Cuba para primerizos…
Los edificios
coloniales de La Habana son una de sus principales señas de identidad. Foto:
Shutterstock
A esos
principiantes que babean con la isla caribeña se dirige esta hoja de ruta que
arranca con Hemingway en La Habana y recorre todos sus hitos, desde el ron a la
huella del Che, la trova santiaguera o los playones de los Cayos.
Siempre hay una primera vez en Cuba. Y a
todos esos principiantes van dirigidas estas recomendaciones para disfrutar de la isla caribeña
exprimiendo sus principales señas de identidad: arquitectura, ron, tabaco,
trova... Para abrir bocado, aquí van estas recomendaciones básicas.
1. Faranduleo en La Habana
Ernest Hemingway
estuvo en todas partes, de acuerdo, pero sus huellas desparramadas por La
Habana siguen casi igual de vivas que cuando pasaba los días acodado en las
barras del Floridita o de La Bodeguita del Medio, dos paradas alcohólicas
imprescindibles hoy en la capital cubana. En el hotel Ambos Mundos de la calle
Obispo trazó, en cambio, los primeros capítulos de Por quién doblan las
campanas. Al mítico Nacional hay que ir para sentir a Frank Sinatra, Ava
Gardner o Gary Cooper. La mafia también se dejó caer por estos lares, con Lucky
Luciano y Al Capone a la cabeza.
2. Ritmo en Santiago
Santiago de Cuba, allá en el Oriente, sigue los parámetros arquitectónicos de una clásica ciudad
colonial. Calles en cuadrícula, empedrados,balcones, patios a la andaluza y demás. Pero por si algo destaca la
ciudad es por su vena musical. Y es que aquí se mezclaron todas las etnias
posibles: africanos, franceses, indios, españoles, asiáticos... De ahí que
también surgiera la trova, el bolero, la
guaracha, el son, la conga... A
gusto del consumidor, pero la Casa de la Trova hay que visitarla sí o sí. Hay
más: su alocadísimo carnaval y su imagen como «cuna de la Revolución». Aquí fue
donde Fidel Castro asaltó el cuartel Moncada, emblema del régimen de Fulgencio
Batista, en 1953.
3. Ron en Varadero
Aunque a Varadero uno va para tostarse
al sol (mojito o daiquiri en mano) en alguno de los muchos mega complejos hoteleros que
pueblan la costa (espectacular, por cierto), la zona más turística del país
también es patria del ron cubano. Empezando por el homónimo, el Varadero, uno
de los más populares. Un buen lugar para dar cuenta de ello es la Casa del Ron, a rebosar de visitantes cualquier día. Ah, el citado Al
Capone tenía una mansión aquí (en Villa Punta Blanca, en concreto),
reconvertida ahora en restaurante.
4. Arquitectura en Trinidad
Pasar la
noche en una antigua casona con más de 200 o 300 años de antigüedad es uno de
los grandes pluses de Trinidad, en el centro de la isla. No en vano, toda la
ciudad destila ecos coloniales, ya sea en su empedrado, su Plaza Mayor o sus
fachadas de colores pastelosos. Por algo, para muchos, es la urbe más bonita
del país. No nos alejamos del meollo de Cuba, ya que la siguiente parada es
Cienfuegos, otra ciudad cuadriculada y colonial, aunque fundada por los
franceses. Las principales industrias están aquí, pero nada de aires grises.
5. Playones en los Cayos
En
cualquier orilla de la isla hay lugar para un selfie en toda regla con el
Caribe más paradísiaco al fondo. Pero es altísimamente recomendable escaparse a
los Cayos (Cayo Largo, Cayo Santa María, Cayo Coco, Cayo Guillermo...) para
completar la imagen de postal. Muy típico (y muy guiri, las cosas como son) es
contratar una excursión de día que incluye paseo en catamarán, con langosta
incluida. Pero mucho mejor si optar por dormir en este pequeño edén color
turquesa.
6. Revolución en Santa Clara
El 28 de
diciembre de 1958, en plena lucha contra la dictadura de Batista, el Che
Guevara se enteró de que un tren blindado hasta arriba de municiones se dirigía
hacia Santiago. Lo interceptó en Santa Clara, su ejército se creció y el 1 de
eneró el dictador huía rumbo a República Dominicana. El tren sigue intacto al
norte de la citada Santa Clara, donde se alza la Plaza de la Revolución, con el
Mausoleo de los Mártires (y los restos mortales del Che) como epicentro.
También hay un museo dedicado al argentino, con fotos inéditas, cartas, ropa y
hasta las jeringuillas que usaba con sus camaradas en calidad de médico.
7. Amor en Camagüey
Camagüey,
en el centro, es famosa por sus iglesias y sus enormes tinajas de barro
importadas por alfareros catalanes. Las verá en cualquier patio y si prueba su
agua quedará enamorado para siempre... Eso, al menos, dice la leyenda. También
merece la pena conocer el Valle de los Ingenios, con su infinidad de campos de
cañas de azúcar y declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco de
1988 junto con Trinidad. Se puede atravesar en tren de vapor, pero infórmese
antes de si funciona. Puede ser que ese día precisamente no.
8. Tabaco en Viñales
Otro de los
grandes hitos cubanos es el tabaco. O mejor, los puros. Y Viñales, a 30
kilómetros de Pinar del Río, es el lugar de donde salen. Basta echar un vistazo
a su alrededor, donde los bugueros (o plantadores de tabaco) siguen trabajando
como lo hacían antaño, entre bohíos (típicas casas campesinas con el techo de
palma), hojas secándose al sol, bueyes, carros... Con esta panorámica de
Viñales en la retina se entiende que el valle fuera declarado Patrimonio
Mundial de la Unesco.
Más información en www.turismodecuba.info
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