Mauricio Macri, el ganador neto de las elecciones…
Así fueron los
festejos en el bunker de Cambiemos. Fotografía: Pablo Cuarterolo
Gracias a la polarización, el gobierno obtuvo una victoria resonante que el
permite al Presidente encarar la segunda parte de su mandato más fortalecido
que nunca.
© Escrito por Nelson Castro el martes 24/10/2017 y publicado por el Diario
Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El
gobierno obtuvo una victoria resonante, no sólo porque se impuso en la
provincia de Buenos Aires sino también porque logró superar a nivel
nacional el umbral del 40%, signo de un crecimiento
electoral que le permite consolidar su poder. Este es un dato muy importante
para el nuevo período que se abre en la gestión de Mauricio Macri. El Presidente se podrá sentar, pues, fortalecido cuando el próximo
viernes se reúna con los gobernadores de las 24 provincias para tratar aspectos
clave que tienen que ver con temas impositivos y con la coparticipación federal. Lo
mismo le ocurrirá al momento de discutir la reforma
laboral con la dirigencia sindical.
El gobierno sacó provecho de las enseñanzas que le dejó
las PASO. Logró
consolidar un escenario de polarización del cual se benefició en territorio
bonaerense no sólo por una mayor concurrencia al sufragio del electorado sino
por haberle sacado votos a Sergio Massa.
Además, lo cuidó a Florencio Randazzo y eso también funcionó. En efecto, el ex ministro del Interior y
Transporte pudo retener su base electoral en su casi totalidad.
Los triunfos de Cambiemos en La Rioja, Salta, Santa Fe y Chaco tienen aire de batacazos.
La victoria de Elisa Carrió –luego de su peor semana tras sus expresiones lamentable referidas al caso
de la muerte de Santiago Maldonado-
le significó una reivindicación, sobre todo puertas adentro de Cambiemos. Está
claro que en esta elección la
tragedia de la familia Maldonado no tuvo ninguna influencia ni
consecuencia.
El ganador neto de la
jornada de ayer es el presidente Macri. Él
le puso el cuerpo a la campaña y, a diferencia de lo que había ocurrido en las
PASO, tuvo presencia en la difícil geografía bonaerense, principalmente en el
conurbano.
María Eugenia Vidal
es otra ganadora neta. Su figura genera empatía; su
presencia en distintos lugares de la compleja provincia que gobierna, es un
hecho esencial de su gestión que en la gente impacta, inclusive en aquellos que
no simpatizan con Cambiemos. Su temple y aplomo también.
El derrumbe del
peronismo ha sido estrepitoso. Las derrotas en
Salta y en Córdoba han dejado fuera de carrera a sus respectivos gobernadores –Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti-
de cualquier aspiración de erigirse líderes del partido con aspiraciones
presidenciales.
Tienen para el PJ tiempos borrascosos, sobre todo por lo que anunció Cristina Fernández de Kirchner en
su penoso discurso de la noche de ayer en la que afirmó su voluntad de comandar
al peronismo y en la que exhibió su particular visión de la realidad.
Habló de Cambiemos como si el oficialismo hubiera perdido
y apeló a los mismos clichés de siempre. Sólo le faltó nombrara a Clarín. Pero
además de eso, lo que mostró fue
su enorme pequeñez. No dijo una sola palabra de salutación dirigida
a sus adversarios. “En la
victoria, magnanimidad y en la derrota, dignidad”, es una famosa
frase de Winston Churchill que
evidentemente nunca leyó.
La de ayer fue la
tercera derrota electoral consecutiva del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. CFK pareció no haberse anoticiado. Nada
que sorprenda. Su llamado a la unión de la oposición también es curioso, siendo
que fue ella quien privó al peronismo de ir con una fórmula de unidad con
Randazzo, a quien le negó la posibilidad de una interna que la ex presidenta
hubiera ganado.
La consecuencia más significativa de los resultados de
ayer de cara al futuro, es la definitiva consolidación del proyecto de
reelección para Macri en el 2019. La división del peronismo le abre un
horizonte que, al día de hoy, tiene un solo obstáculo: los aciertos y la
calidad de gestión que sepa mostrar el Presidente.
“Lo peor ya pasó”, dijo el jefe de Estado en la noche de
ayer. Mucha gente –incluso de los que lo votaron- podrían demostrarle que, en los hechos, aún no.
Será importante que los siga escuchando. Ese es uno de
sus grandes desafíos de ahora en más. Hay otro también relevante: superar la
grieta y buscar los consensos que permitan enfrentar los grandes problemas
socioeconómicos que afectan a nuestro país. Tal vez para eso también lo ayude
otra célebre frase de Churchill: “Democracia
es darle la razón, al menos por una vez, al otro”.
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