Yin y Yang...
La ruptura del bloque de diputados peronistas: promotores
y beneficiarios. Consecuencias y proyecciones posibles. El dilema de la
sustentabilidad política. El modelo kirchnerista y el ensayo macrista. El mundo
no termina en Davos. La saña y sus riesgos. El PJ y sus movimientos.
© Escrito por Mario Wainfeld el domingo 07/02/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El oficialismo consiguió un avance importante merced a la
ruptura del bloque de Diputados del Frente para la Victoria (FpV). Crecen sus
perspectivas de construir mayorías contingentes (vez a vez) en el Congreso.
Velozmente el presidente Mauricio Macri convocó a
sesiones extraordinarias en el Senado para abordar pliegos varios: los que
importan son los de los potenciales nuevos integrantes de la Corte Suprema.
La Comisión Bicameral que trata los Decretos de necesidad
y urgencia se reunirá el miércoles 9. Con composición empatada 8 a 8 pactó con
el FpV una presidencia anual rotativa. El sensible primer turno es para
Cambiemos y estará en manos del senador radical Luis Naidenhoff.
El presidente de la Cámara Baja, Emilio Monzó, operó en
parte la movida desde afuera, acumuló puntos en su haber. Pero los méritos o deméritos
corresponden a los peronistas.
El gobernador salteño Juan Manuel Urtubey (FpV al cierre
de esta edición) fue el principal gestor interno de la jugada. El número de
tránsfugas es desde ya alto, se parangona a la sangría que sufrió el
kirchnerismo entre 2008 y 2009 como consecuencia del conflicto de las
retenciones móviles. El contorno es diferente, más adverso para la principal
oposición. En aquel entonces el ex presidente Néstor Kirchner revistaba en el
bloque conducido por Agustín Rossi y el FpV gobernaba el país.
La magnitud e incidencia de las deserciones se calibrarán
mejor en meses. Los compañeros dirigentes justicialistas son avezados en eso de
cruzar Rubicones y Jordanes, de ida o de vuelta: en este trance uno de los
recorridos está más de moda. La cifra de la sangría posiblemente crecerá. El
tamaño, en esos menesteres, es importante.
Amén de tanto gobernador peronista que busca un nuevo
espacio, moviendo a “sus” diputados habrá que mirar a la mandataria santiagueña
Claudia Ledesma Abdala del apodado radicalismo K.
Urtubey es el segundo beneficiario, el primero es el
presidente Mauricio Macri.
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Los funcionales y sus modos de votar: El sindicalista
Oscar Romero fue quien articuló la partida, el que armó listas, llamó por
teléfono, persuadió a quien anhelaba ser persuadido/a (la seducción política se
parece en ese aspecto a la de la vida personal). Las palabras a usar dependen
de la pasión del intérprete. Vienen a cuento: la traición, la defección, la
cooptación. Rótulos aparte, es clavado que el nuevo bloque es funcional a la
estrategia parlamentaria de Cambiemos. Su impacto se medirá con el correr del
calendario.
En el Congreso se vota de dos modos, describen los
baqueanos: con la mano o el brazo (levantando o pulsando el botón) o con la
colita habilitando quórum para sesiones trabadas. La segunda modalidad de
cooperación, tan frecuente en el bipartidismo bobo que perduró hasta los
mandatos kirchneristas, es la de “la opo de su majestad”. Quienes fingen
diferenciarse en el discurso (o aún en las votaciones) mientras posibilitan que
las leyes se aprueben. Ese apoyo, da la impresión, está garantizado. Gravita
mucho, descompensa la relación de fuerzas precedente, es maná para el gobierno.
Sobre las posturas que tomarán los disidentes es prudente
no precipitar conclusiones. Sus explicaciones han sido entre parcas y
patéticas. Ninguno es una figura conocida por el gran público o un cachito
vistosa, con la sonada excepción de Diego Bossio. Hasta para quien extreme la
transigencia costumbrista respecto de la capacidad peruca de cambiar de
camiseta durante el partido, es un caso extremo de deslealtad.
