Pudo
ser fiesta, pero volvió a quedar en deuda…
Juegan
Argentina y Jamaica y vos sos argentino. Entran a la cancha Messi, Di María,
Pastore y compañía contra una banda de entusiastas grandotes caribeños. Te
invitan a la fiesta. Imaginás que te vas a encontrar con una entradita de
salmón ahumado o gambas al ajillo, y después tal vez un lomo a la pimienta, una
trucha a la manteca negra con alcaparras y puré duquesa o ranas a la provenzal.
Te creés que el vino va a ser Rutini, ponele, o un Escorihuela Gascón, y que de
postre habrá frutos del bosque con helado de crema americana. Vas, mirás, olés
y algo de eso te sirven, pero apenas te dejan probar un poquito, no pasás de la
degustación. Esas cosas te ocurren con la Selección Argentina. Se dieron contra
los paraguayos y te volvieron a pasar ayer. Te amenaza con el banquete y te
termina dejando medio vacío, con gusto a poco.
Es
cierto que el equipo argentino consiguió el cuádruple objetivo: 1) ganar el
partido; 2) clasificarse en primer lugar de la zona; 3) que no se lesionara
ningún jugador; 4) que no recibiera amarilla ninguno de los que estaban en
capilla.
Y una
mirada resultadista llevaría a pensar entonces que está todo bien, que no hay
nada de qué quejarse. Pero si se rasca un poco, si se sale de lo superficial
quedará claro que se desaprovechó una gran oportunidad de lograr una goleada,
elevar la autoestima y avisarles a los contrarios que tengan cuidado. Vale
decir, algo de lo que sí hizo Chile en su partido contra Bolivia.
El
equipo de Martino pudo haber goleado porque oportunidades no le faltaron. Después
del gol (una buena media vuelta de Higuaín luego de un pase lateral de Di
María), el mismo Higuaín metió un tiro en el travesaño, Di María metió un
zapatazo que rebotó en el horizontal, y el arquero atajó dos pelotas
dificilísimas ante remates de Di María, Messi (gran volada hacia atrás en un
tiro de emboquillada) y Pastore.
Pero la
goleada no llegó. Como ante Paraguay o ante Uruguay, generó muchas llegadas,
pero concretó pocas. ¿Mala suerte? Sí, puede ser. Pero problemas de definición
también hubo: un pase de más, un tiro apresurado, un remate al arco cuando
había un compañero mejor colocado.
Y lo
peor de todo es que, como no se convirtieron los goles, el equipo terminó
apretado, asustado, comprometido con los centros de un rival muy inferior que
se agrandó en el final del partido. Bastó que los jamaiquinos cambiaran sobre
el final el plan A (tratar de que no los goleen) por el plan B (má si, vayamos
un poco al frente) para que la Selección Argentina se derritiera en el fondo,
mostrara grietas, inseguridad, susto. El síndrome de Paraguay, volviendo a las
cuestiones psicológicas que tanto juegan en el fútbol. Fueron cinco, diez
minutos que causaron estupor.
Esos
mismos rivales que en el primer tiempo no habían pasado la mitad de la cancha,
esos mismos que mostraban su torpeza con algunas faltas ingenuas, esos que sólo
mostraban buena voluntad, de pronto pasaban al ataque, llegaban hasta el fondo
y metían la pelota en el área. Los fantasmas de Paraguay entraron a la cancha,
al punto que en una jugada se dio una situación de flipper entre tres
defensores argentinos, que querían sacar la pelota del área y mandarla a Puerto
Montt.
Algo de
responsabilidad se les puede achacar a los técnicos, que sacaron a Pastore (que
no estaba jugando tan bien como contra Uruguay, pero no desentonaba) y pusieron
a Pereyra, con lo que se perdió algo de posesión de la pelota. Pero no se debe
caer sólo sobre Pereyra; todos se cayeron en picada y cuando entró Tevez el
equipo ya estaba deshilachado.
Lo
flojito de ese final terminó opacando los buenos momentos que produjo el equipo
en la primera parte, en la que se empezó a cumplir con el trámite de liquidar
el partido en el marco de algunos toques de lujo y buenas triangulaciones para
atravesar una férrea defensa rival. Pudo ser fiesta, pudo ser goleada, pero
quedó gusto a poco. Muy poco.
Estadio:
Sausalito (Viña del Mar).
Arbitro:
Julio Bascuñán (Chile).
Gol: 10m Higuaín (A).
Cambios:
58m Pereyra por Pastore (A), 70m Taylor por Hector, Dawkins por Laing (J) y
Tevez por Higuaín (A), 77m Barnes por Brown (J), 83m Lamela por Di María (A).
© Publicado el domingo 21/06/2015 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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