La verdadera historia de la enfermera del cuadro que pide
silencio en los hospitales y clínicas de medio mundo.
Muriel Mercedes Wabney
© Escrito por Alfredo Serra el viernes
12/05/2017 y publicado por Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Era argentina y modelo. Presentó colecciones de Harrod’s,
participó del programa de TV de Jean Cartier, y mostró los vestidos de la
estrella norteamericana Linda Darnell. Los secretos detrás de la foto que la
hizo anónima y famosa al mismo tiempo.
Todos la conocen. Medio mundo o más. Pero nadie –o muy
pocos– saben su nombre. Ella, su cara, su gesto, acompaña a millones en la
alegría de un nacimiento, en el suspenso de un quirófano, en el dolor del final
de una vida. Es, urbi et
orbi, "La
enfermera del cuadro". De ese cuadro que preside
hospitales, clínicas, maternidades.
Su gesto es más que elocuente:
un dedo índice sobre los labios. Shhhh. Silencio. Una orden suave, nada
autoritaria, que pide crear en las salas de espera un ambiente sereno: apenas
un murmullo, a pesar de la ansiedad, de la euforia, de la desesperación, de las
protestas. Los sucesos límite que convocan a la voz humana en toda su escala
sonora…
¿Quién es?
Primera noticia nacional y
popular: como Favaloro, Maradona, Messi, el dulce de leche, Gardel, la calle
Corrientes… ¡Es argentina!, aunque su apellido
lo desmienta.
Se llama Muriel Mercedes Wabney. Era modelo. En 1947 firmó un contrato de exclusividad para presentar las colecciones
de Harrod's, la versión calle Florida de la célebre cadena inglesa. Orgullosa
todavía en Londres, y una triste ruina entre nosotros…
Una vieja foto de
Península Valdés
Y no fue todo: modeló para Ducilo, una
empresa y marca de telas, para el modisto Jean Cartier y su programa "El
arte de la elegancia" (Canal
7, tevé black and
white, finales de los 50), y en un desfile paseó los vestidos que
usó Linda Darnell en el film Por siempre ámbar: Twenty
Century Fox, 1947, dirigida por Otto Preminger.
Según la única
historia rastreable del cuadro "shhhhh", revelada por la ya
desaparecida revista Paralelo 38 en los 70, la idea fue
de un tal Juan Craichik, jefe de visitadores médicos de la empresa
"Taranto", fábrica de instrumental y laboratorio.
El hombre reveló
en una entrevista de Paralelo 38 que la chispa se le encendió en 1953,
mientras visitaba por su trabajo un hospital de Rosario. "La
sala estaba atestada, y cada tanto una enfermera pedía, sin éxito, silencio.
Entonces se me ocurrió crear una imagen elocuente que cumpliera la misma
función".
El
“símbolo” se volvió universal
Presentó el proyecto en su empresa, lo
aprobaron, convocaron a varios modelos profesionales, y ganó Muriel Mercedes
Wabney.
¿Qué se tuvo en
cuenta para ungirla protagonista? Craichik explicó que "su
cara era distinta, suave, armoniosa, de mirada dulce…, autoritariamente
dulce".
La sesión
fotográfica duró toda una tarde. El autor de la idea dijo que la empresa
"Taranto" no lucró con la distribución mundial de esa imagen:
"la regaló a hospitales, maternidades, clínicas, etcétera".
En cuanto a
Wabney, rara vez aceptó hablar públicamente, dijo que era casada, que no tenía
hijos, y negó confesar cuánto le pagaron por la foto y su multiplicación ad
infinitum…: casi tan enigmática como su anónima cara
impartiendo silencio.
La
famosa tapa de Paralelo 38
Hoy, mayo 12, la recordamos porque es el Día Mundial de la Enfermería,
aunque en la Argentina el Día de la enfermera se celebra el 21 de noviembre.
Y no es poco. Porque Wabney, mujer de
mediados del siglo XX, engarza su historia en la más emblemática enfermera de
la historia: Florence
Nightingale, nacida en el entonces Gran Ducado de Toscana el 12
de mayo de 1820, y murió en Londres el 13 de agosto de 1910, cuando en la
Argentina no se apagaban todavía los fastos del Centenario de la Revolución…
Enfermera y
también escritora, fue epidemióloga, estadígrafa sanitaria, y pionera de la
enfermería moderna.
Florence
Nightingale
Primera mujer admitida en la hermética Royal
Statistical Society británica, inspiró a Henri Dunant a fundar la Cruz Roja.
Pero no logró su
fama con tinta y sobre papeles: empapó sus manos y su alma entre las atroces
heridas de los soldados de la guerra de Crimea.
La llamaban "La dama de la lámpara", por su
hábito insomne de rondas nocturnas alumbradas por esa luz. En 1883, la Reina Victoria la honró con
la Real Cruz Roja. En 1908 recibió las Llaves de la Ciudad de Londres.
Y aunque no lo
sepa, cada vez que alguien obedece el pedido de silencio de Muriel Mercedes
Wabney desde su cuadro, también convoca el indomable espíritu de Florence
Nightingale.
Porque a su
manera, las dos abren sus alas sobre las risas o las lágrimas humanas.
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