos Aires, ¿viste? En fin, tipos tuve varios pero uno solo que me
movió el piso. Hasta que un día me preguntó si yo era la ex de Juan Méndez. Sí,
le dije sorprendida, ¿lo conocés? Claro, me contestó, fuimos compañeros en el
Buenos Aires, pero él iba a la tarde.
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