Manejó la Anses durante años, uno de los mayores
presupuestos del país. Obtuvo un sitial desproporcionado a sus méritos previos,
se desempeñó bien, fue agasajado en el primer nivel del kirchnerismo, coló en
la lista sábana. Apartarse en una etapa difícil habla de su valía como cuadro
político y también es indiciario de errores de Palacio que se perciben
claramente cuando llega la malaria.
Bossio no merece un gran futuro político y quizá por una
vez haya justicia: cuesta imaginar cómo podría tenerlo. Se traslada solito con
su cuerpo al área que trillan el diputado Sergio Massa y Urtubey que sí saben
construir política y sumar apoyos en las urnas. Corre de atrás, en un espacio
superpoblado.
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La doctrina Mendieta: La Bicameral prosigue siendo muy
reñida pero aumenta la perspectiva de aprobar los DNU dictados por Macri. Basta
con que una Cámara lo haga. Diputados cambió, ya se dijo. En Senadores no hay
ruptura de bloque pero (¿o porque?) su titular Miguel Pichetto derrama
transigencia y buenas ondas con el oficialismo.
La influencia de los gobernadores del FpV es notoria en
la Cámara Alta. Diputados es más pluralista, barullera, rica en matices: la
única en la que están representados partidos minoritarios.
Los mandatarios provinciales, ayer y hoy, precisan un ida
y vuelta permanente con la Casa Rosada. En el trayecto se mueven muchos
factores: el dinero contante y sonante o ciertas variantes como las obras
públicas como pilar.
Reacomodar la Coparticipación Federal es un objetivo a la
vez cotidiano y estratégico que el torpe texto de la Constitución de 1994 hizo
imposible. La falta de “nueva ley” deriva de la imposibilidad creada por las
normas vigentes. La Copa se mira pero no se toca, porque no hay cómo hacerlo.
La unanimidad exigida para un nuevo reparto lo torna utópico porque (¡ay!) los
intereses de 24 distritos no son idénticos ni convergen,
El ideario de los “gobernas” está connotado por la
prédica del filósofo canino Mendieta: “Negociemos, don Inodoro”.
Censurar un intercambio cotidiano en nombre de una ética
abstracta carece de sentido y de eficacia. Esas transacciones dominan el hacer
de todos y todas quienes gobiernan provincias. Tal y como ocurría con “los
Kirchner” podrá señalar usted. Claro que sí, con una salvedad sustantiva: en
ese devenir las provincias construyeron su propia gobernabilidad, crecieron
como nunca en décadas y los propios funcionarios locales gozaron de larga
legitimidad electoral. Si esas variables se alteran en contra de los
territorios, sus autoridades verán cómo reposicionarse para sobrevivir
políticamente. Sobre todo porque sus electorados son vivaces, celosos de sus
derechos y pueden sancionar si “las cosas van mal” en 2017 o 2019.
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Economía, represión, reacciones: Políticamente, el
Gobierno avanza varios casilleros. Paradójicamente o no tanto, recorre senderos
trazados por el kirchnerismo y se vale de recursos materiales heredados.
Presidencialismo al mango, uso de los DNU (con las franquicias permitidas por
la legislación también legada), manejo de “caja” en el trato con las
provincias.
Desde 2003 ese instrumental fue una parte de la caja de
herramientas K que concretó años de gobernabilidad, crecimiento, legitimidad
política medida en las urnas, la mayor sustentabilidad política y económica
desde 1952. El logro, que no fue milagro, tuvo bases tangibles que el macrismo
ha puesto en jaque en solo dos meses. Creación de puestos de trabajo, menguante
nivel de desempleo, paritarias que sostenían el nivel adquisitivo del salario,
amplio esquema de protección social, endeudamiento contenido medido en
proporción al PBI, no represión de la protesta social. Todos estos standards
tuvieron picos y caídas relativas pero se sostuvieron en promedio aun en los
años de sojas flacas. Tales son las causas de la inédita continuidad del
proyecto iniciado en 2003. Un modelo político-económico y cultural de
gobernabilidad.
