De Massa a menos…
Con uñas y dientes, Sergio Massa. Dibujo:
Pablo Temes
La posibilidad de una oposición unida parece alejarse por completo. La caída del Frente Renovador.
La candidatura presidencial de Sergio Massa ya no
tiene destino. La semana que pasó fue catastrófica para él. La sangría de
varios de los intendentes que fueron clave en la construcción
política que hace apenas dos años lo llevó a su resonante triunfo electoral
vació al Frente Renovador. “Se la
creyó”, fue la frase lapidaria con la que uno de los operadores que más
contribuyeron a aquel éxito –hoy lejano– describió las razones de una sonora
caída libre que parece aún no haber tocado fondo.
En diciembre de 2014, el ex
intendente de Tigre disputaba en las encuestas cabeza a cabeza el liderazgo de
los candidatos presidenciales con Daniel Scioli. Eso ya es
pasado. A seis meses de aquel momento, esas mismas encuestas exhiben un
retroceso que ha llevado a diezmar las filas del Frente Renovador y dejar a
Massa sin plata para la campaña y sin proyecto.
La decisión de Francisco de Narváez de
deponer su precandidatura a la gobernación de la provincia de Buenos Aires
respondió a una maniobra de última instancia para forzar un acuerdo con Mauricio Macri. Curiosa
parábola la de De Narváez, ya que fue su precandidatura a la gobernación el
hecho que disgustó a Darío Giustozzi –fundacional y clave del Frente Renovador– y lo empujó a
abandonar sus filas. “Es un gesto en pos de la unidad”, explicó el ahora ex
precandidato para marcar su apelación a Macri a fin de que modifique su actitud
de intransigencia.
Paradojas de la política argentina: De Narváez y Macri
supieron formar parte de aquella Unión-PRO que, con la participación de Felipe
Solá, le asestó una dura derrota al Frente para la Victoria, cuya lista
encabezaron Kirchner, Scioli y Massa; hoy, en cambio, casi ni se saludan.
Por el momento, en el PRO se mantienen
inmutables: no habrá unión con nadie del FR. En la reunión que hubo
el viernes pasado en Mar del Plata quedó plenamente ratificada esa postura,
para cuyo sostenimiento juegan un rol fundamental las encuestas que aporta Jaime Duran Barba –convertido
ya en un gurú por el núcleo duro del partido–, quien insistió en que una
alianza con el massismo desdibujaría a Macri y, lejos de beneficiarlo, lo
perjudicaría.
Como se adelantó en la edición de ayer de Perfil,
Duran Barba fundamentó su posición a través de una encuesta que muestra a Macri ganando
con 33% de los votos, seguido por Scioli con el 28%, y muy atrás Massa
con el 14%. Con un escenario de segunda vuelta, se predice el triunfo del PRO.
La línea que representa Emilio Monzó, en tanto,
no se resigna y no baja sus banderas. La reaparición ocurrida en estos días del
dirigente del peronismo que aboga y trabaja intensamente en pos de la
conformación de una alianza entre el PRO y el FR ha dado algo de aire a los que
comparten la convicción de que sin esa unión el triunfo irá a manos del Frente
para la Victoria. Lo que no se descartó como alternativa que podría dar algo de
aire a esa postura es la apertura de las listas de legisladores para dar cabida
a emigrados del FR.
Vice.
En ese marco, en la interna del PRO las
conjeturas están a la orden del día respecto de la precandidatura a la
vicepresidencia. Los nombres en danza son los de Gabriela Michetti, Marcos
Peña y Rogelio Frigerio. Esta definición está dando una disputa sorda que
perturba a Macri. Si fuera por lo que aporta en imagen y nivel de conocimiento,
la elección recaería sin lugar a dudas en Michetti. “A Mauricio le pesa que
se piense que Gabriela lo hará presidente”, confiesa una dirigente
histórica del PRO, y agrega: “Es ahí donde gana fuerza Marcos (Peña), en cuyas
manos está toda la negociación por la integración de las listas, hecho que le
confiere un gran poder al que muchos dentro del partido le temen”.
En el
kirchnerismo viven toda esta realidad de la oposición con euforia.
La negativa de Macri y la deserción de De
Narváez han dado pie a otra posible alternativa que, como conjetura, ha crecido
en estas horas: que Massa decline su precandidatura presidencial y
baje a la provincia de Buenos Aires con una boleta corta. Ello equivale a decir
que el ex intendente de Tigre se presentaría como candidato a gobernador y que
el FR no tendría candidato a presidente.
Esta es una posibilidad que preocupa al
Gobierno y a la que, por ende, le viene prestando mucha atención. La
gobernación de la Provincia podría ser para Massa el trampolín desde donde
relance e intente reconstruir su sueño presidencial, que hoy ha quedado trunco.
En el kirchnerismo viven la realidad de la
oposición con euforia. Una de las cosas que más entusiasmo producen en el
entorno presidencial es que la interna entre Scioli y Randazzo está al rojo vivo. Hoy, el ganador claro e
indiscutible es Scioli. Sin embargo, en las segundas líneas del gobernador no
todo es tranquilidad: hay quienes reconocen el crecimiento que del ministro de
Interior y Transporte, a quien el acelerado paso con el que se están reabriendo
ramales ferroviarios le está dando una visibilidad de la que carecía hasta hace
un año.
A eso hay que agregar el favoritismo que existe hacia él por parte de
la Presidenta, interesada en esmerilar lo máximo posible al gobernador, por
quien nunca sintió gran cariño y de quien desconfía. Randazzo, por su parte, no
oculta su sentimiento de desprecio hacia su contrincante, lo que no se cuida de
manifestar ni en ámbitos privados ni en públicos.
Quien se beneficia con todo esto es Cristina Fernández de Kirchner, que
hoy mantendrá en el Vaticano su último encuentro en calidad de presidenta con
el Papa. De allí regresará para abocarse a la tarea de definir las listas de
candidatos con las que aspira a mantener el poder más allá del 10 de diciembre,
cuando deje el gobierno, circunstancia que comienza a pesarle.
Producción
periodística: Guido Baistrocchi.
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© Escrito por
Nelson Castro el domingo 07/06/2015 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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