Impulsan un sistema para limpiar el
Riachuelo y dicen que pueden hacerlo en tres años...
Sirve para
oxigenar el agua y luego devolverla a la cuenca. Desde Acumar aseguran que
primero se debe dejar de contaminar.
En tres
años, el Riachuelo podría estar limpio y apto para la vida y la práctica de deportes náuticos. Así lo
afirma Sergio Ferrari, un auditor ambiental que hace cinco
años participó en el montaje de una planta piloto de biorremediación en el Arroyo del Rey, uno de los nueve
afluentes principales del Riachuelo. La experiencia fue tan exitosa que se
logró triplicar la cantidad de oxígeno
disuelto en el agua, convirtiendo al río en apto para la
vida. Sin embargo, desde la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo
(ACUMAR), cuestionada por la Corte Suprema por la falta de resultados,
decidieron no avanzar con la limpieza hasta lograr que las industrias dejen de
contaminar.
© Publicado el jueves 08/12/2016 Por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En 2011, ACUMAR llamó a licitación para implementar
una experiencia piloto para evaluar si las técnicas de biorremediación eran
aplicables para las aguas de toda la cuenca. El presupuesto era de $ 2.100.000.
La adjudicataria fue MDT S.A., que montó una planta en Lomas de Zamora en el
Arroyo del Rey, el segundo afluente más contaminado que descarga sus aguas en
el Riachuelo. Esta planta, que funcionó siete meses, procesaba 10 mil
litros de agua por hora y los devolvía al arroyo, limpios. El oxígeno por litro aumentó de 2 a 7
miligramos, cuando ya desde los 4 miligramos es posible que se
desarrolle vida.
"En esta área aparecieron los famosos
peces", cuenta Ferrari, que trabajó en el sistema junto a un grupo de
ingenieros sanitaristas, químicos, agrónomos y ambientales integrado por Luis
Eduardo Pérez Farrás, Miguel Angel Zuccaro, Angel Alberto García, Daniel
Adamantino y Jorgelina Gossio, entre otros. "La misma licitación que
ganamos contemplaba ampliar el sistema a las desembocaduras de la totalidad de
los 9 arroyos. Pero eso nunca ocurrió", cuenta Ferrari.
Pasaron ocho años desde que la Corte
sentenció al Gobierno nacional, provincial y de la Ciudad a sanear el
Riachuelo. En la audiencia del 30 de noviembre convocada por ese tribunal, se
supo que se invirtieron 5.200 millones de dólares, pero sólo se
cumplió un 8% de los objetivos. "Hoy la premisa es dejar de contaminar y
todavía no llegamos a la etapa de limpiar", había
confesado en septiembre, en una entrevista con Clarín, el ex
director ejecutivo de ACUMAR, Julio Torti. El funcionario renunció antes
de presentarse en la audiencia y hasta ahora es incierto quién lo
sucederá.
En la cuenca hay 13.000 establecimientos
industriales, 1.397 de los cuales fueron declarados como agentes
contaminantes. Según ACUMAR, sólo 412 de estas industrias fueron
reconvertidas ambientalmente y hay otras 512 en proceso. "Si vamos a
esperar que reconviertan a todas para empezar a limpiar, la gente se va a
seguir envenenando -asegura Ferrari-. Nosotros proponemos sanear y controlar a
las industrias al mismo tiempo. En tres años y con una inversión total de 300
millones de dólares, podríamos limpiar el agua y aumentar el oxígeno disuelto a
entre 5 y 6 miligramos por litro. El río pasaría a ser para Uso IV, es decir, apto para el desarrollo de actividades
recreativas pasivas y de vida acuática".
El agua se limpia mediante procesos de
aireación, biodegradación enzimática, coagulación de los contaminantes, un
primer filtrado, ozonización y un filtrado final por capilaridad. La propuesta
de Ferrari es que las
propias industrias financien el sistema pagando una tasa por saneamiento,
hasta que efectivamente se reconviertan y demuestren que no contaminan.
"La tasa sería progresiva, es decir que aumentaría a medida que pase el
tiempo si las industrias no se reconvirtieron. En nuestras plantas podríamos
detectar en tiempo real cuáles están contaminando", dice Ferrari.
En ACUMAR reconocen que el sistema sirve,
pero argumentan que el costo-beneficio de implementarlo no es eficiente, al
menos hasta que se logren controlar los vertidos industriales y cloacales. En
su momento, Torti le escribió a Ferrari explicando que se tomaron muestras
del agua antes de pasar por la planta piloto y más abajo de ésta, y que no
observaron variaciones significativas. Porque, según el organismo, si bien el agua
salía limpia de la planta, se
volvía a contaminar algunos metros más abajo.
"El sistema sí sirve -sostiene
Ferrari-. El agua tratada logra que comience el proceso de autodepuración del Riachuelo,
porque le llega con oxígeno disuelto que impide la formación de patógenos,
y con enzimas y bacterias benéficas que continúan actuando. Además, estas
plantas deben implementarse al mismo tiempo que se trabaja para dejar de
contaminar".
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