Soledad compartida…
“Boinas y santas”…
Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes.
A la ex presidenta y sus radicales cercanos no les sobran
seguidores. Alerta por marketing PRO.
© Escrito por Nelson
Castro el domingo 09/10/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
Desde el punto de vista institucional, la semana ha dejado un fallo de real
significación y trascendencia: el de la Sala II de la Cámara Federal de
Apelaciones de La Plata que declara la imprescriptibilidad de los hechos de
corrupción. El dictamen firmado por los jueces César Alvarez, Olga Angela
Calitri y Leopoldo Schifrin –que deberá ser confirmado por la Corte Suprema–
representa una bisagra en la desesperante lucha contra la corrupción que debe librar
nuestro país. La prescripción de las causas –ese mal de la Justicia argentina,
fogoneado por la constelación de funcionarios deshonestos, abogados poco o nada
escrupulosos, y jueces timoratos y/o afines al poder– encuentra así un límite
que la salud de la República exigía imperiosamente.
En medio de una semana agitada, habló Cristina Fernández de Kirchner. El acto con los radicales K demostró una
soledad compartida. Ni a ellos los acompañaron muchos otros radicales ni a la
ex presidenta, la mayoría del peronismo.
De sus palabras emerge esa soledad que supo construir tanto durante sus
años en el poder como en estos meses que lleva en el llano. Su convocatoria a
impulsar un frente antimacrista choca con el poco entusiasmo que eso genera
dentro del justicialismo. Fue curiosa su alusión a la necesidad de una reforma
de la Constitución Nacional y, más curiosa e inquietante aún, su propuesta de
tomar como modelo la Constitución ecuatoriana. Pero, sin dudas, el colmo lo
representó su alusión a la inseguridad, tema que súbitamente ha pasado a formar
parte de sus prioridades temáticas. “Por la inseguridad en la Capital y en la
provincia de Buenos Aires no se puede salir a la calle, porque a la gente le
roban cuando va camino al almacén”, dijo CFK, olvidando que esa misma realidad
se vivió y se padeció durante sus años de mandato. Nada que sorprenda para
quien gobernó desde una Babel en la que abundaron la adulación, la sumisión y
el temor a su destemplanza.
En campaña. Mientras tanto en el Gobierno, ya se preparan de lleno para la
carrera hacia las elecciones de medio término con la mira en 2017. A falta de
nuevos nombres relevantes dentro y fuera de la propia tropa, el armado
electoral dependerá muchísimo de funcionarios que ocupan cargos de jerarquía en
el propio gabinete. Así lo expresó el propio ministro del Interior, Rogelio
Frigerio: “Es probable que algunos referentes de Cambiemos que se desempeñan en
el Ejecutivo sean candidatos y, como no creemos en las testimoniales, van a
asumir y eso va a generar cambios”. Las urgencias mandan y el Gobierno no
piensa poner en riesgo los resultados de una contienda que podría complicarle
la segunda parte del mandato.
La inseguridad y la demora en la reactivación de la economía continúan al
tope de las preocupaciones. Tanto es así que una extraña especulación se
produce puertas adentro de la Casa Rosada: “Estamos destinando todos los
recursos posibles para asistir la demanda de los ciudadanos en materia de
seguridad, pero la verdad es que hoy los medios de comunicación han dejado de hablar
de las deudas en materia de economía. No festejamos el cambio de una
problemática por otra, pero nos da oxígeno para pensar en el futuro, ganando tiempo hasta que mejoren los índices
y comience de lleno la reactivación”, reveló un asesor que conoce muy bien el
pensamiento del núcleo del poder.
Una luz amarilla despertó la alerta de muchos de los que criticamos al
gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por sus ampulosas puestas en escena
a la hora de cortar cintas o presentar nuevos proyectos: el lanzamiento de la
policía de la ciudad tuvo mucho de esa ficción a la que nos tenían
acostumbrados. El alquiler de un helicóptero ploteado con las inscripciones del
SAME, y la puesta en escena de un show que no era determinante para el anuncio
de la cuestión de fondo nos recuerda una premisa que el Gobierno de Cambiemos
no debe olvidar: “No se debe combatir el kirchnerismo con más kirchnerismo”.
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