China presiona a
Argentina: si quiere inversiones debe cumplir antes lo firmado con Kirchner…
Yan Zhiyong,
titular de PowerChina, saluda a Mauricio Macri (derecha.) en Pekín. Foto:
Presidencia Argentina
Macri realiza una
visita oficial de cuatro días a Pekín, en la que busca reactivar los acuerdos
bilaterales.
"A los chinos hay que cumplirles", afirma el
presidente de la Cámara Argentino-China, Carlos Spadone,
uno de los primeros empresarios argentinos que comenzó a hacer negocios con el
gigante asiático. El Gobierno de Mauricio Macri ha frenado los compromisos asumidos con
Pekín por su predecesora, Cristina Fernández de Kirchner, y de no retomarse
están en riesgo inversiones en energía e infraestructura que pueden ascender
hasta 30.000 millones de dólares. Macri comenzó este lunes una visita oficial
de cuatro días a Pekín que busca limar las tensiones entre ambos países y lograr
que China vuelva a abrir el grifo. Como forma de presión, el Gobierno de Xi
Jinping ha dejado de comprar
soja argentina y se la adquiere al vecino Brasil aun a precio superior, afirma
Sergio Cesarin, coordinador del Centro de
Estudios sobre Asia del Pacífico e India (Ceapi) de la Universidad Nacional de
Tres de Febrero.
En el centro del conflicto están las
dos centrales hidroeléctricas proyectadas en la provincia patagónica de Santa
Cruz, el feudo de los Kirchner. Ambas están paralizadas por la Justicia, a la
espera del resultado de estudios de impacto medioambiental. Al fallo judicial
se suma la gran presión de ecologistas, que se oponen con firmeza a la
construcción de las represas. "Le dije a Macri que son un desastre",
declaró Yvon Chouinard, fundador de la marca de ropa estadounidense Patagonia y
activista medioambiental, igual que su fallecido amigo Douglas Tompkins.
"Es una tecnología vieja que ya no tiene sentido. Las de Santa Cruz son un
gran error. Van a costar mucho más de lo que dicen", agregó Chouinard, entrevistado
por La Nación tras reunirse con el presidente argentino. El Gobierno macrista redujo de 7.000 a 4.500 millones de dólares el costo
previsto de las obras a cambio de reducir la potencia y extender los plazos de
concesión.
Le guste o no el proyecto de las
represas, Macri tiene poco margen de maniobra, ya que los distintos acuerdos
firmados con empresas chinas por Fernández de Kirchner contienen cláusulas de
cross default, es decir, si se suspende una de las obras pactadas, se caen
también todas las demás. Una de ellas es el Belgrano Cargas, el ambicioso
proyecto para comprar nuevos vagones y locomotoras y modernizar 1.600
kilómetros de vías de tren entre las provincias productivas del norte argentino
con los puertos de Rosario, con el objetivo de abaratar notablemente los costos
de transporte internos de las materias primas argentinas destinadas a la
exportación.
El interés chino por el Belgrano
Cargas se remonta a 2006, cuando se conformó un consorcio chino-argentino
encabezado por Franco Macri, padre del actual presidente y uno de los
empresarios más ricos del país. En el consorcio estaba también Hugo
Moyano, líder del sindicato de Camioneros.
"Moyano es el último interesado en que funcionen los trenes", asegura
Spadone. "Cobraron mucho, pero no arreglaron nada", denuncia. En
2012, Fernández de Kirchner reflotó la idea y anunció un préstamo chino por
11.400 millones de dólares. El Gobierno macrista convirtió el Plan Belgrano en
una de las grandes
obras de infraestructura para ganar competitividad e impulsar las economías regionales del centro y norte del país.
Otro de los puntos de fricción en las
obras adjudicadas a las empresas chinas son los materiales. Importarlos del
país asiático es mucho más barato que comprarlos en Argentina, pero la
legislación local obliga a que al menos el 21% de la producción sea nacional.
La falta de acuerdo ha retrasado la financiación china de gasoductos en Córdoba
y el gobierno provincial ha vuelto a sacar a licitación algunos de los
proyectos este año tras esperar en vano la llegada de fondos del país asiático.
La discusión sobre las centrales nucleares pactadas con China pretende
garantizar la transferencia tecnológica, mientras que la base espacial china en
Neuquén, en terrenos cedidos por el kirchnerismo a Pekín por 50 años, ya está
lista para comenzar a operar.
Viaje
"incómodo"
Al no poder ir con las manos libres,
Cesarin opina que Macri viaja "incómodo" a China. Pero destaca
algunas de las ventajas que tiene frente a su predecesora para la negociación.
En primer lugar, haber diversificado las fuentes de financiación. El acceso a
los mercados internacionales de crédito de Argentina tras el pago de la deuda a
los fondos buitre y el giro diplomático dado por Macri han reducido la
dependencia del país austral hacia China, que hasta
2015 fue prácticamente el único que le tendió un salvavidas económico.
El presidente argentino llega a Pekín
15 días después de haber
sido recibido en Washington por Donald Trump. Además de poner sobre la mesa la carta estadounidense, con la que el
kirchnerismo no contaba, Macri ostenta la presidencia pro tempore de Mercosur y es un firme partidario
del acercamiento entre este bloque y la Alianza del Pacífico, que podría reflejarse en obras conjuntas de gran interés para China.
"A China no solo le interesa
Argentina, sino todo América Latina, porque tenemos materias primas y alimentos
que necesita y que necesitará aún más en el futuro", subraya Spadone,
quien no descarta que en unas décadas el gigante asiático recurra a este
continente hasta para aprovisionarse de agua.
Una balanza comercial muy favorable a China.
Macri ha viajado a Pekín con una
nutrida comitiva de empresarios, que buscan exportar sus productos a ese
gigante mercado. Pese al proteccionismo a la industria nacional aplicado por el
kirchnerismo, la balanza comercial bilateral es claramente favorable a China
desde hace más de una década y el Gobierno busca reducir la brecha. Días antes
del viaje, Macri recibió en Buenos Aires al titular de la plataforma de
comercio electrónico chino Alibaba, Jack Ma, y acordaron la venta online de
vinos, carnes y mariscos argentinos.
Spadone, al frente de las bodegas
San Huberto y propietario de una bodega en China, cree que la exportación de
vinos supone una gran oportunidad para Argentina debido a la rápida
popularización de esta bebida en el país asiático. Sin embargo, advierte que la
venta online no es tan fácil como parece y requiere una inversión elevada, más
aún en el caso de productos frescos y congelados.
Ma pidió potenciar el turismo chino
en Argentina para favorecer el conocimiento de los productos locales y mostró
con cifras la gran capacidad de mejora en el sector: de los más de cien
millones anuales de turistas chinos, solo 30.000 llegan hasta el país austral,
frente a los 500.000 que desembarcan cada año en el vecino Brasil.
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