Informe de daños…
El
sinceramiento de la economía es costoso pero inevitable. Gestionar en campo
minado.
© Escrito por Nelson Castro el domingo 31/01/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El sinceramiento de la economía era
y es una realidad que le hubiera correspondido llevar adelante a cualquiera de
los candidatos que compitió en la última elección. Es lo que le toca poner en
práctica a Mauricio Macri. La tarea es difícil y traumática. El campo
minado que montó Cristina Fernández de Kirchner ha dejado de ser un enunciado y se ha
transformado en una realidad que se hace presente día a día.
El Gobierno sorteó exitosamente el primer
gran test que fue el levantamiento del cepo. Viene ahora el
segundo: el combate contra la inflación. En la raíz de este gran
problema está el fenomenal déficit fiscal que creció sin parar
durante la segunda presidencia de CFK al ritmo de los subsidios y los
nombramientos innecesarios de una mayoría de militantes kirchneristas en los
diferentes ámbitos de la administración pública.
En relación al primero de los ítems –los
subsidios–se dio el primer paso con los anuncios hechos por el ministro de
Energía, Juan José Aranguren. La medida era inevitable. Si hacemos
memoria, veremos que CFK ya la había comenzado a implementar no bien comenzó su
segundo mandato. El impacto político de la tragedia de Plaza Once la hizo
desistir de seguir adelante con ese plan. Fue precisamente por razones
políticas electoralistas que en la Argentina se generó un doble
estándar inaceptable para un país que aspira a ser realmente federal:
en la mayoría de las provincias sus habitantes gozaron con un nivel de ingresos
tal que nunca debió haber sido subsidiada.
Hay otros, en cambio, que lo necesitan
imperiosamente. El aumento que viene a partir de ahora es brutal; por lo
tanto va a ser fundamental que su implementación sea lo suficientemente prolija
y cuidadosa para que ninguno de estos últimos quede excluido de ese universo.
El aumento de las tarifas tendrá también un
efecto sobre los precios, hecho que va a complicar la negociación
salarial. Los primeros en experimentarlo serán el ministro de Educación de la
Nación, Esteban Bullrich, y su par bonaerense, Alejandro Finocchiaro. La propuesta de Bullrich, quien había
planteado un índice de ajuste del 25%, quedó desfasada. En esos ámbitos se han
escuchado quejas por la falta de timing político con que se adoptó la medida.
La reunión del Gobierno con la Mesa
de Enlace marcó la reapertura del dialogo con el campo. Como ya lo
había expresado su presidente, Carlos Melconian, el Banco Nación, –en cuyos despachos
hasta el 10 de diciembre sólo se sintonizaban Canal 7, Encuentro, Paka Paka y
el resto de los canales afines al kirchnerismo–, volverá a tener una presencia
fuerte en el sector. A manera de símbolo y como anticipo de lo que vendrá en
líneas de créditos para el sector, se decidió que el banco vuelva a tener su
tradicional stand en Expo Agro, circunstancia que no ocurría desde el conflicto
por la 125.
La supresión de los “ñoquis”
nombrados en la administración pública por el anterior gobierno representa un
verdadero desafío y un dolor de cabeza para la actual gestión porque en el
camino se cometen injusticias por las que se han dejado cesantes a empleados
que cumplieron con sus tareas en forma cabal. Una cosa es prescindir de los
“ñoquis” y otra muy distinta es la de dejar cesante a personal de carrera. ¿Es
una “desprolijidad” o algo planificado? Esto está creando temor en mucha gente
que se ha desempeñado en el Estado con probidad y eficiencia.
A CFK le molestó ver a gobernadores peronistas con
Frigerio.
El kirchnerismo intentó apropiarse del
Estado como herramienta para mantener cuotas de poder. A manera de ejemplo
veamos lo que ha estado sucediendo en la Secretaría de Derechos Humanos de la
Nación. El edificio que ocupa el organismo fue inaugurado por CFK antes de las
elecciones de octubre. A simple vista es moderno y bien construido, pero según
manifiestan los nuevos huéspedes, es pura carcaza. “Si prenden un aire
acondicionado en el primer piso, se corta la luz de la planta baja”, señala un
funcionario del área.
Curiosamente, parte del personal no
acata las órdenes de las nuevas autoridades. Algunos de los que se niegan a
prestar las tareas que se les requieren se amparan en su condición de personal
de planta para argumentar que eso los pone a resguardo de cualquier intento de
despido.
En el predio de la ex ESMA hay decenas de
edificios, y cada uno le corresponde a alguna agrupación de Derechos Humanos.
El edificio central corresponde a la Secretaría. Sin embargo, cada edificio
tiene un “intendente” y, cada decisión adoptada relacionada con la
infraestructura tiene que ser consensuada entre todos los intendentes. “Esto
parece una reunión de consorcio. Ahora queremos instalar Cablevisión en la
Secretaría y no obtenemos el consenso de la mayoría de los intendentes que
representan a las agrupaciones de corte kirchnerista”, señala otra autoridad.
En uno de los galpones del fondo está
instalado el taller del artista que realizó el perfil de Evita que se instaló
en la cara norte del edificio del Ministerio de Desarrollo Social. “Parece que
al tipo no le pagaron todo o negociaron con ese galpón. El hecho es que
nosotros tenemos que usarlo y el artista no se quiere ir”.
Mientras tanto, el peronismo cruje.
Se sabe que a CFK le molestó la asistencia de los gobernadores peronistas a la
reunión convocada por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Con alguno de
ellos parece que habló para quejarse por su concurrencia. Lo que no imaginó la
ex presidenta fue el reproche que recibió por parte del mandatario provincial a
quien supo “mandonear”.
CFK debería leer con mucha atención el
documento que los gobernadores pertenecientes al PJ firmaron al final del
encuentro que mantuvieron la semana pasada en San Juan. Se habla allí de la
necesidad de llevar adelante una renovación y de hacer una lectura adecuada de
la derrota que sufrió el justicialismo y que sólo parece no haber sido aceptada
ni elaborada por la ex presidenta, La Cámpora y el resto del kirchnerismo duro,
que aún no se han dado cuenta que no manejan ya la caja –el dinero del Estado–
para amedrentar y castigar a quienes hubieran osado rebelarse ante su manejo
despótico del poder.
Producción periodística: Guido Baistrocchi.
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