Piedra, papel o tijera para tres…
Siempre tuve la curiosidad por entender cómo se
trasladan los cuentos, las historias, los chistes, los juegos, no sólo de
generación en generación, sino también atravesando las distintas culturas.
Naturalmente, uno tiene una respuesta muy fácil a mano: turistas, inmigrantes,
viajeros, pergaminos, libros, imprenta, películas, videos, internet, etc.,
etc... De acuerdo. Pero al mismo tiempo, yo me he sorprendido varias veces en
distintos países del mundo contando un cuento... algo así como una historia con
un final que me parecía local, o de características más latinas (por elegir un
ejemplo) y sorprenderme con que en el lugar en donde yo la estaba contando ya
se conocía alguna versión “adaptada”.
Pero, ¿por qué esta introducción?
Es que hay un juego muy particular al que yo he visto jugar desde que era niño
(y eso sucedió hace muchísimo... muchísimo tiempo) en donde se decidía quién se
quedaba con algún objeto o quién tenía que barrer o levantar los platos de la
mesa... (y usted agregue acá lo que quiera). ¿Qué juego? Bien.. “¡Piedra, papel
o tijera!”
Estoy casi seguro de que usted
escuchó hablar de él, pero en todo caso escribo acá una versión abreviada.
Suponga que hay dos personas que tienen que dirimir algo (no importa qué). Uno
siempre puede lanzar una moneda al aire, por supuesto, o encontrar algún otro
método. Pero también es posible decidirlo de la siguiente forma: cada una de
las dos personas cierra el puño y hace un gesto como si estuviera por golpear
arriba de una mesa tres veces consecutivas. La diferencia está que a la tercera
vez, puede optar por una de estas tres situaciones:
a). Abre la mano y
la deja extendida.
b). Muestra el
índice y el dedo mayor de esa mano extendidos (como formando una letra V, pero
horizontal).
c). Deja el puño
cerrado.
Con el primer gesto, uno trata de
representar un papel.
Con el segundo, una tijera.
Con el último, trata de
simbolizar una piedra.
Lo interesante del juego es que
no hay una forma de ganar en el 100 por ciento de los casos, sino que las
reglas son:
1). La piedra
rompe la tijera (y por ende, gana), pero pierde frente al papel (que la
envuelve).
2). La tijera
corta al papel (y le gana), pero pierde frente a la piedra que rompe la tijera.
3). El papel
pierde frente a la tijera (que lo corta), pero gana frente a la piedra (a la
que envuelve, como quedó dicho más arriba).
En el caso de que los dos
participantes exhiban lo mismo, entonces se declara un empate transitorio, y
vuelven a jugar hasta que los dos muestren dos objetos distintos.
Es un juego bien elemental y que
se viene jugando desde hace siglos... y no crea que pongo la palabra “siglos”
en forma inadvertida, sino que la/lo invito a que –si tiene mucho tiempo sin
ocupar– bucee en Internet, y verá que hay registros de que se jugaba a “piedra,
papel o tijera” desde por lo menos el siglo XVII.
No interesa ahora tampoco que el
juego sirve para dilucidar situaciones que viven niños en Sudamérica, así como
en Italia, España o Inglaterra, pero también en Estados Unidos y Japón.
Y acá paro con el tema de piedra,
papel o tijera, por lo menos en el caso que involucra a dos personas. La
pregunta que tengo para hacer tiene que ver con tratar de elaborar una
estrategia que permita decidir qué hacer en el caso de tres personas. ¿Cómo
ampliar las reglas del juego que involucra a dos personas cuando se agrega un
participante más? ¿Qué hacer? ¿Cómo elaborar una estrategia para decidir algo
entre tres personas, usando el mismo juego de piedra, papel o tijera en forma
justa?
Esta parte ahora se la dejo a
usted. Yo sigo más abajo.
Una forma de
resolver el problema
Una idea puede ser la siguiente:
en principio, juegan dos de las tres personas involucradas.
Juegan al juego normal. Si alguno de los dos resulta ganador, se terminó el juego: ganó ella (o él).
Juegan al juego normal. Si alguno de los dos resulta ganador, se terminó el juego: ganó ella (o él).
Como usted advirtió más arriba,
podría producirse un empate (si los dos que están jugando mostraran el mismo
objeto). En ese caso, se declara ganadora a la persona que no participó del
juego, y estaba mirando desde afuera.
La pregunta que surge naturalmente
es la siguiente: ¿tienen todos las mismas chances de ganar? Porque es muy fácil
de entender la solución que yo propuse, pero, ¿cómo hacer para corroborar que
ninguno de los tres tiene alguna ventaja o desventaja?
Para eso, es bueno observar la
siguiente tabla (o matriz de 3 x 3):
Si usted cuenta los casos
favorables para cada jugador, advertirá que todos tienen tres posibilidades de
ganar (sobre los nueve resultados posibles). Eso significa que la probabilidad
de éxito es la misma para cada uno de ellos.
Y eso contesta la pregunta. No sé
si será útil dilucidar situaciones de la vida cotidiana jugando a piedra, papel
o tijera, pero no deja de ser curioso que uno pueda ampliar el juego a tres
participantes en lugar de dos 1).
1). Eso sí:
psicológicamente, ¿aceptará una persona “ganar” o “perder” sin poder
participar?
Pero esa ya es otra historia.
© Escrito por Adrián Paenza el Domingo 31/08/2014 y publicado por el Diario
Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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