El Relato genial y las Incongruencias K…
Thomas Grieta. Foto: Pablo Temes
Kicillof
se ha transformado en un gran generador de los dislates oficiales. Para
desacreditarnos, los buitres nos van a decir negros”, fue la frase que utilizó
Axel Kicillof para atacar, una vez más, el fallo favorable a los fondos buitre
del juez Thomas Griesa. De haber sido algún dirigente de la oposición quien
hubiese pronunciado esa frase, ya habría sido acusado por todo el kirchnerismo
de xenófobo y, seguramente, el Inadi lo habría ya amenazado con iniciarle
alguna demanda judicial. Así de simple es el doble estándar que existe en el
mundo K.
Lo que se vive dentro del
Gobierno en relación con Kicillof inquieta y desespera a más de uno de sus
funcionarios. El ministro de Economía, Ajuste, Inflación, Devaluación e
Improvisación no se detiene ante nada. Los efectos deletéreos de su gestión,
tampoco. Cuando asumió su cargo, el 20 de noviembre de 2013, el dólar oficial
cotizaba a 6,12 y el blue, a 9,18 pesos. El viernes, el oficial cerró a 8,40 y
el blue, a 13,50. Para el Indek, a noviembre pasado la inflación llegaba a
10,8%, en tanto que la inflación Congreso era del 28,3%. En lo que va del año,
las cifras de inflación del Indek están en el 16,7% mientras que las del
Congreso alcanzan el 39,4%. Lo preocupante es que, tanto la Presidenta como su
ministro predilecto consideran que esos números son el reflejo de un éxito.
¡Increíble!
El proyecto de ley para
cambiar la sede de pago a los bonistas que tienen acreencias con la Argentina
ha terminado por confirmar el cambio definitivo de rumbo en esta tortuosa
disputa con los fondos buitre. Recuérdese que, cuando se conoció la resolución de
la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos por la cual se dejó firme el
fallo del juez Griesa a favor de los holdouts, Kicillof expresó su idea de
mudar la sede de pago de Nueva York a Buenos Aires. A esta primera reacción le
siguió otra diferente en la que la Presidenta expresó que el Gobierno cumpliría
con el fallo. Allí fue cuando comenzó la negociación con el mediador Dan
Pollack, que culminó en un fiasco en la calurosa tarde del miércoles 30 de
julio pasado en Manhattan. Entonces, Kicillof en su conferencia de prensa en el
Consulado argentino señaló que nuestro país desconocería el fallo del juez,
ofreciéndoles a los fondos buitre las mismas condiciones de pago que al resto
de los bonistas.
La decisión adoptada por el
Gobierno y comunicada por la Dra. Cristina Fernández de Kirchner a través de la
cadena nacional, la noche del miércoles, ha representado una desobediencia del
veredicto de Griesa y, como tal, ha sido un paso hacia la nada, que tendrá dos
resultados concretos: el primero, que el problema no se solucionará; el
segundo, que el gobierno que viene recibirá una pesada herencia que lo
complicará.
Una de las consecuencias de
la falta de resolución del problema habrá de ser una mayor escasez de dólares,
circunstancia que de por sí ya padece la Argentina. Por ende, la actividad
económica se deteriorará aún más. Si al día de hoy las importaciones están
complicadas, lo estarán mucho más en el tiempo por venir. El financiamiento
externo que el Gobierno buscaba con los acuerdos logrados con Repsol y con el
Club de París está hoy bloqueado. Para paliar este déficit se pondrá a trabajar
a la máquina de imprimir billetes, por lo cual, la inflación no tendrá freno.
La historia de la Argentina abunda en la repetición de situaciones como ésta,
que Kicillof, un apasionado por la divulgación de la materia Historia de la
Economía, parece no haber aprendido. Así de sofisticada, pues, es su gestión.
Por otra parte, su
enfrentamiento “a cara de perro” con el presidente del Banco Central, Juan
Carlos Fábrega, no se detiene. Los banqueros que asistieron a la reunión a la
que los convocó Fábrega de urgencia en los días previos al 30 de julio pasado
no paran de expresar su asombro por lo que vivieron aquel día. Estaban todos
los participantes en el despacho de Fábrega, quien, cuando logró que los bancos
acordaran desembolsar el dinero que hacía falta para pagarles a los holdouts
sus acreencias, se levantó para llamar por teléfono a la Presidenta, quien dio
su visto bueno para poner en práctica la operación, pidiendo que se arreglase
su implementación con Kicillof. Esto no le gustó al ministro, quien, con su
ascendiente, convenció a la “doctora” –así es como se refiere a la jefa de
Estado– de dar marcha atrás con la iniciativa.
Según refiere una fuente, que
es uno de los engranajes entre el Ministerio de Economía y la Secretaría de
Comercio, el titular de esa repartición, Augusto Costa, se limita a llevar y
traer información, y acatar las órdenes del ministro Kicillof. En realidad,
todos en dicha Secretaría corren al ritmo del joven ministro sin apartarse una
coma de sus deseos. “El problema es otra vez la escasez de dólares vinculada a
los vencimientos de deuda y al pago de bonos –aclara–. En este caso el
problema es que restan pagar unos US$ 4 mil millones en importaciones que ya
llegaron a la Argentina desde las diferentes casas matrices de las empresas y
aún no se ha remitido el dinero para saldar el compromiso”.
“El plan que ha bajado de
Economía –se sincera la fuente– contempla la cancelación de esa deuda con bonos.
Es decir que las casas matrices de las compañías que tienen sede en Argentina
no recibirían dólares, sino algún tipo de papel a cobrar en un plazo a
determinar. Aún no se sabe de qué manera comunicarlo o, mejor dicho, cómo meter
la tierra debajo de la alfombra”.
Un importador que pidió
reserva de su nombre razonó: “¿Alguien cree que en el exterior, con el fantasma
del default hecho realidad, van a tomar esto con seriedad? Aun cuando tengan
que aceptar compulsivamente la oferta, el riesgo es que decidan cortar el envío
de insumos y productos terminados a la Argentina. Es que nadie quiere hacer
negocios con otra Venezuela”, cerró. Así pues, cabe preguntarse: ¿Cuál será la
próxima genialidad de Kicillof que encandilará a la Presidenta?
Producción periodística:
Guido Baistrocchi.
© Escrito
por Nelson Castro el Sábado 23/08/2014 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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