Derribando Mitos…
Si bien e incursionado en reflexiones, filosóficas, religiosas biológicas y
físicas durante toda mi vida, cuestionando muchas presuntas verdades y hasta
atreviéndome a construir teorías propias, recién desde hace algunos años me he
permitido incursionar también en la economía.
El futuro es
previsible. © Escrito por Teodoro M. Goette el viernes 28/07/2017 y publicado
en Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hace tiempo que los políticos y los economistas nos engañan con conceptos
como “inflación” y “tipo de cambio”. Toda la economía parece dar vueltas
alrededor de estos dos conceptos que en rigor y tal como se usan son falaces y
no expresan nada.
El valor de los bienes es en realidad lo que debe ocupar y preocupar a la
economía. Este valor no es absoluto sino relativo.
La ecuación fundamental de la economía tanto para un país como para una
empresa o una persona es la diferencia entre ingresos (productivos
o resultado de una renta) y los egresos (incluye gastos
básicos, suntuarios, pago de créditos y dispendios).
La verdadera inflación es el porcentaje
de aumento de los egresos sobre los ingresos más
allá de los números artificiosos que el Banco Central maneje. En este sentido
es una medida del quebranto de un país.
Visto de esta manera comprenderemos que la verdadera inflación en Argentina
es monstruosa. La gran mentira de la inflación contenida, como toda mentira
tiene patas cortas y tarde o temprano culmina con el inevitable shock de
sinceramiento con todas sus consecuencias, tal como ocurrió ya tantas veces.
De igual manera, si los egresos de un comerciante o de industrial se
incrementan (sueldos, alquileres, gastos operativos, gastos fijos, precio de
los insumos, impuestos, fletes, etc...) tienen que aumentar los ingresos
(precios) o reducir sus egresos (esto se traduce en despidos, desmejoramiento
de la calidad, dilatación de los pagos, reducción de stocks tanto de insumos
como de productos terminados, reducción de gastos fijos, desatención del
mantenimiento, etc...), de lo contrario sobreviene el quebranto. Vemos que es
pueril despotricar porque todos los días hay aumentos de precios. Estos
aumentos son inevitables y hacen a la supervivencia de las empresas.
El tipo de cambio es otro concepto artificioso. El verdadero tipo
de cambio corresponde en realidad a la relación entre el precio que
debe pagarse por un paquete estándar de bienes, en el país que emite la moneda
y el que debe pagarse por el mismo paquete en el nuestro, en pesos. Si en USA
el paquete debe pagarse u$s 100,00 y en Argentina el mismo paquete debe pagarse
$ 1000,00 la relación es 10 a 1 con lo cual el cada dólar no cuesta $ 10,00.
Ese es el verdadero valor de cambio.
Si sin llegar a hacer un estudio profundo y metódico analizamos simplemente
el hechos cotidiano de gente que va al exterior (países limítrofes y USA) a
comprar bienes que cuestan el 50 % o menos de lo que cuestan en Argentina,
deducimos que el precio del dólar es por lo menos el doble del valor “oficial”.
Esto también ya ocurrió muchas veces y como ese dólar oficial es el que se emplea
para mentir la inflación, tarde o temprano al igual que esta se sincerará con
el consiguiente shock.
El gobierno, que se resiste por “razones políticas” (electorales y
marketineras) a reducir egresos (gasto fiscal) debe recurrir a aumentar los
ingresos de cualquier manera. En el gobierno anterior se hizo entre otras cosas
tomando barato dinero del Anses y del Banco
Central y en este gobierno recurriendo además a préstamos al exterior.
Tanto en uno como en otro caso, la relación fundamental ingresos/egresos se
degrada generando más inflación y quebranto.
El futuro es previsible.
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