Dicho en criollo: la trabajosa aprobación de las leyes no
fue el único factor de la perduración kirchnerista. El macrismo recién nacido
va en procura de otra, gozando de ciertas ventajas iniciales que no dispusieron
los presidentes Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo
Duhalde y Kirchner himself. Macri arranca de un piso más alto, lo está serruchando
en muchas facetas. Sobrevolemos la economía, la represión, la ofensiva cultural
yendo por partes como aconsejaba Jack.
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Es la economía, despedidos: El no sincerado programa
económico carece de toda tangencia o similitud con el desarrollismo, en
cualquier versión imaginable. Apela al clásico repertorio neoliberal. Baja o
supresión de retenciones en combo jamás visto con una devaluación que no tocó
techo. Despidos furibundos en el sector público ya no justificados en los
ñoquis sino en vaguedades sobre eficientismo. Las cesantías burlan leyes a
menudo: el quantum estricto se desconoce entre otros motivos porque trepa día a
día: hay decenas de miles, desde ya.
La noción de competitividad macrista apesta a naftalina
de derecha. Se finca en considerar al salario argentino una traba para el
crecimiento. La idea es reducir su valor en dólares, como parte de una maratón
que comprende también la pérdida de valor adquisitivo. El panorama empresario
del diario Clarín habla por boca de la “burguesía nacional” o multi y se
pregunta si los laburantes comprenderán que paritarias que le empaten a la
inflación pondrán en jaque a la competitividad. La respuesta es evidente: nadie
“comprende” lo que lo perjudica. A veces lo acepta por debilidad o temor o falta
de poder.
Desde el Ministerio de Hacienda y Finanzas se amenaza con
despidos para moderar el afán de los trabajadores de conservar su nivel de
vida. El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, propone que los
argentinos viren a ser vegetarianos o veganos mientras se asombra por la suba
del precio de la carne,
Se vislumbra un año de inflación más fornida que la K,
recesión, con aumento de tarifas públicas.
El ala caritativa del oficialismo calcula que podrá
compensar a los laburantes con el aumento de mínimo no imponible para Ganancias
y una ampliación de las asignaciones familiares. Y lubrica la relación con los
jerarcas sindicales concediéndoles el manejo de cajas suculentas. El retoque en
Ganancias y las asignaciones son bienvenidos, pero no compensarán el sablazo
inflacionario ni conciernen a la mayoría de la clase trabajadora.
Surge un dilema complicado en un sistema democrático:
primero persuadir a los gremios de pactar convenios a la baja. Aun si se
lograra, la conciencia de los argentinos de a pie registrará el perjuicio en su
patrimonio. Podrá traducirse en acciones colectivas o de base. O quedará para
el momento del cuarto oscuro.
El macrismo supone que una lluvia de empréstitos servirá
de colchón para proveer algo de bienestar masivo. Pongamos entre paréntesis los
costos diferidos y por generaciones del endeudamiento externo, no por
irrelevantes sino por lo contrario: merecen un abordaje extenso que Página/12
despliega a diario.
Tras producir despidos y empeoramiento de la condición
obrera el porvenir asoma cuesta arriba, suponiendo que se intentaran paliar los
daños colaterales.
Las movilizaciones de trabajadores son incipientes,
sectoriales. Se concentran en el sector público, el más agredido. La Unión de
Personal Civil de la Nación (UPCN) el sindicato más poderoso del sector es un
gigante dormido, llamativamente.
La teoría de un segundo semestre repuntando pierde
adeptos aún entre los economistas más afines al gobierno. Un año para atrás es
mucho para empezar. Destruir es más sencillo que reconstruir, tirar abajo más
accesible que subir la cuesta.
