sábado, 21 de octubre de 2017

Objetivo 6: Asegurar agua potable y saneamiento... @dealgunamanera...

 Objetivo 6: Asegurar agua potable y saneamiento...


Cuando nos referimos al agua potable y saneamiento, las evidencias no son muy positivas. En América Latina, es un sector que se caracteriza por bajas coberturas y mala calidad del servicio ofrecido, debido a los inconvenientes financieros de las prestadoras de estos servicios.

© Escrito por Fernanda Medeiros (España/Brasil) el jueves 05/11/2015 y publicado por MSD Idiomas Madrid de la Ciudad de Madrid, España.

La falta de incentivos para la mejora de la gestión ha conducido el sector a un nivel de sostenibilidad no tolerado. Además, existen divergencias entre la política tarifaria y las inversiones y financiamiento, que caminan en direcciones opuestas. Dentro del marco institucional y regulador, se requiere ajustes para mejorar la gestión de las empresas responsables por los servicios de saneamiento y para permitir que los órganos gubernamentales competentes ejerzan su función con eficacia.

Los servicios de agua y saneamiento intervienen de manera positiva en los indicadores de nutrición, salud y educación. Asimismo, representa la competitividad de un país en el sentido de contribuir con la mejora sostenible de calidad de vida de la población.

Si bien este sector ha sido incluido en los previos Objetivos del Milenio, debemos entender que con solo ampliar los recursos destinados no se garantiza inversiones sostenibles, ni tampoco que el agua potable y saneamiento va a llegar a los que más los necesitan. Por lo tanto, es necesario una política y metodología que priorice la asignación de recursos a favor de esta parte de la población desfavorecida y que mejore la gestión de las empresas del sector.


El uso del agua debe ser basado en un coste al recurso hídrico. En estos momentos, las tarifas cobradas por las empresas solamente incluyen costes a corto plazo, cuando deberían incluir costes a plazos intermedios. De este modo, observamos que estas compañías están retrasadas y no son capaces de reflejar un coste medio a plazos intermedios, debido a la falta de una medición precisa del uso del servicio por parte de la población.

Una de las estrategias para mejorar la gestión de servicios es optimizar la capacidad instalada a través de la ampliación de la medición de su uso, antes de ampliar el sistema con nuevas inversiones. Una mayor medición contribuirá a la identificación de elementos para en el futuro, abordar el problema del agua que no se factura. En el mismo sentido, el sector debe revisar la distribución de recursos a favor de un mejor financiamiento de las inversiones y adecuar los incentivos obtenidos. A fin de mejorar la gestión de esta prestación de servicio, también se abrieron puertas a la participación privada a través de concesiones.

Los principales desafíos del sector son:

Mejorar las coberturas y la calidad del servicio. 

Si bien las áreas que están mejor atendidas se sitúan en los centros urbanos, hay pequeñas ciudades, zonas urbanas marginalizadas y zonas rurales que carecen de este servicio, principalmente en América Latina. En los pequeños centros urbanos donde no llegan estos servicios, la población cuenta con la diminuta cobertura de compañías privadas. Estas empresas no garantizan el uso adecuado de los sistemas implantados ni tampoco reúnen las condiciones mínimas de sanidad exigidas. Además, el precio del servicio ofrecido es muy elevado.

Aumentar las inversiones y establecer una política financiera.

Las inversiones en el sector de los últimos años presentan una gran volatilidad y una tendencia decreciente. La volatilidad se debe al grado de dependencia de las compañías con las financiaciones del Estado. Por esta razón, es necesario que los países dispongan de una política financiera que garantice la generación de recursos necesarios para financiar el sector y medios para obtener inversiones sostenibles para mantenerlo estable.  

Mejora de la situación económica de las empresas. 

Hay evidencias de que la situación económica de las empresas de agua potable y saneamiento no son las mejores. Los ingresos obtenidos son suficientes para cubrir solamente los costes operativos. En los últimos años, no ha habido mejora sino que los indicadores apuntan hacia una dirección opuesta. Estas empresas están deteriorándose y no hay ninguna estrategia de mejora eficiente puesta en marcha.

Sistema de tarifas adecuado. 

Si bien se reconoce que el agua tiene un valor social, económico y ambiental y que su uso debe estar interrelacionado con estos valores, no se ha establecido un coste al recurso hídrico por lo que las tarifas cobradas incluyen solamente los costes por los servicios ofrecidos. Las tarifas cobradas estarían más adecuadas si incluyesen un costo intermedio a un plazo intermedio.

Ajustes en el marco institucional y regulatorio. 

Recientemente hubo cambios en el marco legal y regulatorio del sector que incluyeron contratos de explotación, funciones del ente rector, directorios de las empresas municipales, plan maestro optimizado y por último, tarifas y ampliación al ámbito rural y pequeñas ciudades. Como todas las ciudades son los prestadores de servicio en un mercado libre de competencias y fijan sus propios precios, los gobiernos adoptan las políticas tarifarias y prácticas operativas incapaces de mantener la sostenibilidad y el crecimiento del sector.

Generación de incentivos para una gestión de servicios eficaz. 

La prestación de servicios y aprobación de tarifas son de responsabilidad municipal en el ámbito urbano lo que colabora, en gran parte, a la generación de incentivos para la mejor gestión. Esta estrategia debería ser una prioridad para la gestión de las empresas una vez que torna posible identificar la medición de agua no facturada de acuerdo con el avance de la ampliación de cobertura.

Aumentar la sostenibilidad de las inversiones. 

Las inversiones realizadas desde un nivel central no son sostenibles porque las decisiones fueron tomadas sin tener en cuenta la participación y empoderamiento de las empresas. Se ha identificado que parte de los servicios es sostenible y otra parte, está colapsada. De esta manera, se considera que la construcción de obras y otras actividades pueden colaborar con la mejora de la sostenibilidad de las inversiones.


Hemos visto que hay mucho lo que hacer en las zonas menos desarrolladas. Si bien el sector del agua potable y saneamiento es un recurso básico para una población, sabemos que no alcanza a todos. Quizás por ser un recurso básico, se torna incluso olvidado por existir otras prioridades en las políticas de los Estados. Entretanto, hay que darle especial atención, ampliar sus límites y ofrecer una mejor calidad de vida a todos los ciudadanos.

A través de mayores inversiones en el sector y aplicación de políticas adecuadas para la regulación de tarifas y mejora de la calidad del servicio, será posible atingir la sostenibilidad en el sector. Lo que nos queda por saber es cuánto de inversión estará destinada a este objetivo para poder repartir entre las empresas prestadoras de servicio (públicas o privadas) y la ampliación de los recursos en los próximos 15 años.

De tal manera, debemos pensar que siempre habrá áreas aisladas y alejadas, en las cuales nunca llegarán este recurso, sea por inviabilidad de las obras o bien por los bajos beneficios al introducir un sistema adecuado. En este caso, será más conveniente aplicar políticas sociales que apoyen la movilidad de la población más carente a zonas que estén atendidas por estos recursos básicos.

Referencias bibliográficas:

Marmanillo, Iris. (2007). Agua potable y saneamiento. Banco Mundial, pp. 325-351.


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