AFSCA… Por qué Sabbatella debería darse un
"baño de humildad"…
Sabbatella
llegó al cargo como representante el Ejecutivo. Al cambiar el oficialismo, su
rol carece de sentido. Foto: Cedoc
El líder de Nuevo Encuentro es el principal responsable
de que la Ley de Medios pierda carácter constitucional. Las irregularidades que
lo condenan.
© Escrito por Patricio Caruso el miércoles 23/12/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
© Escrito por Patricio Caruso el miércoles 23/12/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Caído en desgracia política, aferrado a la única caja que le queda, el
titular de la intervenida AFSCA Martín Sabbatella repite una y otra vez que se quedará en el cargo
"porque hay que
cumplir la ley". Sin embargo, no son pocos los casos
judicializados por incumplimiento de la normativa, que es lo único que hoy lo
mantiene en el cargo.
Cuando el gobierno kirchnerista se interesó en obtener
los medios de Daniel
Hadad, el magnate K Cristóbal López no tuvo problemas para
comprar la flota de broadcasting encabezados por C5N y Radio 10. Poco le
importó, entonces, a Sabbatella hacer cumplir la misma ley en
la que hoy se escuda: el artículo
Nº 41 establece que las licencias son intransferibles.
La Ley de Medios tenía unos valores: los de la pluralidad
de voces y desconcentración de medios. Pero si para la conveniencia
kirchnerista no eran los mejores, Sabbatella podía ofrecer algunos otros. Eso
fue lo que hizo el 20 de diciembre de 2014 cuando la frecuencia 92.1, en la que emitía FM Identidad, cerró de una forma irregular.
La radio crítica del gobierno K fue comprada por el
empresario kirchnerista Sergio
Szpolski que, lejos de abrir una nueva emisora que emplee
al personal como dicta la ley, decidió ampliar la llegada de Vorterix y lanzar despidos automáticos. Mismas voces, más
radiofrecuencia, menos pluralidad.
La posición de Sabbatella no sorprendió ni siquiera al
opositor en AFSCA Gerardo
Milman, que llevó ambos temas al directorio en distintas
oportunidades y que sólo encontró el silencio del líder de Nuevo Encuentro.
Después de todo el dirigente no está ahí por profesionalista, Sabbatella ocupa
el máximo sillón del organismo, donde hoy se atrincheró, por su condición de
militante.
Y el dirigente está orgulloso de esa pertenencia
política, que nadie sería capaz de reprochar. Lo que sí es reprochable, hasta
en los estrados judiciales, es la "solidaridad gremial" que se le pidió al 50% del
personal contratado en AFSCA para que aporte a Nuevo Encuentro.
Se trata de un porcentaje del sueldo de cada uno de los
ingresantes, que le sirvió al exintendente de Morón para hacer caja partidaria
y fortalecer la estructura nacional de su
espacio, que dejó de ser
bonaerense para conseguir legisladores y dirigentes en distintas provincias.
Perfil.com reveló en junio cómo era el reparto de
matrículas de locutor local, que llevaba a dirigentes de
AFSCA promocionando “el proyecto nacional y popular” a cambio de la
licencia habilitante. Más tarde, esos funcionarios se postulaban como candidatos de Nuevo Encuentro.
Ninguno de los casos citados anteriormente tienen que ver
con el Grupo Clarín y el CEO Héctor
Magnetto, el blanco ideal para Sabbatella. Por si había
dudas de que desmembrar al multimedios era su principal objetivo, el directorio
se ocupó de que todos se dieran cuenta.
Mientras AFSCA se demoraban a tratar el caso
Telefónica, avanzaban a paso veloz
con el caso Clarín; mientras adecuaban de oficio su propuesta, le extendían las
prórrogas al Grupo Nemesio; mientras permitían las ventas a empresarios amigos,
cada vez que alguien ofertaba canales de Clarín, repetían que las licencias
eran intransferibles.
De todas maneras, si el "objetivo militante"
de Sabbatella era
desmembrar Clarín, se puede decir que tampoco fue un buen militante. El premio
que tenía era ser ungido como candidato K a la gobernación de Buenos Aires. Si
bien Sabbatella recibió las felicitaciones de la mandataria cuando la Corte
declaró la constitucionalidad de la norma, se tuvo que conformar con la
candidatura a vice bonaerense, de un candidato con una alta imagen negativa.
Para esa instancia, lo que la ley diga tenía cada vez
menos sentido: cuando Editorial Perfil presentó dos pliegos para obtener licencias de TV Digital, en mayo de este año, pocos eran los que creían que el directorio
kirchnerista haría caso a la norma y le extendiera las licencias a un grupo que
había sido discriminado por la pauta oficial.
Las sospechas se confirmaron el 24 de septiembre, cuando
en la orden del día informaron que las dos licencias quedarían desiertas: las áreas técnicas no se animaron a firmar los pliegos
de los grupos
Szpolski y López, que acumulaban distintas
irregularidades.
El kirchnerismo no tuvo la voluntad política de poner en
práctica la pluralidad de voces, que promociona, y prefirió no dar a ninguno
los canales con excusas rápidamente refutadas por el grupo periodístico.
Sabbatella podría convertir a la Ley de Medios en uno de sus epitafios: su
situación es crítica. En el peronismo duro es visto como un “oportunista”, su
municipio está en manos del marido de la gobernadora y es rechazado
rotundamente por el electorado moderado, por su gran exposición en la “madre de
todas las batallas”.
El dirigente quedó expulsado virtualmente de la política por el
electorado, que le dio la espalda en Morón y en la Provincia de Buenos Aires.
Su único escudo es esta norma que podría perder validez constitucional si prospera alguna de la media decena de casos
judicializados que enfrenta.
Es que la Corte Suprema de Justicia fue clara al afirmar
en su fallo de constitucionalidad que toda la norma "sólo tenía
sentido" si el organismo regulador demostraba "imparcialidad del
Poder Ejecutivo". Sólo uno de estos casos podría hacer que la norma pierda
efecto.
Antes de la asunción de Mauricio Macri en la Casa Rosada, se dio un caso emblemático: Milman renunció a su cargo como director de AFSCA. "Yo estoy como representante de la oposición, no tenía sentido que me quedara cuando ahora soy oficialista", explicó.
Ante la resistencia del dirigente, el macrismo tomó la misma
decisión que Néstor
Kirchner con otros entes autárquicos como Enargas (Ente Nacional Regulador del Gas), ETOS (Ente
Tripartito de Obras Sanitarias) y ENRE (Ente Nacional Regulador
de Electricidad): la intervención por 180 días.
A la conducción de Sabbatella en la AFSCA nunca debieron haberla
intervenido: el líder de Nuevo Encuentro debió haber seguído el ejemplo de su
adversario diario: si Milman no podía seguir representando a la oposición
siendo oficialista, Sabbatella debió aceptar que no podía seguir militando
un oficialismo que se va del poder desde el mismo lugar que lo transitó: una trinchera.
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