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La violencia estatal: Un gobierno con altísimo nivel de
aprobación reprime con saña abundante. No falta un cálculo de oportunidad,
medido mirando encuestas de opinión. Los despedidos que se balean son “ñoquis”,
se cuenta y hay quien lo cree. Milagro Sala recibe cien reproches y acusaciones
que podrían investigarse, pero se la encarcela por algo peligrosamente parecido
al delito de opinión o de ocupar el espacio público.
Los sondeos en Jujuy apoyan, en la Casa Rosada cunde el
éxtasis. Pero hete aquí que Jujuy no es frontera de nada. El avasallamiento
suscita reacciones internacionales. La propia jerarquía de la Iglesia Católica
se interesa en el asunto. El encuentro entre Macri y el papa Francisco puede
comenzar una cuenta regresiva. Qué bajón sería que el Papa argentino pidiera
por la libertad de la luchadora social.
El mundo es amplio, sus límites no coinciden con el ejido
urbano de Davos. Los asistentes a ese cónclave celebrarán la cárcel para Milagro,
otro tanto harán quienes avalan Guantánamo y la práctica cotidiana de la
tortura contra el diferente. La DEA, el FBI y la CIA no agotan la lista de
agencias internacionales. La protesta por el atropello crece.
La SIP aplaudirá la derogación de la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
no carbura igual.
El funcionario porteño Darío Lopérfido da rienda suelta a
su insidia negacionista. Consigue el repudio de referentes de la cultura
internacional, amén de miles de argentinos que piden su renuncia. El caso es
interesante porque comprueba cuan reactiva es la sociedad argentina. Joan
Manuel Serrat alza su voz con sobrada legitimación porque es argentino desde
hace mucho, gracias a sus buenas artes. Una tierra acogedora con los que llegan
en barcos y aviones produce fenómenos formidables.
El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, minimiza o
cancherea una razzia de despidos. La respuesta es masiva, plural por demás: un
abanico transversal de intelectuales, artistas y académicos lo fustigan.
El macrismo trata de generar un esquema binario, poniendo
al kirchnerismo como adversario. Hasta ahí es una táctica convencional. Su
problema es que no todos compran su descripción, los papelones abundan y las
recriminaciones se expanden.
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Manos libres: La saña con la protesta social, la
regresión en “seguridad urbana”, los vejámenes a jóvenes con aspecto “no PRO”
están en el orden del día. Dejar manos libres a las fuerzas de Seguridad es un
peligroso camino de ida. Nadie explicó mejor el riesgo que el ex juez Raúl
Eugenio Zaffaroni cuando dijo, en distintos momentos: “ojo, que van a terminar
matando a alguien”. No les espetó “son asesinos por naturaleza” sino que están
jugando con fuego que no controlan. Ni De la Rúa ni Duhalde eran asesinos, pero
fomentaron el contexto en que se mató bajo sus órdenes mediatas. El peligro es
tremendo: ya se ha derramado demasiada sangre en la Argentina. No toda es
consecuencia de un plan de exterminio, a menudo basta dejar margen a la
barbarie policial.
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Bienes escasos: El porvenir jamás está escrito, pero se
va trazando cotidianamente.
La gobernabilidad democrática es gema exótica. Tres
recursos deben manejar los representantes del pueblo para perdurar ellos y
apuntalar al sistema. La plata, la legitimidad y el tiempo, Todos son escasos.
Los períodos presidenciales son breves y no se corresponden con los ciclos
económicos o climáticos. Mantener los platitos dando vuelta es un pequeño
milagro
No hay recetas infalibles para lograrlo porque las
coyunturas mutan. Pero hay algunas que parecen destinadas al fracaso. No en un
día, ni en un bimestre pero sí en los plazos que estipulan las rutinas
democráticas. La legitimidad de ejercicio es todavía más inestable; se mide en
el día a día. Habrá que ver, algunos indicios se acaban de reseñar.
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