"A la Mona lo hice un poquito hincha de Huracán"…
Ramón Abila, goleador del 2014, cuenta que el rey del cuarteto simpatiza
con el Globo y que "sufrió con la Copa Argentina". La historia de dos
cordobeses que la pelearon de abajo. "La Mona es Dios", dice el 9.
Bien ahí.
Corría el año
1972, Belgrano y Talleres se veían otra vez las caras. El clásico más
importante de Córdoba sería testigo de un partido que quedaría marcado por
siempre en la historia. Pero no tanto del fútbol, si no más bien de la música,
ya que ése fue el último encuentro que presenció Carlos La Mona Jiménez. El
joven cuartetero de 21 años, que por aquellos días se disfrazaba y popularizaba
el “bien ahí” como también ese movimiento característico con sus manos que lo
vio crecer en los escenarios, gracias al envión de su tío Coco Ramaló,
vinculado con el Cuarteto Leo, ideólogo del Cuarteto de Oro, y que ya había
formado parte de Cuarteto Berna, recibió un botellazo en la cabeza y estuvo
internado cuatro meses.
¿¡Quién se ha tomado todo el vino!? Sin embargo, y si bien ya no se lo ve por las canchas, el fútbol le dio muchos amigos a La Mona, tal como sucede con Carlos Tevez, quizá uno de los más famosos. Pero a la vez hay otro al que le está yendo bien, que es campeón, que ascendió a Primera, que fue el máximo anotador de la B Nacional y que es el goleador de 2014 (ver aparte). “A La Mona lo hice un poquito hincha de Huracán. Le tomó aprecio al equipo y hace fuerza para que me vaya bien porque me quiere mucho. El vio todos nuestros partidos y sufrió muchísimo en la Copa Argentina y el final del torneo”, cuenta Ramón Abila, 9 del Globo, que desborda amor y pasión por el rey del cuarteto.
¿¡Quién se ha tomado todo el vino!? Sin embargo, y si bien ya no se lo ve por las canchas, el fútbol le dio muchos amigos a La Mona, tal como sucede con Carlos Tevez, quizá uno de los más famosos. Pero a la vez hay otro al que le está yendo bien, que es campeón, que ascendió a Primera, que fue el máximo anotador de la B Nacional y que es el goleador de 2014 (ver aparte). “A La Mona lo hice un poquito hincha de Huracán. Le tomó aprecio al equipo y hace fuerza para que me vaya bien porque me quiere mucho. El vio todos nuestros partidos y sufrió muchísimo en la Copa Argentina y el final del torneo”, cuenta Ramón Abila, 9 del Globo, que desborda amor y pasión por el rey del cuarteto.
-¿Qué significa
la Mona para vos?
-¡Es Dios! Para
nosotros, los cordobeses, es Dios. Yo lo voy a ver a los bailes desde siempre,
pero tuve la suerte de conocerlo mediante un amigo cuando ya jugaba en
Instituto. Para mí fue un honor. Y de ahí pasamos a hablarnos cada tanto, y a
comer asados y compartir ensayos.
-¿Le gusta el
fútbol?
-Es muy
futbolero, y sabe mucho. Además ve todos los partidos porque tiene que estar al
tanto de cómo les va a los equipos cordobeses porque a él lo siguen hinchas de
los clubes de la provincia y por eso tiene que saber si uno ganó, si perdió, si
ascendió... Es un apasionado.
-¿Lo pudiste ver
después de ser campeón y del ascenso con el Globo?
-El domingo
pasado estuve con él, en Margarita, cuando dio el último recital de fin de año.
Me felicitó por todo lo que logramos y me dijo que nunca bajara los brazos.
Siguió a Huracán en todo este tiempo. Sufrió muchísimo con la final de la Copa
Argentina.
-¿Cantaste?
-¡Noooo, jaja!
Una sola vez lo hice con él. Me llamó cuando salimos campeones y ascendimos con
Sarmiento, que también fui goleador, y me invitó al show que hizo por sus 45
años. Imaginate lo que fue eso para mí, ¡Me estaba llamando mi ídolo! Fue
increíble porque además estaban Carlitos Tevez, que había sido campeón con el
Manchester City, y el Hachita Ludueña, campeón con el Santos Laguna.
-¿Y cómo fue
eso?
-Soy mejor
picándosela a los arqueros que cantando, ja. Canto porque me gusta mucho su
música, pero sinceramente no tengo chances. Aunque le pongo muchas ganas, eh.
Wanchope,
apodado así por Paulo César Wanchope, delantero de Costa Rica que el mismo día
que le hizo dos goles a Alemania en el Mundial de 2006, Abila también mojó en
Instituto, nació hace 25 años en Remedios de Escalada, un pueblo de Córdoba
Capital.
“Empecé en Unión Florida a los seis años. ¡Era arquero! Pero después me aburrí porque yo quería correr con la pelota, así que me fui arriba”, dice el punta al que el Globo le compró el pase en algo así como tres millones de pesos. “Ya a los 15 años arranqué a jugar en la Liga local y ahí sí que me mataban a patadas. Eran todos tipos de 35, 40 años y yo apenas de 15. Pero me destacaba igual”, avisa.
“Empecé en Unión Florida a los seis años. ¡Era arquero! Pero después me aburrí porque yo quería correr con la pelota, así que me fui arriba”, dice el punta al que el Globo le compró el pase en algo así como tres millones de pesos. “Ya a los 15 años arranqué a jugar en la Liga local y ahí sí que me mataban a patadas. Eran todos tipos de 35, 40 años y yo apenas de 15. Pero me destacaba igual”, avisa.
-Tenés una forma
particular de definir, ¿te sirvió ser arquero de chico?
-Era muy pibe,
pero creo que sí. Pasa que también miro mucho fútbol y observo a los delanteros
y a los arqueros: dónde se la juegan más, qué mano les queda más lejos, etc.
-Si te digo “los
cagones no hacen historia...”
-Ja, es una de
mis frases, la dije después de ganar la Copa Argentina. Esa y “Plata y miedo
nunca tuve”, son mis maneras de manejarme en la vida.Siempre digo que prefiero
estar al límite a pasar desapercibido. Me gusta mi manera de definir, me gusta
inventar cosas, chilenas, tijeras y eso.
-Kudelka dijo,
riéndose, que el mejor jugador del Globo no fuiste vos porque “las metió todas
después de que me fui”.
-¡Y tiene razón!
No se me dio antes. Me dolió mucho la manera en la que se fue Frank porque sé
qué clase de persona es. Es una lástima que no la metiéramos antes. Por suerte,
en el último tramo sí. El equipo es como que se acomodó y nos empezaron a salir
las cosas. Pero Kudelka no merecía irse así.
No todas son buenas en la vida de Abila,
lamentablemente. Agustín tiene un año y ocho meses, es el hijo de su hermana, y
sufre fibrosis quística, una enfermedad hereditaria. “Mi sobrino la está
peleando como un campeón, pero es una situación delicada la que estamos
viviendo en la familia. Hay que ayudarlo a él y a los nenitos”, cuenta y ya
mismo se puso en campaña debido a que está armando una movida para dar una
mano. “Queremos hacer partidos a beneficio y ayudar a los chicos con esta
enfermedad, ya que además los tratamientos son caros”, dice. Y cierra: “Con
estas cosas te das cuenta de que lo que vale es otra cosa, es la salud de un
bebé. Esto sí es de vida o muerte, no el fútbol”.
© Escrito por Nicolás Migliavacca el miércoles
31/12/2014 y publicado por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
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