Desaparición de Maldonado, no fue un gendarme fue la Gendarmería...
El siguiente video exclusivo echa por tierra las explicaciones del Gobierno
y Gendarmería en torno la desaparición de Santiago Maldonado, y aporta pruebas
de quien y como lo habría ultimado perteneciente a la Gendarmería. Y como su
cuerpo fue sacado del Pu Lof Mapuche por la tranquera de ingreso con rumbo a
Esquel, con los medios, la intervención institucional, y el encubrimiento por
parte de la Gendarmería.
© Publicado el jueves
14/09/2017 por el equipo de Redacción e Investigación de Striptease del Poder
Sobre la desaparición de Santiago
Maldonado hay dos versiones. La oficial que primero dijo que los gendarmes no
habían llegado al rio, y nunca tuvieron contacto físico con nadie, y que no
había filmaciones. Que ahora se modificó
diciendo que algunos gendarmes podrían haber golpeado a Maldonado y a este se
lo habría llevado el rio.
Y la de la comunidad mapuche del Pu
Lof, que dice que Santiago Maldonado huyó con su mochila, y los gendarmes lo
capturaron en el rio, lo golpearon, lo subieron a un Unimog, y luego lo
trasladaron como un bulto a una camioneta blanca que partió hacia Esquel.
El siguiente video exclusivo,
elaborado en base a imágenes de Gendarmería y medios afines al Gobierno,
canales de televisión, y a fotografías tomadas por los mapuches, demuestran la
veracidad de la versión mapuche. Y las
falsedades de Gendarmería y el Gobierno en la desaparición de Santiago
Maldonado.
No obstante el juez federal Guido
Otranto en lugar de investigar el accionar de Gendarmería, conforme la caratula
de la causa de “desaparición forzada”, ordenó rastrillar los 800 kilómetros del Rio Chubut.
Suministrándole así una oportunidad a Gendarmería para que arroje el cuerpo de
Santiago Maldonado en cualquier lugar del mismo.
Así con la aparición de sus restos
sumamente deteriorados, la carátula de la causa pasará de “desaparición
forzada”, a “averiguación de causales de su muerte”. O como máximo conforme las
últimas versiones sostenidas por el Gobierno, a “lesiones seguidas de muerte”.
Y al no poderse acreditar gran cosa, ella podrá durar indefinidamente,
consagrándose la impunidad, como tantas otras veces sucedió en Argentina.
O cerrándola con una leve condena,
que caiga sobre algún subordinado, como sucedió con la desaparición del soldado
Omar Carrasco. Para poder salvar a la cadena de mandos, que en este caso puede
llegar hasta la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quién de entrada negó
obstinadamente la responsabilidad de la Gendarmería. No obstante que su segundo
en el ministerio, Pablo Noceti, ese día estaba en el lugar de los hechos, en su
comienzo y en su trágico final.
Fuerza con la que la ministra Bullrich
ha cultivado una estrecha e inusitada relación, inaceptable desde el punto de
vista de su control. Y a la que se le ha confiado delicadísimas tareas, como la
revisión de la pericias en la causa por la muerte de Nisman concretadas por los
expertos de la Policía Federal, que dictaminaron que no existía evidencia
alguna de la intervención de un tercero en ella.
Casualmente la entonces diputada
Bullrich, fue la gran promotora de la denuncia del fiscal Nisman contra el
anterior Gobierno, por encubrimiento del atentado de la AMIA. Y la gran
sostenedora de la hipótesis de su asesinato, sin que existiera prueba alguna de
ello.
Causas judiciales que tuvieron un
gran peso en el resultado de las elecciones presidenciales de ese año. Por eso
el interés directo de la ministra que se resuelvan conforme sus planteos, lo
que explica su más que permisiva actitud en relación con la Gendarmería, que
acaba de anticipar un resultado de sus pericias en el caso Nisman, conforme las
aspiraciones de ella.
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