¿Y la reactivación?
Tensión en el oficialismo por la política antiinflación. Nuevas muestras de dureza presidencial. El caso Incaa.
© Escrito por Nelson Castro el domingo
16/04/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
El Gobierno se encuentra en una encrucijada
de la cual no le resultará fácil salir en el marco de un año electoral que se le presenta complicado. Lo que
ha habido en estos primeros 16 meses de la gestión de Mauricio Macri es ajuste fiscal –últimamente bastante laxo–, inflación
que sigue siendo alta y elevadas tasas de interés con un dólar “planchado”.
Todo esto –además de las complicaciones en la macro– atenta directamente contra
la reactivación de la economía que debería ser motorizada en el día a día por
el consumo de los argentinos.
“El que tiene poder adquisitivo moderado especula buscando un resguardo que le permita ganarle a la inflación, y el que está un poquito más arriba en la escala de ingresos, la banda entre 45 y 65 mil pesos por mes (entre jefe de familia y cónyuge), compra un pasaje y gasta su dinero en Chile, que hoy resulta más accesible y con mayor variedad”, asegura un economista que mira de reojo la cuestión del consumo. De hecho, los cálculos para esta Semana Santa hablan de unos 40 mil argentinos que cruzaron tanto a Chile como al Paraguay en los ya conocidos tours de compras.
La inflación de marzo fue del 2,4%. Según el propio Indec, el
acumulado en el primer trimestre es del 6,29%. Un ritmo que complica la pauta
inflacionaria pronosticada por el Gobierno para 2017. Lo preocupante es que el
alza fue liderada por educación, indumentaria, alimentos y bebidas, rubros que
golpean especialmente desde la clase media baja hacia abajo.
Por eso Sturzenegger es pragmático y, aun
contra los deseos de otros pesos pesados del Gobierno como Rogelio Frigerio,
Luis Caputo y en menor escala Nicolás
Dujovne, reeditó
la vieja disputa que mantenía con el ex ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso
Prat-Gay, con quien tuvo varios cruces por la suba de tasas y el consiguiente
freno de la actividad económica. En rigor de verdad, y recordando aquello de
que “el que avisa no traiciona”, hay que señalar que en enero Sturzenegger
había dicho que aunque la inflación “tiene los días contados”, se venían “tres
meses delicados”, por lo que no tenía mucho “margen para relajar la política
monetaria”. Acertó.
Hace algo menos de un año, mientras Prat-Gay se mostraba optimista por la
evolución de los precios, Sturzenegger exhibía una posición fría, distante y de
mucho menor entusiasmo. El cruce más recordado fue cuando el ex ministro llegó
a declarar que la inflación ya no era “un tema”, lo que al poco tiempo llevó al
titular del BCRA a declarar
que los resultados no bastaban “para que haya un proceso de desinflación persistente”.
Derrame.
Si bien este recuerdo no hace más que avalar el arrastre de un problema para el cual no se ha encontrado solución, lo cierto es que, por estos días y a causa de la urgencia electoral, la pericia del titular del BCRA –según sus defensores– no cuenta con el apoyo de otros tiempos. “Mauricio está preocupado y, sin hacer populismo, sabe que es conveniente que la gente tenga plata en el bolsillo como para que haya una mejoría en el consumo.
Si bien este recuerdo no hace más que avalar el arrastre de un problema para el cual no se ha encontrado solución, lo cierto es que, por estos días y a causa de la urgencia electoral, la pericia del titular del BCRA –según sus defensores– no cuenta con el apoyo de otros tiempos. “Mauricio está preocupado y, sin hacer populismo, sabe que es conveniente que la gente tenga plata en el bolsillo como para que haya una mejoría en el consumo.
Esto debería empezar a pasar en el arranque
del segundo semestre a más tardar”, ironizó un hombre de consulta del Gobierno
recordando la muletilla utilizada por los hombres de Cambiemos durante la
primera mitad de 2016. “Esta vez será diferente; se tardó más de lo esperado
pero las cosas están empezando a cambiar”, se convenció. Respecto de Dujovne,
los economistas de peso sostienen que “pusieron
a un obediente” y que no tiene posibilidades de rivalizar con
Sturzenegger. Además todos esperan el pulso marcado por el Presidente.
Macri está cada vez más duro en el cara a
cara. Una fuente que conoce el contenido y sobre todo las formas de las últimas
reuniones describió a muchos funcionarios haciendo equilibrio antes de animarse
a contradecir al Presidente. “Macri los mira fijo y les dice ‘no quiero
opiniones de café’, pero en ocasiones los ministros se enteran de decisiones in
situ y no tienen forma de rebatir un razonamiento o directiva con argumentos
basados en pruebas irreprochables”. Las manifestaciones de apoyo del 1A, los
muchos grises que tuvo el paro motorizado por la CGT y el progresivo desgaste
de los líderes gremiales de los docentes han actuado como un catalizador en la
génesis de este endurecimiento presidencial. No hay plan B. Por eso en el
Gobierno le prenden una vela a cada santo a la espera de que los pronósticos
más optimistas se cumplan.
En ese contexto de endurecimiento de la
línea que baja el Presidente hay que situar la crisis desatada esta semana en
el Instituto
Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) a partir del desplazamiento de su titular,
Alejandro Cacetta. Desde la Jefatura de Gabinete, lo que se le endilga a
Cacetta es su inacción para poner freno a los manejos poco claros de
funcionarios que venían desde el kirchnerismo.
Tanto el ministro de Cultura, Pablo
Avelluto, como sus colaboradores directos coinciden en señalar que el reproche
a la gestión de Cacetta no tiene que ver con su persona sino con su falta de
velocidad y firmeza para actuar ante compras, refacciones y traslados que, por
los montos claramente fuera de mercado, recordaban viejas costumbres que se
mantenían del gobierno anterior.
Del lado de los defensores de Cacetta –que
había sido propuesto para el cargo nada más ni menos que por Juan José
Campanella– hay actores, directores y productores independientes que sugieren
que esta movida tiene que ver con el equilibrio que venía haciendo la actual
gestión para no recortar presupuestos y mantener la incentivación de los planes
de fomento del cine nacional. Aquí es donde entra la figura del secretario de
Coordinación Interministerial, Mario Quintana, como el instigador de la salida
de Cacetta. Hay que recordar que, según lo expresó el mismo Macri, tanto
Quintana como el secretario de Coordinación de Políticas Públicas, Gustavo
Lopetegui, son “sus ojos”.
“Si hubiera más políticos que supieran de poesía, y más poetas que
entendieran de política, el mundo sería un lugar un poco mejor para vivir en
él” (John Fitzgerald Kennedy).
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