El motor de la Transición...
Adolfo Suárez. Foto: Fernando Quintella.
El ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez,
de 81 años, ha fallecido a las 15.03 horas en la clínica Cemtro de Madrid por
"EPOC agudizado en el contexto de la enfermedad de Alzheimer", han
informado los médicos que le han tratado. El portavoz de la familia ha
anunciado a las 15.15 horas su muerte. Los testimonios de reconocimiento a su
figura no han parado de sucederse, entre ellos el del Rey, quien ha ofrecido un
mensaje de condolencia apenas 45 minutos después del fallecimiento.
Pocas veces un político recibe en
vida el reconocimiento histórico a su labor. Adolfo Suárez González (Cebreros,
Ávila, 1932 - Madrid, 2014), primer presidente de la democracia española, fue
uno de esos pocos 'elegidos'. Las fechas clave de su vida política coinciden
con los momentos más intensos de la Historia de España en los años que
siguieron a la muerte de Franco.
Muy poco entusiasmo y muchas
críticas provocó su nombramiento, el 3 de julio de 1976. Para los sectores más
conservadores del régimen, el Rey había elegido a un político demasiado joven y
sin experiencia; y la oposición que soñaba con la democracia tampoco recibió
con buenos ojos a quien había sido gobernador civil de Segovia (1969-1973),
director general de TVE (1969-1973) y ministro secretario general del
Movimiento en el gabinete de Arias Navarro (1975-1976). Nadie imaginaba
entonces que, 20 años después, aquel licenciado en Derecho recibiría el premio
Príncipe de Asturias de la Concordia por su «ejemplar comportamiento político
en la fundación de nuestra democracia».
Los 11 meses que gobernó Suárez
hasta la celebración de las primeras elecciones democráticas estuvieron
marcados por la oposición del búnker franquista, el terrorismo de ETA y los
GRAPO y la violencia de los grupos de extrema derecha. Suárez llevó hasta el
límite sus intenciones de diálogo y consenso, teniendo siempre en mente el
objetivo de legalizar los partidos para garantizar unos comicios verdaderamente
libres. Históricos son sus encuentros con líderes como Felipe González (PSOE),
Jordi Pujol (CDC) o Santiago Carrillo (PCE).
La aprobación de la Ley para la
Reforma Política, primer paso para la desaparición del régimen franquista, dio
al proyecto de Suárez la legitimidad social que se le negaba en otras esferas.
Después, la legalización de partidos y sindicatos, la amnistía para presos
políticos y el regreso del exilio de los principales líderes del PCE son sólo
los pasos previos hacia la primera cita con la democracia desde la época de la
Segunda República: el 15 de junio de 1977 la mayoría de los españoles da su
confianza a la coalición fundada por Suárez, la Unión de Centro Democrático
(UCD). Comienza una etapa en la que se firman los Pactos de la Moncloa para el
saneamiento de la economía, se aprueban los estatutos de preautonomía de
Cataluña, País Vasco y Galicia y se redacta, con el consenso de todos los
grupos políticos, la Constitución. El triunfo de la UCD en las segundas
elecciones, las de 1979, convierte a Adolfo Suárez en el primer presidente
constitucional.
Su protagonismo en política estuvo
ligado a la época dorada de la UCD. Las críticas a su gestión provocan su
dimisión, el 29 de enero de 1981. Y como presidente en funciones, jugaría un
papel clave durante el golpe de Estado del 23-F. Después, las divisiones internas
en el partido le llevan a abandonarlo y a abrir su propio bufete jurídico en
Madrid. Pero no renuncia a sus aspiraciones políticas: el recién nombrado duque
de Suárez funda el Centro Democrático y Social (CDS), que en las generales que
en 1982 ganó el PSOE sólo logró dos diputados —la UCD, ya sin Suárez, se
convirtió en la cuarta fuerza política, por detrás de AP y CiU— y que en los
comicios de 1986, desaparecida la UCD, logró hasta 19 escaños. Pero el declive
del partido en 1989 (perdió 5 diputados) y los malos resultados en las
municipales y autonómicas de 1991 confirmaban que lo que Adolfo Suárez tenía
que hacer en política ya lo había hecho en otra etapa de la Historia de España.
De los últimos años al frente del
CDS destaca su actividad en el seno de la Internacional Liberal y Progresista,
primero como vicepresidente de asuntos para América Latina y después como
presidente de la organización. Su presencia activa en escenarios
internacionales en esta época choca con su escaso protagonismo en la política
española, causa —según muchos analistas— del declive que el CDS inicia en 1989.
Pero el ocaso del político no es
nada comparado con la tragedia personal que en esos momentos está a punto de
asomarse a su vida. En 1991, asumiendo su responsabilidad, Suárez dimite como
presidente del CDS, renuncia a su escaño y se retira de la política. Aún no
sabe que su mujer y su hija le necesitarán a su lado en su batalla perdida
contra el cáncer.
Dedicado por completo a su familia,
Suárez sólo rompió su silencio en 1995, para pedir diálogo en medio de la
crispación política que se vivía en el país, y en 2003, para apoyar la
candidatura de su hijo a la presidencia de Castilla-La Mancha. Después, se
'esfumó'. Una enfermedad degenerativa le fue consumiendo poco a poco hasta
privarle de sus recuerdos.
Afortunadamente, la Historia no
olvida.
© Escrito por Sonia Aparicio el
Domingo 23/03/2014 y publicado por el Diario El Mundo de la Ciudad de Madrid,
España.
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