Un viejo rival argentino del Papa sembró dudas sobre
el debate sinodal…
Asamblea. Leonardo Sandri, de
71 años, participa en las deliberaciones del Sínodo extraordinario para la
familia dirigidas por el Pontífice, que concluirán dentro de una semana. Foto: AFP y Cedoc Perfil
Preguntó si el Sínodo debía seguir el texto impulsado por
Francisco u otro presentado por el sector más conservador.
Desde que Jorge Mario Bergoglio se sentó en el trono de Pedro, Leonardo Sandri bajó el
perfil. Al influyente cardenal ya no le conviene enfrentarse abiertamente
con su antiguo rival en la interna episcopal argentina: ahora
Bergoglio es Papa. Sin embargo, en los últimos días trascendió que Sandri fue
uno de los purpurados que, intramuros, sembraron dudas sobre la metodología de
trabajo implementada por el Pontífice en el Sínodo extraordinario de obispos
sobre la familia.
El clima que se vive en el Sínodo quedó esta semana en evidencia tras la filtración de una carta que un
grupo de cardenales conservadores le envió a Francisco, en la que criticaron
aspectos organizativos y expresaron su temor sobre la posibilidad de que se
facilite la comunión de católicos divorciados en segundas
nupcias. Algunos de los supuestos adherentes desmintieron haber firmado la
misiva, pero nadie negó su existencia ni su contenido esencial.
Sandri no figura en la lista de los que suscribieron la
carta. Sin embargo, antes que eso fue uno de los pocos cardenales que tomaron
la palabra en el Sínodo para pedir aclaraciones sobre las pautas fijadas para
el debate.
Algunos días atrás, el sitio web de la Conferencia
Episcopal de Polonia publicó un resumen de los discursos que los padres
sinodales pronunciaron ante el pleno durante la sesión de apertura del 5 de
octubre. Las fichas difundidas por el arzobispo de Poznan, Stanislaw Gadecki,
quebraron las normas establecidas para la asamblea, según las cuales el
contenido de las intervenciones debía ser reservado.
Pocas horas después de que aparecieron en internet, las
alocuciones fueron borradas. Pero ya se habían replicado en varios sitios
católicos.
De todos los cardenales que hablaron, sólo dos
expresaron dudas sobre la metodología. Uno fue el australiano George Pell,
el mismo que después se encargó de entregarle la carta crítica al Papa. El otro
fue Sandri. Según las anotaciones del polaco Gadecki, el argentino “habló del
método de trabajo en los ‘círculos menores’ y preguntó sobre cuál de los textos
deberían basarse”. Sandri se refería a la controversia que causó el informe
introductorio pronunciado por el cardenal conservador húngaro Peter Erdö en la
apertura del Sínodo.
Se suponía que Erdö debía hacer un resumen fiel del
Instrumentum laboris, el documento de trabajo que Francisco fijó como guía para
los debates y que expresa el espíritu de las discusiones preparatorias de 2014.
Pero el húngaro introdujo modificaciones dirigidas a clausurar cualquier
apertura a los divorciados. Lo que preguntó Sandri fue si los cardenales debían
atenerse al Instrumentum o a lo que dijo Erdö.
Aclaración.
Al día siguiente, el Papa en persona debió salir a
aclarar que los únicos documentos oficiales del Sínodo eran sus discursos de
apertura y clausura, la relatio final y el Instrumentum, inspirado por el
cardenal progresista alemán Walter Kasper.
Consultadas por Perfil, fuentes vaticanas cercanas
al Papa le restaron importancia a la intervención del argentino. “Su pregunta
no fue polémica: muchos estaban con la misma duda y era mejor aclararla. En el
Sínodo hay mucha gente mayor, se hablan distintos idiomas... de todos modos,
esta cuestión ya quedó superada”, dijeron.
Sin embargo, los vaticanistas coinciden en que ningún
cardenal desconocía que la voluntad del Papa era que se trabajara con el
Instrumentum laboris en su versión original, ni que lo dicho por Erdö no
expresaba el espíritu aperturista deseado por Francisco. Sandro
Magister, el vaticanista que filtró la carta de los conservadores, dijo a
este diario que “las palabras del cardenal Sandri sugieren que no acepta el
Instrumentum como base adecuada para el debate”. En opinión de Andrés Beltramo,
del sitio especializado Vatican Insider, “los reparos de Sandri se
inscriben en las quejas de un sector que se opone a la
apertura a los divorciados, y que ataca sobre la cuestión metodológica para embarrar
la cancha”.
Disciplinado.
Extramuros, Sandri jamás criticaría al Papa. “Está con un
perfil bajísimo –comentó a Perfil un viejo amigo del cardenal en Roma
que lo frecuenta desde hace años–. Es lógico: ¿quién se va a enfrentar al Papa?
Si se alinea es por conveniencia, no por convicción. A veces es preferible
tirar la piedra y esconder la mano”. Otra fuente diplomática del Vaticano
coincidió en que hoy Sandri “está disciplinado”.
No obstante, en el Episcopado argentino describen al
cardenal como un “habilísimo intrigante”. Llamó la atención el hecho de
que las cuestiones de los circoli minori y del Instrumentum laboris, planteadas
por Sandri, coinciden con algunas de las quejas centrales que el grupo
conservador expresó en la carta a Francisco. Este diario intentó comunicarse
con Sandri para conocer su opinión sobre la misiva, pero no obtuvo respuesta.
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© Escrito por Facundo F. Barrio el domingo 18/10/20154 y
publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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