Caras largas…
No tiene recreo,
Marcos Peña. Foto: Pablo Temes
El fallo de
la Corte Suprema golpeó políticamente al Gobierno y agitó las aguas dentro de
Cambiemos. Mauricio Macri se reunió con parte de su mesa chica para replantear
la estrategia.
© Escrito por Nelson
Castro el domingo 21/08/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
El fallo de la Corte Suprema golpeó políticamente al
Gobierno y agitó las aguas dentro de Cambiemos. Mauricio Macri se reunió con parte de su mesa chica
para replantear la estrategia futura con la mira en las
audiencias. En el encuentro participaron la vicepresidenta Gabriela Michetti;
el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay; el ministro del Interior, Rogelio
Frigerio; el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó; el secretario
de Coordinación Administrativa y Evaluación Presupuestaria, Mario Quintana, y
el secretario de Gabinete, Gustavo Lopetegui. Macri, a quien la
decisión judicial malhumoró, les solicitó no perder de vista ningún
detalle, y en el entorno de los presentes aseguraron que el Presidente “dio
vuelta la página” sin rencores. Pero ¿qué sucedió realmente y cómo quedaron los
ánimos dentro del Gobierno?
Lo primero que hay que resaltar es que, dentro del
Gobierno, el fallo de la Corte significó un triunfo del ala política
sobre el ala técnica. En el primer grupo se inscriben Rogelio Frigerio, Alfonso Prat-Gay, Emilio Monzó y algunos rescatan a Quintana, de
quien aseguran: “Tiene más sentido común que su par Lopetegui”. Del otro lado,
el ministro de Energía, Juan José Aranguren, y sus asesores, Lopetegui y la Secretaría
Legal y Técnica cometieron
un grueso error de apreciación y manifestaron una increíble negativa a
reconocer la validez de la información que provenía de fuentes de la Corte que
alertaban sobre el contenido de su fallo. Marcos Peña jugó como un
engranaje conciliador entre ambos grupos, intentó hacer equilibrio,
pero con una tendencia a llevar agua para el molino del ala técnica. En tanto,
la vicepresidenta Gabriela Michetti buscó algo similar haciendo lo propio a favor
del ala política.
“La Corte interpreta realidades políticas y el ala
técnica del Gobierno tenía una visión distorsionada de la realidad. No
comprendieron en ningún momento que, tal como se estaban haciendo las cosas,
tenían todo para perder y nada por rescatar”, aseguró una fuente de Cambiemos
de peso en el Congreso. Una vez conocido el fallo, bastó con mirar algunas
caras para darse cuenta del reparto entre ganadores y marginados.
Una vez más Elisa Carrió escribió un párrafo aparte y fue blanco de las críticas
internas. “Ultimamente se monta sobre los resultados. Marcó posición cuando ya
llovían los amparos, y encima salió a hacer alarde de ello públicamente”, se
quejaron cerca del Gobierno.
En la UCR se dibujaron varias sonrisas.
Pero existe dentro del partido un malestar por su actuación institucional, como
conjunto: “Más allá de cuatro o cinco individualidades que marcaron la
necesidad de las audiencias públicas, hubo un silencio generalizado puertas
afuera”, puntualizó un legislador que conoce lo que allí está pasando. El otro
ganador es, sin dudas, Ernesto Sanz. “Cuando en los comienzos
planteó un gran acuerdo partidario y parlamentario junto con el PRO, lo sacaron
carpiendo. Ahora desde el Gobierno están hablando de acuerdos políticos y de un
pacto federal energético”, dice entre lamentos y sonrisas una fuente de la UCR
que se había anticipado a los hechos.
Dentro del ala política de Cambiemos creen sin embargo
que, a pesar del revés judicial, la Corte terminó salvando la ropa del
Gobierno al indicarle el camino a seguir no sólo en el tema del gas
sino también de los servicios de agua y electricidad. De no ser así, esto se
volvería a judicializar.
Casos K.
Los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques
consideran a los Kirchner responsables de los delitos de defraudación
contra el Estado y negociaciones incompatibles con la función pública. Pidieron
al juez federal Julián Ercolini que cite a indagatoria a la ex presidenta y a
otras 33 personas, entre las que están Julio De Vido, el ex secretario de Obras
Públicas José López, el empresario Lázaro Báez, Martín Báez, uno de sus hijos,
y Carlos Santiago Kirchner, primo del ex presidente fallecido, quien fue
subsecretario de Coordinación de Obra Pública Federal de la Nación.
“Hubo una matriz sistemática de corrupción que
beneficiaba a empresarios amigos con la adjudicación de obra pública”,
aseguraron en Comodoro Py. En este caso los fiscales pusieron la lupa en Lázaro Báez y su entorno, y en la provincia de
Santa Cruz como escenario. Pero hay más. Austral Construcciones realizó obras
en otros puntos del país. Pero el feudo del kirchnerato bastó para probar los
casos más escandalosos. A Báez se le adjudicaron contratos con fondos públicos
por más de 16 mil millones de pesos, lo que significó el 80% de las obras
adjudicadas en esa provincia. Recibió 11,2% del presupuesto total, lo mismo que
otras ocho provincias juntas.
Para los fiscales, los alquileres de los hoteles podrían
haber sido “un retorno” pagado por Báez. Pero saben que el supuesto
“retorno” es materia del caso Hotesur. Según Pollicita y Mahiques, entre 2008 y
2013 Báez aportó mediante la explotación y el alquiler del hotel Alto Calafate
una cifra cercana a los cuatro millones de dólares y 12 millones de pesos a las
arcas de los Kirchner.
Sin dudas, Hotesur es lo que viene y hay suficientes
elementos para probar que los hoteles eran parte del circuito para blanquear
dinero de la corrupción. Pero es posible ir más allá. En el entorno de la
fiscalía aseguran que se está trabajando en una hipótesis que sostiene que
“Lázaro es Cristina, que el empresario por sí mismo no es nadie, pero que
prestó su nombre voluntariamente para generar un escudo entre la propia
Cristina y las maniobras con los hoteles que le permitiría a la ex presidenta y
su familia blanquear mucha más plata”. Viendo cómo se formaron las empresas y
los vínculos, es probable llegar a la conclusión de que Lázaro es la pantalla.
Un detalle no menor, hasta ahora desconocido, de la
mecánica empleada: la cúpula eran Néstor y Cristina, De Vido y López eran
ejecutores, pero los Kirchner eran tan desconfiados y tan básicos que ponían
familiares a fiscalizar que todo se cumpliera. Ese era el rol de Carlos
Santiago Kirchner para que no se cortaran solos De Vido y López. El primo de
Néstor era subsecretario de Coordinación de Obra Pública Federal de la Nación y
actuaba como un veedor que controlaba que todo negocio con la obra pública
terminara en Báez.
La semana terminó con el impacto del caso de corrupción
que involucra a quien se venía desempeñando como director de la Aduana, Juan
José Gómez Centurión. Nombrarlo fue un craso error. Echarlo, un rotundo
acierto que produjo alivio dentro y fuera del Gobierno.
Producción
periodística: Santiago Serra.
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