¿Qué es malvinizar?...
2016-01-12. Rindiendo honores a Nuestros Héroes de Malvinas. Cementerio de Puerto Darwin. Fotografía: Luis A. Capomasi
Frente al fuerte debate abierto en la
posguerra entre quienes calificaron la guerra de Malvinas como una “gesta
patriótica” y aquellos que la presentaron como una “aventura irresponsable y
criminal” de una sangrienta dictadura militar, malvinizar es recuperar el
verdadero significado de la causa Malvinas en nuestras vidas personales y en
nuestra historia nacional.
Fotografía: https://federicowalker.files.wordpress.com
© Escrito
por Mario Flores (*) el jueves 02/04/2015 y publicado por el Diario Río Negro
de la Ciudad de General Roca, Provincia de Río Negro, República Argentina.
Después
de todo, la propia historia de Malvinas no empieza ni termina en 1982: las
islas fueron usurpadas en 1833 y desde aquel entonces nuestro país reclama por
su integridad territorial. Por ello malvinizar es “poner las cosas en su
lugar”:
• es
denunciar públicamente la vigencia de un enclave colonial dentro de nuestro
país a inicios del siglo XXI;
• es
condenar públicamente que estemos obligados a usar el pasaporte para entrar a
las islas;
• es
conocer el significado y alcance del justo reclamo nacional de soberanía sobre
las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios
marítimos e insulares que las circundan;
• es
entender que la causa Malvinas es mucho más que la guerra; Malvinas resume la
larga lucha del país por obtener su plena soberanía económica, política,
cultural y territorial;
• es
saber que las Islas Malvinas son argentinas desde 1810 por haber sido parte del
territorio del Virreinato del Río de la Plata y tener en cuenta que, al momento
de reconocer la independencia argentina (1825), el Reino Unido no las reclamó;
• es
dimensionar las iniciativas de Miguel Fitzgerald en 1964 y de quienes
conformaron el “Operativo Cóndor” con el fin de reafirmar la soberanía nacional
en 1966;
• es
comprender el éxito que significa para la diplomacia nacional lo dicho por la
resolución 2065 de la ONU cuando “invita a ambos gobiernos a continuar con las
negociaciones a fin de encontrar una solución pacífica al problema”;
• es
rechazar la militarización británica del Atlántico Sur y el principio de
autodeterminación de los pueblos porque los isleños de hoy son los
descendientes de los británicos que expulsaron a las autoridades argentinas y a
quienes ya vivían en las islas en 1833;
• es
separar el amor por la bandera de una sangrienta dictadura militar repudiada
masivamente por las mayorías populares;
• es
dimensionar que aquellos soldados, hoy ya veteranos de guerra, no son ni fueron
chicos de la guerra;
• es
denunciar públicamente el ocultamiento posbélico sufrido por veteranos de
guerra y familiares de caídos a comienzos de la democracia;
• es
responsabilizarse como sociedad por los suicidios de veteranos de guerra
ocurridos desde 1982 a la fecha;
• es
querer la vida e historia de los hijos de esta provincia caídos en combate;
• es
sancionar públicamente la ausencia de la bandera argentina en el cementerio de
Puerto Darwin, único caso a nivel mundial que desconoce una práctica asiduamente
utilizada en los cementerios militares;
• es
actualizar cotidianamente el valor de la entrega de los soldados que desde 1982
custodian el Atlántico Sur. Para honrar la memoria de los caídos no alcanza con
declamar que las “Malvinas son argentinas”.
Por
todo esto hoy tenemos que hablar de Malvinas, recordando a los caídos y,
fundamentalmente, también teniendo en cuenta el peso que la definición de esta
causa tiene en el presente y en el futuro de nuestro país. De ella podría
depender la soberanía argentina de lo que señalamos como nuestro sector
antártico, por ejemplo.
Para
finalizar, me gustaría recordar una frase dicha por don Felipe allá por 1985:
“La soberanía nacional está en grave peligro. Si en pocos años más no
desarrollamos la Patagonia, la presión de las potencias ante la escasez de
alimentos y energía puede hacernos perder este inmenso espacio vacío, porque
los costos de una conquista serán menores que los de no disponer de los bienes
que tiene nuestro sur”.
“Todavía
no se entiende que, cuando la Patagonia tenga por lo menos cinco millones de
habitantes y una economía poderosa, las Islas Malvinas volverán a nuestra
soberanía sin necesidad de esfuerzos bélicos ni diplomáticos.”
(*)
Mario Flores. Miembro del Centro de Veteranos de Guerra Malvinas Argentinas,
Neuquén. Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas. Comisión Neuquina de
Homenaje Permanente a los Héroes de Malvinas.
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