De Alguna Manera...: Automóvil Club Argentino… El mejor amigo del auto… @dealgunamanera...

Automóvil Club Argentino… El mejor amigo del auto…

Servicio de motocicleta para auxilio mecánico.

En 1904, un puñado de fanáticos de una cosa recién nacida llamada automóvil fundó el ACA, una de las instituciones más federales de la Argentina. Hagamos un viaje por su increíble historia.

Hubo un tiempo en que el automóvil era un juguete exclusivo de un puñado de amigos, preferentemente de picnic en los porteños bosques de Palermo. Uno de ellos, Dalmiro Varela Castex, fue el introductor del primer coche en el país, un Benz con propulsión a caldera. Ya se conocen los hitos de la travesía. Luego se trajo un De Dion Bouton, triciclo con motor a bencina. Más tarde reincidió con otro Benz y a los cuatro años sumó a la colección un Decauville de dos cilindros, como para rubricar el primer capítulo de esta historia como pionero.

Con otros tantos compañeros de emociones, Varela Castex impulsó la necesidad de una asociación que nucleara a los amantes de estos chiches, inspirada en modelos similares que ya existían en Europa. Tras las primeras reuniones en los salones de la Sociedad Hípica Argentina, que llevaron a la redacción de un estatuto, en 1904 se firmaron las actas de constitución de la entidad.

Lo que ocurrió es que la diversión mutó en necesidad. El automóvil reemplazó a los carruajes o galeras tiradas por caballos y comenzó a erigirse como el medio de transporte emblemático de los nuevos tiempos.

De aquellas motivaciones lúdicas del principio, el ACA creció a la par del desarrollo de la industria y de las necesidades que nacían del asfalto. La entidad se encargó de hacer los primeros relevamientos de rutas para la edición de guías y planos. Años después, adquirió las primeras máquinas viales para el mantenimiento de rutas e instaló las primeras casillas camineras. A 110 años de su fundación, el Automóvil Club Argentino se precia de ofrecer servicios en todos los frentes que atañen a la vida al volante.

Si hay alguien que puede dar testimonio de las variaciones de ese itinerario es Jorge Rosales, elegido presidente de la entidad en 2008 y cuyo mandato fue ratificado por los socios en 2012. Entró al área de seguros del ACA en 1969, con sólo 21 años y aún sigue allí, entonando los 67. “Estuve 33 años como empleado y 11 como dirigente, de los cuales los últimos seis ejercí como presidente. Es decir, que este año cumplo 45 años en el club”, desglosa el abogado de profesión. “El ACA es mi vida, mi gran pasión”, grafica este dirigente porteñazo de 30 de agosto, un pueblito en los alrededores de Trenque Lauquen, fana de River y de los coches japoneses.

Según pasan los años

“A medida que se transformaba el parque automotor, teníamos que capacitar y actualizar el conocimiento de los mecánicos”, recuerda Rosales. Además, con el correr de los años, las exigencias del público fueron cada vez mayores. Cambió hasta el perfil de la atención al público. Hoy la gente te exige una dedicación mucho más personalizada y tienen razón”, asevera.

A su vez, el ACA abordó una nueva forma de hacer turismo, un volantazo en su concepción inicial de confort apto para toda la familia. “Nuestras hosterías eran históricamente simples, con cuchetas a granel. Tuvimos que cambiar nuestra visión en función de los cambios de la sociedad: hacer habitaciones confortables, individuales, con baños privados, calefacción. Eso hace 40 años era inimaginable”, dice.

Del turismo a los seguros, de la educación vial a la planificación del tránsito, de la asesoría jurídica a las unidades serviciales. Las prestaciones se multiplican por cada velita soplada para atender las exigencias de los 380.000 socios.

El ACA, además, se mantiene como la Autoridad Deportiva Nacional en el automovilismo. “A partir de 1926 pasamos a integrar la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) y nos convertimos en delegatarios del poder deportivo. Somos el control y la fiscalización del deporte automotor en Argentina”, explica. Por intermedio de esa potestad, el ACA organiza y fiscaliza competencias nacionales o internacionales, como el Gran Premio de Fórmula Uno, el Rally Internacional y el Rally Nacional.

Uno de los efectos adversos de la modernidad fue la agudización de los problemas del tránsito y la continua sensación de colapso de la calle. “Tenemos el doble de la flota que necesitamos para cubrir los servicios que hacemos. Hace veinte años, con 240 equipos hacíamos 4.000 servicios. Hoy tenemos 220 equipos en la calle y hacemos 1.800 servicios. Donde no tenemos red propia, tenemos una red de concesionarios paralelos que nos permite llegar a donde deseamos”, remarca el directivo.

Símbolo del Automóvil Club Argentino

Fuera de las urgencias, el ACA ofrece seguros, asistencia al viajero y una de las canónicas Escuela de Conducción para el público a nivel nacional. Eso se suma a las 160 estaciones se servicio distribuidas en todo el país, además de las 24 alquiladas a YPF y un par de talleres mecánicos. A la hora de referenciar los recursos de la entidad, el primero son los socios, el segundo es el combustible y el tercero, la venta de seguros.

La razón de ser del ACA nunca descansa, está en continua búsqueda, siempre al modo recalculando de los GPS. “El ACA se va a aggiornar”, cavila Rosales. “Estamos buscando nichos de mercado que nos permitan incorporar nuevos recursos para poder prestar nuevos servicios, de acuerdo a las necesidades que se presenten en cada momento”. La misma lógica que los mantiene en vigencia estos 110 años. Algo se andará.

Símbolos del ACA:

A través de tantísimos viajes por las diferentes rutas de la República Argentina, te ofrezco aquí fotos de las diferentes dependencias del Club, siendo su símbolo identificatorio su distintivo a mostrar:

Ciudad Autónoma de Buenos Aires...